BRASIL: Riqueza humana florece en un rincón del Sertão

Cuando Pintadas se atrevió a elegir una alcaldesa del entonces opositor e izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), en 1996, la represalia fue inmediata. El conservador gobierno estadual de Bahía cerró el único banco existente en este pequeño y pobre municipio del Nordeste de Brasil.

Vista del centro de Pintadas Crédito: IPS/Mario Osava
Vista del centro de Pintadas Crédito: IPS/Mario Osava
La comunidad local pasó a depender de los servicios bancarios de Ipirá, distante a 50 kilómetros, pero ya contaba con organización suficiente para dar vuelta el problema. En poco más de un año creó la Cooperativa de Crédito Rural con 50 socios y sólo 10.000 reales (5.000 dólares) de capital.

El banco tiene hoy casi 3.000 socios, su capital se multiplicó por mil y sus servicios bancarios convencionales y de microfinanzas se expandieron rápidamente, contando ya con sucursales en tres ciudades vecinas. Incorporada al Sistema de Cooperativas de Crédito de Brasil (Sicoob), hace parte de una red nacional con más de un millón de beneficiarios.

El conductor de ese triunfo, Valcyr Almeida Rios, es el actual alcalde de Pintadas, que sucedió a Neusa Cadore, cuya elección en 1996 provocó ese vuelco en el área financiera, que no es una conquista aislada.

El Índice de Desarrollo Humano municipal se elevó de 0,502 en 1991 a 0,625 en el año 2000, un nivel medio en el estado de Bahía, aunque ubicado en el cuarto inferior de los 5.507 municipios brasileños.
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Hubo una mejora sensible en educación. Pintadas quedó en el lugar 34 en la lista de 417 municipios bahianos en las últimas pruebas de evaluación escolar, celebró Cadore. Además hubo avances en salud y en calidad de vida.

Casi todos los 1.600 domicilios rurales del municipio disponen de cisternas para almacenar agua de lluvia. Pintadas adelantó así la meta de la Articulación del Semiárido (ASA), una red de más de 700 organizaciones que promueve la construcción de un millón de esas cisternas en el Sertão, la región nordestina escasa en recursos hídricos, para asegurar agua potable a sus 8,3 millones de habitantes rurales. Ya se han instalado más de 200.000.

Pintadas, de sólo 11.000 habitantes, sin riquezas naturales y con un clima desfavorable, parece comprobar que el desarrollo comunitario constituye a largo plazo un factor importante para que una pequeña colectividad pueda superar la pobreza y la escasez de recursos materiales.

En materia económica, el municipio tiene poco que ofrecer. Es uno de los 20 de menor recaudación impositiva de Bahía, gran parte de sus alimentos vienen de afuera y 3.000 de sus habitantes se van cada año a trabajar en la zafra de caña de azúcar o en la cosecha de naranjas en el lejano y sureño estado de São Paulo.

Además del banco Sicoob Sertão, los habitantes crearon la Escuela Familia Agrícola para evitar el éxodo de jóvenes y recuperar la agricultura, y la Cooperativa Agroindustrial, que apoya la ganadería con financiación y con un matadero, además de varias asociaciones.

En total son 11 entidades que desde 1999 se articulan en la llamada Red Pintadas, movilizando a mujeres, jóvenes, apicultores, agricultores y religiosos. Algunos hechos, como la lucha de 16 familias campesinas que recuperaron sus tierras con apoyo comunitario y un proyecto agrícola de autogestión, a mediados de los años 80 y comienzos de los 90, produjeron nuevas organizaciones.

Ese fuerte movimiento asociativo partió de la Iglesia Católica, creadora de las Comunidades Eclesiales de Base, una acción que se intensificó con la llegada de religiosos italianos y del sureño estado de Santa Catarina en las décadas de 1970 y 1980.

Cadore, enfermera y activista social laica, fue parte de un grupo de 32 personas vinculadas a la Iglesia en Santa Catarina que se dispusieron a cumplir una misión en distintas partes de Bahía a partir de 1984. El compromiso era por dos años, pero ella se quedó en Pintadas con una colega.

Su actividad de 13 años como agente pastoral en comunidades y asociaciones y su calidad para el liderazgo la convirtieron en candidata y alcaldesa en 1996, cuando el movimiento social consideró necesario ampliar sus luchas al campo político, para convertir sus iniciativas en políticas públicas, recordó Cadore.

Durante su gestión, la población elegía las prioridades en debates públicos. El agua fue la primera, y el resultado fue la universalización de las cisternas en el medio rural.

Pero también en la ciudad los habitantes construyeron cisternas por cuenta propia para sustituir el agua que llega por cañerías —salobre y percibida como de baja calidad— para beber y cocinar.

Sin ningún río perenne, el municipio trata de aprovechar las escasas lluvias de la mejor forma posible. Otra prioridad fue construir las pequeñas presas que retienen el agua y crean condiciones para irrigar la agricultura local.

En Pintadas "la alcaldía es aliada del movimiento social", define Rios, también del ahora gobernante PT. Y es una experiencia que permanecerá, no importa quién encabece el gobierno municipal, porque la organización social es independiente y formó un amplio liderazgo. "Más de 100 personas ya dirigieron algún componente de ese movimiento", arguyó.

El ejemplo se irradia. Cadore fue elegida diputada estadual en 2006 con 2.860 votos de Pintadas, la mitad de los sufragios válidos locales, y más de 32.000 de otros municipios, especialmente los vecinos.

La proyección regional de las realizaciones de Pintadas, reflejada en visitas y contactos, animó su nueva postulación electoral. Todos los votos de su municipio eran insuficientes para elegirla. La misión de su nuevo mandato, en el ámbito estadual, es ampliar ese alcance y la articulación con otros movimientos, reconoció Cadore.

Pero Pintadas es un caso singular. Los misioneros católicos y las Comunidades Eclesiales de Base, alentados por la corriente progresista de la Teología de la Liberación, fueron activos en numerosas partes del país, pero sin conseguir semejante organización y movilización social.

En el Nordeste hay otras experiencias exitosas y poco conocidas, pero Pintadas se destaca por "su fuerte tejido asociativo", por sus líderes comunitarios en renovación y por un proyecto político con "visión de largo plazo y una propuesta de transformación social", evaluó Carlos Milani, profesor de la Universidad Federal de Bahía.

La "competencia política de baja calidad" de la oposición conservadora, carente de propuestas convincentes, también contribuyó al proceso, según el profesor Milani, que ha incluido a Pintadas en sus estudios sobre capital social y desarrollo local, señalando el carácter "colectivo" y "contestatario" de su movimiento bajo influencia de la Iglesia progresista y en lucha contra las desigualdades sociales.

Pintadas "ya era distinta, tenía espíritu comunitario" y de trabajo colectivo desde antes, lo que favoreció la acción pastoral basada en la Teología de la Liberación, señaló Cadore.

El "respeto a la autonomía" del movimiento social por parte de la Iglesia y una población poco numerosa, en la que todos se conocen y se ayudan, contribuyeron a consolidar la organización, acotó.

El relativo aislamiento de la ciudad, con un acceso difícil en una carretera de 48 kilómetros sin pavimentar, fue otro factor, opinó Rios.

"El tiempo largo y la persistencia en la propuesta" fueron elementos del éxito, además del desarrollo de liderazgos múltiples, especialmente de la Asociación de Mujeres, evaluó Thais Corral, fundadora y coordinadora de la Red de Desarrollo Humano y de Comunicación, Educación e Información en Género, dos organizaciones no gubernamentales que apoyan el progreso de Pintadas.

"Mi experiencia" en distintos proyectos sociales "indica mayor espíritu colectivo y de colaboración cuando hay mayoría de mujeres con voz activa", sostuvo.

Corral coordina, junto con el italiano Daniele Cesano, experto en energías renovables, el Proyecto Pintadas Solar, que busca probar y desarrollar en dos años tecnologías para adaptar las tierras semiáridas a los cambios climáticos, mediante irrigación sustentable para promover la seguridad alimentaria.

Pintadas fue elegida para esa experiencia por disponer de organización social e infraestructura hídrica, representada en más de 60 pequeñas presas, explicó. El proyecto piloto estimula el uso de energías renovables, como la solar, para bombear agua de los embalses a los huertos regados por goteo, una técnica que no desperdicia el preciado líquido.

Pero si bien la organización es "un activo importante", no asegura por sí sola el futuro de una comunidad, si ésta se acomoda, se aísla y no enfrenta los nuevos desafíos de "la sustentabilidad social, tecnológica y económica", advirtió Corral.

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