Doce firmas madereras se disponen a recibir nuevos préstamos blandos del gobierno de Malasia para financiar proyectos de reforestación. Pero sus críticos alegan que ese dinero se traducirá en subsidios a la tala para los grupos de presión de la industria de la madera.
Seis de estas empresas son del oriental estado malasio de Sarawak, rico en este recurso. Otras cinco empresas ya firmaron para acogerse a estos préstamos, lo que hasta ahora hace ascender a 12 el total de compañías que integran un programa de reforestación con árboles de caucho y acacias.
El gobierno federal estableció un objetivo inicial de dispensar 57 millones de dólares a las firmas. Estos préstamos ya apoyaron hasta 12.000 hectáreas de plantaciones de árboles en 2006 y lo harán con otras 24.000 hectáreas para 2007 y 2008.
Unos 300 millones de dólares se asignaron a la financiación de proyectos de reforestación hasta 2011.
El ministro de Industrias de la Plantación y Materias Primas, Peter Chin, dijo que Sarawak sólo planea aumentar sus plantaciones de bosques a un millón de hectáreas para 2020. Las plantaciones producirán la materia prima para molinos de procesamiento de madera en ese estado.
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Como parte de este emprendimiento, firmas privadas plantarán 70.000 hectáreas anuales, mientras que el sector público cultivará 2.400 hectáreas.
El ministro señaló que los bosques plantados reducirán la dependencia de los naturales. "Espero que todas las operaciones y actividades de plantación se lleven a cabo de acuerdo con prácticas forestales y principios sólidos", así como con las normas y leyes existentes, dijo Chin durante una entrega de préstamos en julio.
Bajo el programa de reforestación, se brindan préstamos blandos de 920 dólares por hectárea, para plantar Acacia mangium, y 1.550 dólares por hectárea para árboles de caucho. Una vez que los árboles alcancen la madurez, las firmas devolverán esos préstamos con un interés de 3,5 por ciento.
En contraste, un alto gerente de banco de Kuala Lumpur dijo a IPS que un préstamo comercial a una típica firma maderera financieramente sólida y establecida conllevaría un interés de entre 8,25 y 8,75 por ciento.
Por lo tanto, los ahorros en los intereses como resultado de los préstamos blandos podrán calcularse en millones de ringgit.
"Mientras los bancos comerciales son un poco estrictos al proporcionar tal financiación o préstamos blandos a compañías para que asuman sus proyectos forestales, las iniciativas de mi ministerio y del Ministerio de Finanzas deberían ser elogiadas", sostuvo Chin.
Pero los críticos se preguntan por qué firmas redituables deberían recibir préstamos blandos para la reforestación.
"Un préstamo blando es un subsidio. Si quiere dar un préstamo, delo al valor del mercado. ¿Por qué un préstamo blando?", preguntó el politólgo Andrew Aeria, destacando que el gobierno estaba subsidiando a algunas de las mismas compañías que destruyen los bosques.
"Estas compañías ya hacen enormes cantidades de dinero, buena parte del cual es invertido en el exterior. Así que ¿por qué el gobierno federal les da más subsidios? ¿Acaso es porque el ministro de Plantaciones es de un partido basado en Sarawak y la mayoría de las grandes firmas madereras están vinculadas al mismo partido político? ¿Es éste un caso de favoritismo?", agregó.
Algunas de estas firmas salieron de la nada para volverse negocios lucrativos, embolsándose cientos e incluso miles de millones de ringgit a partir de la tala, aseguraron analistas.
Según un académico familiarizado con Sarawak, las firmas madereras deberían haber sido responsables de la plantación para el enriquecimiento y la rehabilitación en sus áreas concedidas para la tala en primer lugar.
"Si ellos hubieran hecho eso, efectuando la tala de manera responsable, no habría necesidad de esta 'reforestación'", opinó.
"Esto es testimonio de las mentiras dichas todos estos años en cuanto a que la tala era selectiva y sustentable", agregó.
Incluso el área designada como zona de captación para el proyecto de la represa de Bakun, en Sarawak, no quedó eximida de la tala y el despeje forestal, lo que generó dudas sobre la viabilidad económica del embalse mismo.
En contraste, si bien las prácticas de tala sustentables causan algunos daños, también permiten que los bosques se recuperen en un solo ciclo de entre 20 y 25 años, aunque insumiría mucho más restaurar los árboles originales.
Incluso el bosque natural seriamente degradado tiene la oportunidad de recuperarse si se le da suficiente tiempo. "Pero, por supuesto, no hará que nadie gane un dineral en ese lapso", expresó el académico, que no quiso ser identificado.
Conceder préstamos blandos a firmas madereras en realidad equivale a financiar la deforestación y no la reforestación, añadió.
El académico señaló que las "plantaciones de bosques" se llevan a cabo sobre tierra originalmente boscosa que fue severamente degradada por las operaciones de tala y habitualmente "involucra plantar especies exóticas de bajo valor, como la Acacia mangium", una variedad altamente invasiva que se considera una amenaza a los bosques naturales y al ambiente.
El director del Departamento Forestal de Sarawak no pudo ser ubicado para formular declaraciones al respecto. Su par en el vecino estado de Sabah se negó a hacer comentarios sobre la reforestación con acacias, remitiendo en cambio a IPS a la "riqueza de información" existente en los informes anuales del departamento, publicados en su sitio web.
Sea cual sea la condición del bosque existente, plantar acacias de rápido crecimiento significaría talar y remover los restos de los árboles, creando un paisaje despojado para la reforestación.
"Es una plantación como cualquier otra. También es un monocultivo: nada crecerá a la sombra de las acacias, e incluso si uno intenta recuperar el original, es muy difícil, dado que la acacia es fuerte, sus semillas sobreviven hasta ocho años, incluso atravesando incendios, y echa brotes a la menor oportunidad", explicó el académico.