ENERGÍA-HUNGRÍA: Futuro gaseoso

Hungría, una de las naciones de Europa que más dependen del gas, se verá supeditada al suministro de Rusia en el futuro inmediato. La posibilidad de contar con fuentes de energía alternativa es un sueño lejano.

La dependencia energética se tornó un asunto polémico en los últimos meses entre políticos y periodistas.

Dirigentes de la oposición de derecha advierten que la excesiva dependencia del gas ruso es una amenaza a la seguridad nacional porque Moscú suele utilizar su suministro como herramienta coercitiva de política exterior.

Funcionarios del gobierno socialista de Hungría se muestran confiados en que el precio del gas mantendrá un valor competitivo a mediano plazo y no consideran negativo depender de Rusia. Pero se inclinan por mantener relaciones de amistad con Moscú como la mejor forma de garantizar el suministro.

La posición adoptada por Budapest es similar a la de Alemania, Francia e Italia, pero parece excéntrica en el contexto pos-socialista donde las quejas históricas tensan las relaciones con Moscú.

"La cercanía con Rusia es objeto de ataques al primer ministro Ferenc Gyurcsany, por el pasado socialista de Hungría y porque su agrupación es tributaria del Partido Comunista Húngaro", dijo a IPS Attila Gyulai, del Instituto de Capital Político.

Las relaciones políticas y económicas entre ambos países gozan de su mejor momento desde el cambio de régimen en 1989. El hecho fue destacado por funcionarios de ambos países y confirmado por las estadísticas. Las exportaciones a Rusia crecieron 70 por ciento entre 2005 y 2006.

El consumo de gas natural es de 15.000 millones de metros cúbicos al año, por lo que el hidrocarburo representa 40 por ciento de la matriz energética húngara, una de las proporciones más altas de Europa junto a la de Holanda.

Hungría importa de Rusia 85 por ciento del gas natural que consume.

El gobierno promovió y subsidió esa fuente de energía en la década de los 90.

Este país de 10 millones de habitantes se volvió muy dependiente del gas por su bajo precio.

En la actualidad, 90 por ciento de los hogares dependen del gas para la calefacción.

"Depender de una sola fuente de energía es peligroso por razones de seguridad", dijo a IPS Judit Barta, directora del Instituto de Investigación Económica GKI, con sede en Budapest.

"Le llevará 25 años a Hungría reducir la dependencia en forma significativa", añadió.

Sin embargo, el régimen comunista de Hungría tomó una decisión responsable cuando decidió en los años 70 pasar gradualmente del carbón al gas, reconoció la experta.

Budapest estudia alternativas para reducir su vulnerabilidad energética.

Las autoridades construyen gasoductos que atraviesan el país y depósitos para almacenar el gas. Eso les dará una mejor capacidad negociadora frente a Gazprom, la gigante compañía rusa del sector.

Pero la capacidad de los depósitos actuales apenas si alcanza para sobrellevar un crudo invierno.

Con la construcción de más infraestructura, Hungría será menos vulnerable a los posibles recortes de energía y a trastornos causados por las disputas de precios entre Rusia y Ucrania.

Este país podrá, incluso, exportar el excedente.

Las autoridades sueñan con un enorme depósito para que Hungría se convierta en un gran centro energético regional.

La posición geográfica, las condiciones geológicas y el volumen del mercado local le dan considerables ventajas competitivas en Europa central.

Pero sólo se construirán pequeños depósitos cuya capacidad será de 3.000 millones de metros cúbicos porque Gazprom teme que una fuerza menos afín y más conservadora asuma el gobierno.

La mayor capacidad de las cañerías brindará a Hungría la posibilidad de que sus importaciones y exportaciones sean más flexibles. Eso mejorará la seguridad energética y permitirá beneficios económicos tangibles en materia de pagos por tránsito.

Budapest también se inclina por el gas natural licuado, un proceso que permite su transporte fuera de la rígida red de cañerías, que disminuiría la dependencia de este país en una única fuente.

La tecnología que permite licuar el gas sigue siendo cara pues hay muchos países interesados en los todavía escasos recursos disponibles. Por ahora, el precio no la haría atractiva entre los consumidores.

Mientras tanto, Budapest tendrá que reducir la dependencia energética promoviendo un consumo menos despilfarrador, señaló Barta.

La generación térmica de electricidad absorbe 32 por ciento de gas. Esa proporción será aun mayor a medida que el consumo eléctrico se eleve de la mano de las mejores condiciones de vida.

Si Hungría no se pasa a otras formas de energía, será necesario equilibrar la situación mejorando la infraestructura y el aislamiento térmico, según Barta.

Al igual que en varios lugares de Europa, en Hungría se vive un "renacimiento de la cuestión nuclear". El parlamento respaldó planes de largo plazo para ampliar la única central del país que se encuentra en Paks, en el meridional condado de Baranya.

La electricidad que genera Paks es la más barata del país. La energía nuclear no plantea ningún riesgo, según la opinión pública de este país. Pero su ampliación llevará entre una y dos décadas.

La posibilidad de contar con fuentes de energía alternativa y más limpias no es halagüeña.

La Unión Europea pidió a sus miembros que las fuentes renovables representen 20 por ciento de la producción total para 2020. Pero la llanura y la posición geográfica de este país hacen que la energía hidroeléctrica y la eólica no sean viables.

"El objetivo se alcanzará sólo en forma parcial. No podemos costear la inversión en fuentes de energía renovables porque los consumidores tendría que pagar por ellas", dijo Barta a IPS.

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