Mahmoud Ahmadinejad, que accedió a la presidencia de Irán hace dos años con 62 por ciento de los votos, pierde popularidad a un ritmo acelerado.
Ahmadinejad no ha cumplido sus promesas de respetar la vida privada de los ciudadanos ni la de mejorar la calida de vida de la población, a pesar de que echó mano a los enormes ingresos petroleros.
Una encuesta a 20.000 personas divulgada por la agencia de noticias Baztab indica que 62,5 por ciento de los votantes del presidente iraní entrevistados no volverían a elegirlo. Y apenas 3,5 por ciento de aquellos encuestados que no lo votaron dijeron que ahora sí lo harían.
Los simpatizantes del gobierno consideran sesgado el sondeo de Baztab, pero incluso una encuesta de la agencia de noticias oficialista Fars indica que 44,6 por ciento de los entrevistados cuestionaban la política económica, frente a 30,3 por ciento que la defendían, dijo a IPS un activista opositor que solicitó reserva de su identidad.
"Y 25,1 por ciento dijeron su situación económica había empeorado", agregó.
El activista recordó que la campaña electoral de Ahmadinejad se concentró en promesas de combate contra la corrupción y de mejoras en las condiciones económicas de la población, aprovechando "el dinero del petróleo, que era mal aprovechado y desperdiciado".
"Eso estuvo al tope de la lista de millones de gente común, ajena a la minoría religiosa de línea dura cuya principal preocupación se refiere a la moral y los valores. La falta de cumplimiento de las promesas económicas del presidente desilusionó a este gran grupo de votantes, que se encuentran bajo mayor presión que antes", añadió.
El electorado ya manifestó ese descontento en diciembre, cuando rechazó las listas de candidatos propuestas por el sector de Ahmadinejad a los concejos municipales y a la Asamblea de Expertos, un órgano de control de carácter religioso aunque de elección popular.
"Las cosas empeoraron desde entonces. El racionamiento del combustible y los consiguientes perjuicios en el transporte, el turismo, la agricultura y muchas otras áreas redunda en la desilusión con el gobierno", sostuvo el activista.
Las críticas no se limitan al sector reformista. Muchos conservadores y religiosos de línea dura también están insatisfechos por los resultados de la política económica. Ya no tiene sentido darle tiempo al gobierno, según un editorial del diario Jomhuri Eslami.
"Pasaron casi dos años, y todo este tiempo ha sido suficiente para obtener información, ganar control sobre lo que se necesitaba controlar y ordenar lo que se debía ordenar. Las excusas ya no son aceptables, porque el gobierno disfruta del apoyo especial del Líder Supremo", indicó el editorialista del periódico.
Ahmadinejad suele acusar a sus adversarios, a los que califica de "mafia", de sabotear su gobierno. Así, les atribuyó el encarecimiento de los alquileres, las fallas del sistema farmacéutico y la exportación excesiva de azúcar.
Según la encuesta de Aftab, 66 por ciento de los más de 66.000 entrevistados atribuyen la inflación a decisiones equivocadas del gobierno. Apenas 11 por ciento consideraron que se debe a acciones de adversarios del gobierno, y 12 por ciento, a la estructura económica del país.
"El gobierno quiere mejorar la situación gastando efectivo, y tiene mucho a su disposición. Eso es un problema. Los gastos de ingresos del petróleo en los últimos dos años fueron de 120.000 millones de dólares, el mayor monto de los últimos 20 años", dijo a IPS un analista económico de Teherán que solicitó no ser identificado.
El experto recordó que, en los dos primeros años de gobierno de los antecesores de Ahmadinejad, Mohammad Jatami y Hashemi Rafsanjani, ese gasto fue cuatro veces menor.
La inflación en los tramos finales del gobierno de Jatami estaba cayendo, pero Ahmadinejad revirtió la tendencia e incluso redujo el ritmo del crecimiento económico, agregó.
"La gran liquidez, duplicada en los últimos dos años, es la causa obvia de la inflación, pero el presidente se niega a reconocerlo", sostuvo el analista.
La inflación ascendió a 14,2 por ciento en el trimestre octubre-diciembre de 2006, última cifra disponible. El Banco Central prevé que la inflación de 2007 ascenderá a 13,2 por ciento, los expertos del parlamento calculan que será de 21 por ciento y el Banco Mundial, de 17,6 por ciento.
Para contener el avance de los precios, el gobierno dispuso la reducción y hasta la eliminación de algunos aranceles, lo cual abrió el mercado a las importaciones con el consiguiente daño a la industria y la agricultura nacionales, según alertaron 57 economistas al presidente en una carta abierta publicada en junio.
Además, la medida eleva la dependencia de los ingresos petroleros, lo cual vuelve a la economía más vulnerable ante posibles caídas de precios, agregaron los expertos.
La política exterior agresiva y la negativa a detener el programa de desarrollo nuclear, por otra parte, aumentan el aislamiento del país. Bancos y empresas extranjeras se niegan a hacer negocios en Irán.
La falta de "una política exterior razonable" llevó a Ahmadinejad a cortejar a países como Venezuela, Nicaragua, Pakistán e India, según el analista económico.
"Un reciente acuerdo con Pakistán e India implicará la venta durante 20 años de gas 32 por ciento más barato que lo pactado con Turquía hace 20 años. Es una concesión enorme e imperdonable", aseugró.
"Ahmadinejad nos ha fallado en la economía y en otros aspectos", dijo a IPS otro iraní anónimo, de 35 años, prorpietario de un pequeño restaurante en el área turística del mar Caspio golpeada por los racionamientos de gasolina.
"En la campaña electoral, el presidente prometió expresamente que el gobierno no haría nada con el modo en que la gente se viste o se maquilla. Pero desde hace meses la policía está hostigando a la población por no respetar las normas islámicas de vestido y por otras actitudes que consideran inmorales", agregó.