El gobierno de Tailandia y la junta militar que lo instaló enfrentan una prueba clave de credibilidad este domingo, cuando 45 millones de ciudadanos están habilitados para pronunciarse sobre una nueva Constitución que podría llevar a elecciones generales en diciembre.
Es mucho lo que está en juego. Entusiastas y pintorescos actos organizados por el gobierno y los seguidores del depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, se han sucedido en medio de acusaciones de compra de votos y trampas políticas.
Decenas de miles de personas participaron de los actos. El gobierno acusa a los opositores tanto de comprar votos como de pagar a la gente para que no participe en los comicios. En respuesta, aumentan las quejas sobre actos intimidatorios de la junta, realizados con la esperanza de obtener la mayoría simple necesaria para aprobar la nueva Constitución.
El texto se basa, en buena medida, en la ley fundamental de 1997 anulada luego del golpe de Estado de 2006, cuando Thaksin fue desplazado del poder.
El portavoz del gobierno, Yongyuth Mayalarp, dijo que el proyecto de texto constitucional ha sido presentado a los ciudadanos como un paso hacia la normalización política del país.
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"Este referéndum ofrece a la gente la posibilidad de expresar si sienten que el texto propuesto resuelve los problemas o no. También sobre si la nueva Constitución llena las lagunas existentes en la anterior", señaló a IPS.
Thaksin, quien vive en Gran Bretaña desde que fue derrocado en 2006, ha sido acusado de abuso de poder, corrupción y también de erosionar la independencia de las instituciones establecidas en la Constitución de 1997.
Los principales cambios respecto de la anterior carta magna apuntan a limitar el poder del Poder Ejecutivo, al tiempo que aumenta el de la burocracia, los militares y los jueces. Los grupos pro-democracia de este país ya han expresado su desacuerdo con el texto que debe ser aprobado o rechazado este domingo.
La nueva Constitución, afirman, en coincidencia con los seguidores de Thaksin, tiene como objetivo reducir el poder de los ciudadanos. También acusan al gobierno de impedirles hacer campaña en las zonas rurales, donde el ex primer ministro cuenta con un fuerte apoyo popular.
Si el texto resulta aprobado, los escaños de la Cámara de Diputados se reducirán de 500 a 400. De ese total, 320 serán elegidos por el sistema de circunscripción uninominal, en el cual los electores de cada distrito electoral eligen a un solo representante, como sucede en Estados Unidos o Gran Bretaña, por ejemplo. Para definir los 80 restantes se votarán listas partidarias.
Los senadores ya no serían electos a través del voto ciudadano, sino nombrados por comités de burócratas y jueces.
Las encuestas más recientes indican que la nueva Constitución podría ser adoptada por un estrecho margen, pero resaltan que existe una gran incertidumbre respecto del porcentaje de electores empadronados que finalmente concurran a sufragar.
"Según las encuestas realizadas hace dos semanas la participación electoral estará en torno a 68 por ciento. Sin embargo, me acaba de informar la Comisión Electoral que prevé una concurrencia de 50 por ciento", dijo Yongyuth a IPS.
Según estimaciones del gobierno, unos 23 millones de personas emitirán su voto.
El padrón que utiliza la Comisión Electoral incluye a 45 millones de ciudadanos. Habrá 87.000 locales de votación, que permanecerán abiertos desde las 8 hasta las 16 horas.
Un columnista del diario Bangkok Post, Veera Prateepchaikul, señala que la principal preocupación está referida al porcentaje de votantes.
"Lo que más inquieta es una baja concurrencia o un resultado que muestre menos de 50 por ciento de apoyo a la nueva Constitución. Esto sería un éxito para la coalición pro-Thaksin, ya que su real intención es avergonzar al gobierno", explicó.
Yongyuth coincidió con la idea de que la oposición quiere humillar al gobierno, dado que las elecciones generales se realizarán de todas formas encuadradas en disposiciones de anteriores leyes fundamentales.
"Si el domingo no se aprueba el nuevo texto, el Consejo de Seguridad Nacional tendrá que consultar al gabinete y considerar previos textos constitucionales", comentó.
La Constitución de 1997 es la que se considera más aceptable. Se podrían introducir modificaciones antes de las elecciones generales o postergar las mismas para principios de 2008. Si el nuevo texto resulta aprobado, los comicios se realizarían a mediados de diciembre.
El primer ministro interino, Sarayud Chulanont, encabezó esta semana un acto al que asistieron unas 50.000 personas en la norteña ciudad de Chiang Mai, un bastión de Thaksin. Alrededor de 10.000 seguidores del ex primer ministro, del partido Thai Rak Thai (TRT), se concentraron en esta capital, junto con otros opositores al proyecto constitucional.
Un ex líder interino del TRT, Chaturon Chaisaeng, dijo que la propuesta ley fundamental es ilegítima y antidemocrática. Advirtió que ese texto ha "envenenado" el sistema de partidos del país.
La clase media parece apoyar la iniciativa del gobierno. Un comerciante de la sureña ciudad balnearia de Pattaya, Desai Mywong, dijo estar feliz con el proyecto. "Es mejor que la anterior. Otorga más libertad, especialmente para las personas de ascendencia thai. Espero que todos mis amigos voten 'Sí' el domingo", afirmó.
Sin embargo, teme que Thaksin esté buscando volver a la política con el apoyo de los campesinos pobres, que se identifican con él a causa de las medidas "populistas" del TRT. "No está fuera del juego. Tiene mucho dinero", dijo.
Un experto de la Universidad Chulaongkorn, Thitinan Pongsudirak, dijo que un resultado negativo el domingo le generaría al gobierno una "crisis de legitimidad".
"Un fracaso implicaría un desaire al golpe de Estado y su declarado intento de reconstruir el panorama político. Con el balance de fuerzas volcado a favor de la aprobación de la nueva Constitución", concluyó Thitinan, "un inesperado rechazo provocará mayor inestabilidad política".
