MÉXICO: Izquierda en crisis se declara moderna y socialista

El opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) se proclamó una «izquierda moderna, amplia, plural, democrática y socialista», además de reiterar su negativa a reconocer como presidente de México a Felipe Calderón, pese a que tal postura le restó muchas adhesiones.

Líderes del PRD aseguraron este lunes que su partido salió fortalecido de su X Congreso Nacional, no obstante las riñas y la denuncias de fraude interno y corrupción registradas en el marco de los debate de los 1.700 delegados, 400 de los cuales se retiraron de la cita antes de finalizar con el argumento de que no eran escuchados.

En las elecciones generales del 2 de julio de 2006 el PRD obtuvo la mayor votación de su historia y quedó apenas a medio punto porcentual de ganar la presidencia, pero luego sufrió una marcada caída en las preferencias, según indican todas las encuestas de opinión y los resultados de comicios estatales.

El PRD irá recuperando su fortaleza y depurará su vida interna, que hizo ya crisis por los enfrentamientos "tribales (de grupos antagónicos)", declaró a IPS Alejandro Encinas, quien competirá en marzo del año próximo como uno de los candidatos a presidir la agrupación, cuyo congreso de cuatro días finalizó el domingo.

Encinas, cercano al ex candidato presidencial Andrés López Obrador, señaló que la izquierda pugnará por lograr reformas políticas y económicas, pero seguirá sin reconocer al conservador Calderón como mandatario del país, pues considera que accedió al cargo mediante un fraude electoral.

Aunque tal postura va a contracorriente de la mayoritaria posición de la ciudadanía mexicana, según consultas varias que además otorgan al presidente índices de aprobación de alrededor de 70 por ciento, Encinas sostuvo que es coherente con la línea de su partido.

Creado a fines de los años 80 por un desprendimiento del Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México de 1929 a 2000, junto a líderes de corrientes izquierdistas y socialdemócratas, el PRD es hoy la segunda fuerza legislativa nacional y gobierna seis de los 32 estado del país, lo cual representa su mejor momento histórico.

Sin embargo, en los procesos electorales posteriores a las elecciones presidenciales, su caída ha sido estrepitosa. Tal desempeño tiene que ver, sostienen la mayoría de analistas, por su posicionamiento frente a Calderón.

En las cuatro elecciones de gobernador celebradas desde entonces apenas ganó una, la del sureño estado de Chiapas, y con un candidato que era originalmente militantes del PRI y que ahora reniega del PRD.

En esas y otras dos elecciones estatales, en las que además se eligieron diputados locales y alcaldes, la izquierda obtuvo magros resultados, siempre detrás del PRI y del gobernante Partido Acción Nacional (PAN).

Además, las opiniones positivas sobre el PRD cayeron de octubre de 2006 a junio pasado de 21,4 a 17,9 por ciento de los consultados, mientras que las negativas aumentaron de 37,1 a 42,1 por ciento, según datos publicados a fines de julio por la firma encuestadora Mitovfsky.

Cuando se preguntó a 3.000 entrevistados en hogares si en las elecciones nacionales para diputados en 2009 votaría por el PRD, 62 por ciento de ellos respondieron en octubre de 2006 que eso sería poco o nada probable y en junio ese indicador llegó hasta 67 por ciento.

A su vez, una encuesta del diario Reforma realizada por teléfono el 23 de junio a 300 ciudadanos de distintas partes de México indicó que 84 por ciento de ellos sugirieron al PRD reconocer a Calderón como presidente y negociar con él.

En ese marco, 67 por ciento de los entrevistados consideraron que el PRD es una agrupación que requiere cambiar para ser una buena opción política y sólo dos de cada 10 opinaron que representa hoy una buena opción política.

Migue Granados, columnista del diario Reforma y del semanario izquierdista Proceso, advierte que, si la tendencia declinante del PRD persiste, en las elecciones federales de 2009 para renovar parte de Poder Legislativo "su presencia se achicará hasta hacerse imperceptible".

Detrás de la declaratoria de que el PRD es hoy un partido de "izquierda moderna, amplia, plural, democrática y socialista", tal como se acordó en su último congreso, está la idea de que la agrupación apuesta por la vía electoral y que pondrá énfasis en apuntalarla y ganarla, explicó Encinas.

"Habrá que ir aclarando cómo y por dónde abre brecha el PRD, pues su crisis interna y sus posturas rijosas (agresivas) no parecen garantizar nada", señaló a IPS Lucio Contreras, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

"La declaratoria de izquierda moderna y democrática es por ahora tan sólo una frase. Habrá que ver si se llena de sustancia y acción", apuntó Contreras.

En el tema de cómo posicionar al PRD frente al gobierno fue donde más debates y riñas surgieron en el congreso de ese partido.

Las posiciones fluctuaron entre no tratar nada con el presidente ni con su partido, el PAN, y la de establecer acercamientos como el que ya tienen gobernadores del PRD.

Al final se impuso la idea de negociar con el PAN en el Congreso legislativo, pero siguiendo sin reconocer a Calderón, que según su tesis ganó en julio gracias a un fraude, denuncia que en su momento los jueces electorales desecharon.

Según Jesús Ortega, otro de los candidatos a presidir el PRD, no hablar con el "presidente espurio" no significará estar cerrado al diálogo con las diversas fuerzas políticas.

Los delegados del PRD que apoyaron la tesis de no tener contacto con el PAN y de rechazar toda iniciativa legislativa de ese partido, acusan a Ortega de tener una posición timorata y de no ser fiel a López Obrador, quien en noviembre fue declarado por sus seguidores "presidente legítimo" de México.

Ortega y sus seguidores hicieron trampa y engañaron a los delegados para así imponer sus posiciones, se quejaron esos grupos más radicales, que totalizaron unos 400 delegados y abandonaron el congreso antes de votar las resoluciones finales. Empero, luego aclararon que no dejaran el partido.

"Dicen (los partidarios de Ortega) que no negociarán nada con Calderón, pero al final lo harán, es parte de su estrategia", declaró a un medio radial Dolores Padierna, una de las líderes del PRD que se retiró antes de terminar el encuentro.

Varios incidentes se registraron en el congreso partidista. Hubo empujones, insultos y hasta se registró más sufragios que votantes en una ronda de votaciones.

En el PRD hay una cultura no democrática y proliferan las expresiones de clientelismo y corporativismo, reconoció Ortega. Encinas compartió esa evaluación y calificó de vergonzosos los enfrentamientos entre las diversas "tribus".

Un diagnóstico previo realizado por la comisión organizadora del X Congreso del PRD, reconoció que en ese partido hay falta de "institucionalidad" y prevalecen las luchas intestinas, el pragmatismo y la ausencia de una cultura democrática.

"Hacia fuera, la crisis del partido se refleja en pérdida de autoridad moral y de credibilidad ante la sociedad", apunta el documento.

Pero eso terminará y el PRD avanzará en su ruta democrática y como un partido moderno, prometió Ortega.

Hasta tanto ello ocurra y cuando ya pasaron 13 meses de las elecciones presidenciales y más de ocho de la investidura de Calderón, todas las encuestas coinciden en que si se repitieran los comicios, la izquierda perdería de forma apabullante.

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