Cuba y el sistema de la ONU concentrarán la colaboración en los próximos años en cinco áreas de trabajo a fin de evitar la dispersión de recursos y aumentar la eficiencia de los proyectos, que contarán con una asistencia superior a los 100 millones de dólares.
"El propósito es enfocar la cooperación en pocos frentes, basados en la política nacional, para aumentar las probabilidades de impacto", dijo a IPS Susan McDade, coordinadora residente del sistema de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Cuba, al explicar la nueva estrategia asistencial de ese foro mundial.
Con ese objetivo, McDade y la ministra cubana para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica, Marta Lomas, firmaron este fin de semana el Marco de Asistencia para el Desarrollo (Manud), un documento programático que se está suscribiendo en todos los países. "La crítica de Naciones Unidas es que la colaboración es muy dispersa y por eso hay poco impacto", dijo la funcionaria internacional, quien resaltó además que el Manud reafirma el compromiso de las agencias de la ONU con la cooperación y ofrece una oportunidad para brindar mayor apoyo.
La elaboración del Manud requirió de un trabajo previo con las autoridades cubanas, que establecieron sus prioridades de desarrollo. Ese proceso de consultas dio como resultado este documento, un "instrumento programático" que por su alcance y extensión deberá ser asumido con dinamismo y seriedad, dijo Lomas.
Tras firmar el texto, la ministra cubana recordó que la colaboración que recibe su país se rige por normas establecidas en la Resolución 15 de 2006. Según ese cuerpo legal, esa cooperación debe estar dirigida fundamentalmente a las prioridades establecidas por el gobierno.
Según el acuerdo, la cooperación se orientará básicamente hacia proyectos de desarrollo humano local, desastres naturales y riesgo, medio ambiente y energía, salud y seguridad alimentaria. Como temas transversales se añaden promover la igualdad de género y otros de los ocho Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM) de la ONU.
En la llamada Cumbre del Milenio, de 2000, los gobiernos del mundo se comprometieron a cumplir para 2015, en base a indicadores de 1990, con las metas de reducir a la mitad la proporción de personas indigentes y hambrientas, lograr la educación primaria universal, abatir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos.
También se incluye luchar contra la expansión de VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
"Eso no quiere decir que no vamos a acordar proyectos fuera de este marco, pero al término de los cinco años, debemos poder decir que 80 o 90 por ciento de la cooperación se encuadra en estas cinco áreas", señaló McDade, también Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Por otra parte, la coordinadora de ONU indicó que se dará mayor énfasis a las provincias orientales Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo— que exhiben índices menores de desarrollo en comparación con el resto del país y, por tanto, "los retos son mayores".
En su opinión, esta nación caribeña tiene "excelentes" posibilidades de lograr todos los ODM e inclusive la mayoría ya los alcanzó. "Pero si vamos al nivel subnacional, vemos que hay diferencias entre las provincias, por eso las autoridades y nosotros tenemos el compromiso de enfocar la asistencia donde hay más necesidad", aseguró.
Al respecto, anunció que está por firmarse un nuevo proyecto por 36 millones de dólares con el propósito explícito de mejorar los servicios de salud en el ámbito de la lucha contra el VIH, causante del sida en las provincias de oriente", señaló.
Al cierre de 2006, en Cuba vivían 6.541 personas con VIH, la amplia mayoría de las cuales eran hombres. Especialistas consultados aseguran que, aunque la región oriental nunca ha sido identificada entre las de mayor prevalencia, en los últimos años se observa un repunte de la epidemia en varias de esas provincias.
McDade consideró que en Cuba se observa "una gran seriedad" en el uso eficaz del financiamiento externo, además de que en todos los proyectos emprendidos con aporte del PNUD está presente el compromiso de la entidad cubana que es contraparte.
"Es decir, todos los proyectos son conjuntos. Cuba tiene una política de asegurar que los insumos nacionales son parte de la contribución del país, eso es algo excepcional en la cooperación internacional", afirmó.
El programa de cooperación aún vigente (2003-2007), aprobado el año del comienzo por la Junta Ejecutiva del PNUD, concentró esfuerzos en crear un ambiente propicio para atraer recursos adicionales destinados al desarrollo en Cuba.
Las principales áreas temáticas abarcaron, entre otras, el fortalecimiento de la capacidad nacional para el Desarrollo Humano, incluido el sector de las tecnologías de información y la industria de la informática, así como el mejoramiento de la seguridad alimentaria.
Esa colaboración también se orientó hacia el mejoramiento de la calidad de vida, con acento en los sectores de la energía, hábitat y ambiente, el manejo del riesgo ante desastres naturales y cambio climático.