Nada de guerrillas, huelga general o insurrección popular: para llegar al socialismo Venezuela reformará su Constitución, admitirá la propiedad privada y podrá reelegir a su presidente cuantas veces quiera, según acaba de proponer a los ciudadanos el mandatario izquierdista Hugo Chávez.
"Sólo en el socialismo será posible una verdadera democracia", dijo el gobernante al presentar al parlamento las líneas de la reforma que propuso "porque fue el mandato que recibimos del pueblo. Quien votó por el presidente-candidato Chávez (reelegido en 2006 para un segundo sexenio, con 63 por ciento de sufragios) lo hizo por el socialismo".
Si la reforma es aprobada por un referendo, a los poderes públicos tradicionales se agregará el poder popular, por medio de consejos comunales, de trabajadores, campesinos y estudiantes, y las comunidades y las comunas serán base organizativa de la sociedad.
El Estado dará prioridad a la promoción de empresas de propiedad social, pública, cooperativa y mixta, aunque admitirá la propiedad privada. La autonomía del Banco Central quedará expresamente eliminada y las reservas internacionales, crecientes con el ingreso petrolero, se administrarán bajo la batuta del presidente.
La Fuerza Armada se definirá como bolivariana, antiimperialista y antioligárquica, y a los componentes tradicionales se agregarán milicias populares.
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El presidente podrá cambiar el mapa político-administrativo del país, creando territorios y ciudades federales especiales, provincias marítimas y distritos funcionales (para aplicar determinados programas o misiones) que se solaparán con los actuales 23 estados y 335 municipios que tiene el país.
La jornada laboral se disminuirá de ocho a seis horas diarias, 36 a la semana, y los trabajadores por cuenta propia (sector que emplea a la mitad de la población activa) tendrán derecho a sistemas de pensiones, jubilaciones y a otros beneficios sociales.
El período del mandato presidencial se extenderá de seis a siete años, y el presidente podrá ser reelegido, eliminándose la mención "por una sola vez" que contiene la Constitución vigente desde 1999, también impulsada por Chávez.
"Este es un intento de golpe de Estado constitucional, producto de la egolatría y la enfermedad narcisista de Chávez", dijo este jueves en rueda de prensa su contendor en los comicios presidenciales de 2006, Manuel Rosales.
Para Rosales, gobernador del petrolero y occidental estado de Zulia, "Chávez debilita a la república" con su propuesta de redistribuir la administración del país, "un formidable galimatías" según Teodoro Petkoff, líder de los comunistas que hace 40 años rompieron con Moscú precisamente en busca de una "vía venezolana al socialismo".
"La reelección presidencial se justifica porque Chávez es el líder de este proceso, que al fin y al cabo recae en un individuo", dijo a IPS el general retirado Alberto Muller, hasta hace poco integrante del estado mayor del presidente.
Gerardo Fernández, jefe del equipo jurídico que asesora a Rosales, dijo a IPS que estudiarán a fondo la propuesta de Chávez para producir una respuesta y delinear la estrategia que seguirán para "oponernos a esa reforma profundamente antidemocrática y encaminada hacia un autoritarismo".
"Me acusan de querer eternizarme en el poder, pero quienes lo hacen fueron oligarcas que concentraron el poder durante siglos. Ahora el poder es del pueblo", dijo Chávez a los parlamentarios, y contrastó el hecho de que esta reforma será votada por el pueblo mientras que en el pasado se elaboraba "en cenáculos".
Julio Borges, secretario general del partido opositor Primero Justicia (centroderecha), sostuvo que "para un cambio constitucional de esta envergadura y sobre estos temas, el camino no es una reforma sino convocar a una asamblea constituyente", en lo que coincidió uno de los cinco miembros del Consejo Nacional Electoral, Vicente Díaz.
Si no se hace la constituyente, "por lo menos los temas de la reforma deberían votarse por separado", dijo Borges, pues a su criterio "es positivo que se ordene un sistema de seguridad social para los trabajadores no dependientes, pero es muy confuso por ejemplo el tema de la nueva descentralización y la reordenación territorial".
En cambio, un compañero de armas de Chávez cuando dirigió un cruento alzamiento militar en 1992, el teniente coronel retirado Yoel Acosta, pidió "oponerse por todos los medios, incluso el de las armas, a esta reforma que cercena la democracia".
Chávez advirtió el miércoles por la noche en el discurso de cuatro horas con el que comentó ante el parlamento algunas de las reformas propuestas, que "tendremos paciencia ante las provocaciones de quienes pretendan detener nuestra revolución, que es pacífica y democrática pero armada, no se les olvide".
La Asamblea Nacional legislativa, integrada sólo por representantes oficialistas, debe dar tres discusiones reglamentarias a la propuesta de reforma y abrir un período de consultas y debates públicos, tras lo cual someterá el nuevo texto a un referendo popular que, según cálculos de su presidenta Cilia Flores y del propio Chávez, debería efectuarse en diciembre.