BALCANES: Bajan las temperaturas, suben los precios

Mientras se aproxima el otoño boreal, que comienza este viernes, los países de los Balcanes sacan cuentas de los daños causados por uno de los veranos más calurosos de la historia, con temperaturas muy elevadas desde junio hasta principios de este mes.

La temporada estival causó una sequía sin precedentes en Bosnia-Herzegovina, Croacia y Serbia, tres países muy dependientes de la agricultura.

Una consecuencia inmediata de la menor producción fue que los precios de la harina, el pan, la carne y el aceite de cocina aumentaron más de 50 por ciento.

"Tienen que tomarse medidas para que no tengamos que mirar al cielo y pedir la bendición", señaló Ratko Marjanovic, de 62 años, del pueblo de Staro Mirijevo, a las afueras de Belgrado. "Eso hacía mi padre, pero estamos en el siglo XXI ¿no?"

Como muchos agricultores de su pueblo, que cultivan verduras para vender en la capital serbia, Marjanovic considera comprar un sistema de rociadores para su campo.

"Me va a costar varios miles de euros, pero no es nada en comparación con lo que perdí por la sequía", apuntó.

El Ministerio de Agricultura de Serbia calculó las pérdidas en unos 494 millones de dólares. La producción agrícola constituye 20 por ciento de las exportaciones de este país.

Los productos más requeridos en el extranjero son maíz, cereales y frutas, en especial bayas.

"Las exportaciones agrícolas se elevan 20 por ciento cada año. Es el sector más saludable de la economía local", declaró el ministro de Agricultura, Slobodan Milosavljevic. "Esperamos que este año las exportaciones superen los 1.500 millones de dólares."

Pero difícilmente suceda eso con una cosecha 25 por ciento menor de lo habitual, como se espera que suceda, en especial para el maíz, los cereales, el girasol y la soja.

Los agricultores arguyen que no recibieron ayuda. En Serbia, como en Croacia, se habla de irrigación sólo después de que hay grandes sequías, lo que ocurre una vez cada tres o cinco años.

"Sólo 1,2 por ciento de las 3,2 millones de hectáreas de tierras cultivables están irrigadas en este país", dijo a IPS Branislav Gulan, de la Cámara de Comercio Serbia. "Eso es 15 veces menos que el promedio mundial."

Gulan y otros miembros de la Cámara de Comercio señalaron que deben utilizarse fondos del nuevo Plan Nacional de Inversiones y 47,8 millones de dólares de un crédito del Banco Mundial en proyectos de irrigación.

Las necesidades son las mismas en Croacia, dónde la pérdida de cosechas por la sequía se estima en unos 260 millones de dólares.

El Ministerio de Agricultura de ese país informó que unas 100.000 familias sufrieron grandes pérdidas. La sequía no sólo afectó los cultivos, sino que mató ganado y perjudicó la pesca. Muchos agricultores sacaron préstamos a corto plazo para impulsar la producción, que no prosperó.

"Nos vamos a morir de hambre junto al ganado este otoño y en invierno", dijo a la prensa local Franjo Odobasic, un agricultor de la central ciudad de Pozega. "El precio del maíz se duplicó en los últimos dos meses por la escasez y ya no podemos pagarlo."

La situación de Bosnia-Herzegovina es particular.

El país, dividido en dos entidades: la República Srpska (República Serbia de Bosnia), y la Federación de Bosnia-Herzegovina, de mayoría croato-musulmana, nunca estimuló la producción agrícola.

Para ambas entidades fue más fácil importar entre 350.000 y 450.000 toneladas de cereales y maíz para cubrir el consumo anual local que invertir en su producción.

Estadísticas del Ministerio de Agricultura Federal señalan que la producción local cubre sólo 10 por ciento del consumo de los cuatro millones de habitantes de todo el país.

Debido a la compleja estructura administrativa, no se crearon reservas comunes y ahora el país necesita importar con urgencia.

"No hay reservas para intervenir en el mercado y evitar un alza de precios", declaró el ministro de Agricultura Federal, Damir Ljubic. Se negó a especificar cuándo se iba a proceder a la compra urgente.

En la septentrional ciudad bosnia de Brcko, las pocas reservas de cereales y harina llevaron a un aumento de 50 por ciento en el precio del pan.

"La sequía afectó a todo el mundo, pero algunos se beneficiaron de ella", señaló la economista Natalija Bogdanov de la Universidad de la meridional ciudad serbia de Novi Sad.

"Eso se aplica para los monopolios: aquellos que todavía tienden a controlar el mercado, compran al precio más bajo y vender cuando están altos. Todavía no salimos de ese círculo, pese a los intentos de introducir una verdadera economía de mercado", escribió Bogdanov en el semanario Ekonomist.

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