La fuerte polémica en Ecuador sobre el significado del llamado socialismo del siglo XXI, que alienta el presidente venezolano Hugo Chávez, calentó la campaña con miras a las elecciones del próximo domingo para delegados a la Asamblea Nacional Constituyente.
Desde el presidente de Ecuador, Rafael Correa, medios de comunicación y candidatos a integrar la Asamblea, hasta ilustres visitantes, como el sociólogo alemán Heinz Dieterich y los ex jefes de gobierno de España Felipe González (1982-1996) y José María Aznar (1996-2004), agregaron leña al fuego en las últimas semanas aportando a la discusión desde posiciones contrapuestas.
Así ocurrió en una conferencia dictada en Quito por Dieterich, precisamente el responsable de formular la tesis que llamó Socialismo del siglo XXI, quien argumentó que uno de los principales ejes de este modelo es que el valor de los bienes se calcule en función del tiempo de trabajo empleado en producirlos, lo cual sería el primer paso para una economía más justa.
En ese sentido, entiende como una necesidad que Venezuela y Cuba apliquen esa propuesta en su intercambio comercial. A modo de ejemplo indicó que Caracas debe calcular las horas que tarda en producir un barril de petróleo y La Habana las que se tardan en fabricar medicinas.
Según este profesor de sociología y metodología en la Universidad Autónoma Metropolitana de México desde 1977, el socialismo del siglo XXI va unido a la democracia participativa.
"Tiene diferencias significativas con la democracia burguesa, que se limita a la relación política y olvida la económica, cultural y militar. Una democracia participativa requiere que las grandes decisiones involucren a la gente", explicó.
También sostuvo que esta democracia se puede canalizar, por ejemplo, a través del presupuesto participativo, como se ha instrumentado en ciudades brasileñas mucho antes que a alguien se le ocurriese hablar de socialismo del siglo XXI.
Otro elemento que según Dieterich contempla su planteo es la introducción del referéndum en asuntos trascendentales de la nación, como la decisión de entrar en guerra, sobre un tratado de libre comercio y hasta sobre el presupuesto nacional, pues en decisiones de este tipo se decide la calidad de vida de los ciudadanos.
Indicó que en la primera fase de esta modalidad socialista debe existir "una economía mixta, con propiedad productiva del Estado, propiedad cooperativa y propiedad privada".
Mariela Torres, una de las asistentes a su conferencia, se manifestó ante IPS visiblemente decepcionada con Dieterich, porque, dijo, sólo "junta ideas y términos que ya han sido elaborados por otras personas y no aporta nada de nuevo".
La polémica en torno a esta tesis, que tuvo entre sus principales defensores a Correa, se metió de lleno en la campaña para la Asamblea Constituyente, que según la última encuesta de la empresa Cedatos del 10 de este mes, el último día permitido para difundir sondeos preelectorales, la gobernante Alianza País obtendría entre 44 y 53 de las 130 plazas a ocupar.
Pero esa cifra puede crecer. Nuevas consultas de las firmas Informe Confidencial y Santiago Pérez, a las que accedió IPS esta semana, indican que la coalición de Correa llegaría a tener 60 asambleístas. En caso de confirmarse esa tendencia, el gobierno lograría junto a otros partidos de izquierda una clara mayoría en la Asamblea que se instalará en noviembre.
Dos semanas antes del paso de Dieterich por la capital ecuatoriana, Correa había señalado también en un foro que cree "en la democratización de los medios de producción" y por ello adhiere a la tesis formulada por el sociólogo alemán residente en México desde los años 70 y actual asesor del presidente Chávez.
El socialismo del siglo XXI es participativo y radicalmente democrático, tiene como reto presentar una nueva concepción del desarrollo, en la que se busque vivir bien, no vivir mejor, debiéndose incorporar cuestiones como la equidad de género, regional o étnica, además de la armonía con la naturaleza, argumentó Correa
Destacó la importancia fundamental del Estado en todo proceso de equidad, pero enfatizó en que sería insostenible pensar en la eliminación de la propiedad privada, así como "es insostenible la lucha de clases y al cambio violento".
Correa apuntó, además, que esta tesis implica un proceso en construcción y abogó porque sea permanente, "porque, en el momento que creamos tener todas las respuestas, habremos fracasado, como ocurrió con el socialismo clásico".
En el aspecto económico, el mandatario destacó que el mayor crecimiento económico de América Latina, pese a las críticas, se registra en Venezuela, Argentina y Uruguay, mientras que Bolivia por primera vez ha logrado un superávit este año. Todos estos países avanzan dentro del esquema del socialismo del siglo XXI, al igual que a Brasil y Chile, según Correa.
Días después del pronunciamiento de Correa y en un seminario organizado por empresarios de la costeña ciudad de Guayaquil, le tocó el turno de criticar severamente este planteo a un visitante. Aznar opinó que ese socialismo se basa en "fórmulas autoritarias y totalitarias que sólo van a generar más pobreza, más marginación y menos oportunidades".
"Las políticas populistas seudorrevolucionarias son una fórmula fracasada", sentenció el dirigente centroderechista.
Sostuvo, además, que "desde que cayó el muro de Berlín (símbolo de la Guerra Fría), el socialismo perdió y ganaron las fórmulas liberales que son las de más estabilidad, más prosperidad y la que más oportunidades han dado a las personas".
"Yo creo que hay dos caminos en este momento en América Latina. Uno es el populismo, que conduce a descolgarse del mundo, y el otro es el de economías estables y prósperas", dijo el ex mandatario español, para quien en esta segunda ruta están Chile, Uruguay y Argentina.
En los mismos días, su antecesor al timón del gobierno español, el socialista González, expuso una visión distinta al respecto. Señaló que el socialismo del siglo XXI está siendo satanizado como lo fue el neoliberalismo, pese a que uno y otro pueden tener cosas positivas y negativas.
Por su parte, candidatos de izquierda a la Asamblea Constituyente que se elige este domingo enfocaron el tema en un encuentro organizado el 20 de este mes por el Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo de Quito, titulado "El socialismo del Siglo XXI y el Medioambiente en la Nueva Constitución".
Edgar Isch, del Movimiento Popular Democrático, afirmó que una alternativa radical al modelo capitalista debe recuperar las enseñanzas de los clásicos del siglo XIX, pues tanto Friedrich Engels como Karl Marx ya habían planteado que "el capitalismo y la destrucción de la naturaleza son dos cosas que siempre marchan juntas".
Dijo además que, si bien la futura Asamblea Constituyente no va a redactar una constitución socialista, puede transformarse en una instancia desde la cual los movimientos populares mejoren la correlación de fuerzas para evitar la depredación ambiental.
A su vez, Alfredo Luna, del indigenista Movimiento Pachakutik, comentó que las problemáticas de los pueblos originarios parecen ser ignoradas por las personas que lideran la propuesta de socialismo del siglo XXI.
"¿De qué socialismo se puede hablar cuando las formas comunitarias siguen siendo sometidas y depredadas por el capital?", preguntó a la audiencia del foro.
Propuso que desde la Constituyente se construyan las bases de un socialismo que parta del "reconocimiento de la diversidad".
También entiende que la Asamblea debe dar paso a una reforma agraria integral, incluyendo la prohibición del uso de suelo para el cultivo de productos destinados a los biocombustibles, pues "atentan contra la soberanía alimentaria de Ecuador".
Tanto el presidente Correa como su ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, descartaron colocar cualquier referencia al socialismo en la Constitución, aunque sus delegados constituyan mayoría en la Asamblea.
"La Constitución que proponemos no va a llamar al país socialista ni mucho menos", aseguró Larrea.
El gobierno de Ecuador tiene su propia visión sobre el socialismo, y tiene "la ventaja de no ser dogmático, de no creer en profecías ni seguir ningún manual", puntualizó.
Añadió que, si bien los planteos del sociólogo alemán son "respetables", el socialismo que propone el gobierno que integra "se fundamenta en un modelo económico que será la sociedad de productores y propietarios".
Correa, durante su permanencia en Nueva York para participar en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, destacó que el modelo de Ecuador difiere del que impulsa Chávez en Venezuela, porque las condiciones de los dos países son diferentes.