Aunque valoran el sistema democrático, miles de latinoamericanos consultados cuestionan su legitimidad y desconfían de los partidos políticos, los parlamentos, de la justicia y de los cuerpos policiales.
Ese es uno de los principales resultados de la encuesta del año pasado del Barómetro de las Américas, presentada este jueves en la capital mexicana y que por primera vez en su historia recopila datos de 23 países del continente americano desde Canadá hasta Argentina.
La investigación denominada "Desafíos para la democracia en Latinoamérica y el Caribe: Evidencia desde el Barómetro de las Américas 2006", que involucró a 32.000 americanos consultados por expertos de todos los países, mostró que la democracia recoge mayor respaldo en Estados Unidos, Canadá, Uruguay, República Dominicana y Costa Rica.
Un panorama opuesto presentan Ecuador, Haití y Perú, según el resultado de este estudio impulsado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y el Proyecto de Opinión Pública de América Latina y financiado en parte por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Centro para las Américas de la estadounidense Universidad de Vanderbilt.
Los niveles de aceptación disminuyen cuando de legitimidad se trata. Por ejemplo, Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Uruguay y México son los que mayor legitimidad gozan, en comparación con quienes cierran esa tabla, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Nicaragua y Haití.
"Una cosa es creer en la democracia y otra evaluar la legitimidad del sistema", comentó el experto estadounidense Mitchell Seligson, coordinador del Barómetro y profesor de Ciencia Política de la Universidad de Vanderbilt.
El instrumento estadístico, que no tomó en cuenta a Cuba y que aún no incorpora los datos de Venezuela, plantea que valores como la tolerancia política y la confianza institucional e interpersonal necesitan ser reforzados en la región.
Estados Unidos, Jamaica, Costa Rica y Haití son los países políticamente más tolerantes, en contraposición con Perú o Bolivia.
"La confianza internacional es el concepto determinante más importante del apoyo a la democracia", subrayó, a su vez, la boliviana Vivian Schwarz-Blum, quien participó en el análisis.
En ese sentido, los ciudadanos consultados que más fe tienen en los miembros de su comunidad, un aspecto vinculado con el capital social, provienen de Canadá, Estados Unidos, Honduras y Costa Rica, mientras que los más desconfiados son los mexicanos, bolivianos, peruanos y los haitianos.
Para Alejandro Moreno, experto en encuestas del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el Barómetro, construido a lo largo de 2006 se destaca por "su énfasis en el sistema de partidos políticos".
Precisamente, la percepción continental tras este trabajo es que las agrupaciones políticas funcionan en general a espaldas de la sociedad y que su vínculo con los ciudadanos es muy lejano, por no decir inexistente.
"¿Estos datos afectan realmente a la clase política? Creo que no. A los dirigentes les encanta la desconfianza de los ciudadanos, porque los deja operar en absoluta libertad. Predomina la opacidad donde se toman las decisiones públicas", criticó Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de la no gubernamental Fundación Este País, dedicada a realizar estudios políticos sobre México.
Otro dato fundamental que aporta la encuesta continental es la relación de los ciudadanos con la corrupción y el crimen, que parecen ser el pan diario de las sociedades latinoamericanas.
Casi la mitad de los encuestados declararon haber estado involucrados en actos de corrupción y de haber sufrido un hecho criminal en su contra.
"Hay muy poco respecto por la ley y las instituciones. América Latina tiene una relación estrecha y permanente con la corrupción, la cual es una epidemia y prospera donde hay condiciones para que crezca", analizó Bohórquez, quien además preside Transparencia Mexicana, la versión local de Transparencia Internacional.
A criterio de Dinorah Azpuru, experta de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala, la inseguridad ciudadana amenaza la gobernabilidad de la región. "En cada encuesta, siempre saltan los temas del crimen y la violencia", dijo.
En Guatemala y El Salvador, que padecieron prolongados conflictos armados internos, lideran las estadísticas de hechos criminales.
Según el Barómetro, cinco de cada 10 encuestados respaldan un golpe de Estado militar justificado por la violencia criminal.
Los impulsores del proyecto, que también abarcó temas como la efectividad de los gobiernos, la seguridad pública y las administraciones locales, pretenden que las diferentes autoridades tomen en cuenta sus resultados y sean considerados al momento de definir políticas públicas.
"El Barómetro tiene que regresar ahora a la ciudadanía y aliarse con la sociedad civil", recomendó Bohórquez.