Cuando faltan 14 meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las autoridades de varios estados tratan de garantizar la seguridad y la transparencia tanto de sus máquinas de votación como de sus sistemas informáticos.
En este país, la introducción de boletas electorales en sobres que se depositan en urnas es un mecanismo confinado a los libros de historia.
Con los sistemas más modernos, el ciudadano emite el voto en una máquina similar al cajero automático de un banco, en el que selecciona los candidatos de su preferencia.
En otro procedimiento, un poco más antiguo, el elector debe perforar la casilla adyacente al nombre de su favorito en una hoja en que figuran todos los candidatos de todos los partidos.
Tras el escándalo en las elecciones de 2000, cuando la Corte Suprema declaró por cinco votos a cuatro ganador a George W. Bush mientras el hoy opositor Partido Demócrata aseguraba que se habían esfumado más de un millón de sufragios, la confianza en estos sistemas cayó de forma exponencial.
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La fuente del escándalo se ubicó entonces en el sudoccidental estado de Florida, donde una cuestionada victoria del Partido Republicano le aseguró a Bush la presidencia gracias al sistema de colegio electoral utilizado en este país.
El candidato demócrata, Al Gore, obtuvo a nivel nacional más votos que Bush, pero le significaron menos electores en el colegio. Si hubiera ganado en Florida, Gore se habría instalado en la Casa Blanca.
El secretario de estado (ministro del Interior) de Florida, Kart Browning, ordenó un estudio de los escáneres ópticos de las máquinas de votación, que fue realizado por expertos en computación de la Universidad Estatal de Florida.
El grupo de estudio encabezado por el profesor Alex Yasinsac descubrió que las máquinas fabricadas por la firma Sistemas Electorales Diebold (DES, por su sigla en inglés) eran vulnerables a la manipulación de sus memorias de archivo.
Browning le dio a DES un plazo de dos semanas para corregir los problemas.
El 10 de agosto, Browning informó a la prensa que los inconvenientes con los escáneres ópticos de las máquinas de DES habían sido solucionados. La compañía incorporó nuevas medidas de seguridad, que serán puestas a prueba el 29 de enero de 2008.
En esa fecha se celebrarán las elecciones primarias (internas) en Florida, en las que los votantes definirán el candidato a presidente de los partidos Republicano y Demócrata.
"El análisis examinó potenciales escenarios de ataque si una persona tiene acceso a la memoria", dijo el portavoz de DES, Chris Riggall. "Los problemas estaban relacionados con la codificación de las máquinas. Los expertos recomendaron reforzar las medidas de seguridad y eso es lo que hicimos", agregó.
Yasinsac dijo a IPS que 10 personas trabajaron en el estudio.
"No realizamos un informe completo sobre todas las máquinas de votación de Diebold. Sólo nos pidieron que revisáramos toda la literatura que menciona las fallas registradas y que buscáramos esos problemas en las máquinas de esta compañía", explicó.
En noviembre de 2000, problemas con las boletas electorales en las que se debe perforar la casilla que figura junto al nombre del candidato elegido causaron demoras de cinco semanas en el recuento de sufragios.
Muchos votantes se quejaron del diseño, que, según ellos, era tan confuso que terminaron eligiendo a candidatos que no deseaban votar.
Después de numerosos recuentos, la disputa llegó a la Corte Suprema de Justicia, cuyo histórico fallo le otorgó la victoria a Bush.
Numerosas organizaciones de ciudadanos se formaron luego, en un intento por asegurar que no se reiterara un fiasco como el de las elecciones en Florida. Uno de esos grupos es Ciudadanos por la Integridad Electoral del estado de Minnesota (Ceinm, por su sigla en inglés).
Se trata de una organización no partidaria, integrada exclusivamente por voluntarios.
"Ayudamos a crear, por primera vez en este estado, una supervisión de auditoria electoral hace unos meses", explicó el director y fundador del Ceimn, Mark Halvorson. "Trabajamos junto con la Liga de Mujeres Votantes para controlar esa auditoria."
Es poco probable que se apruebe este año una ley nacional sobre auditorias posteriores a las elecciones. Por lo tanto, "hemos invitado a secretarios de estado y diversos funcionarios, directores electorales y otras figuras clave para que vengan aquí a debatir este asunto en octubre", indicó Halvorson a IPS.
A fines de julio, la secretaria de estado de California, Debra Bowen, difundió los resultados de un estudio sobre las máquinas de votación que se utilizan allí y los procedimientos que se aplican en el día de la elección.
Un equipo de expertos en computación de la Universidad de California, encabezado por Matthew Bishop, encontró problemas en las fabricadas por DES.
A raíz de ese informe, el 3 de agosto Bowen prohibió el uso de las máquinas de DES y otra empresa, Sistemas de Votación Sequoia, en 39 condados del estado.
La medida no se aplica para el caso de votantes discapacitados, cuyas necesidades especiales encuentran una respuesta satisfactoria con el empleo de esas máquinas.
"Aquí en California, los expertos analizaron el caso de las máquinas en las que la persona debe tocar con su dedo la pantalla para ir habilitando las distintas opciones. Descubrieron que se puede tener acceso al voto emitido por un elector, incluso a los votos de todo un condado", explicó el profesor de la Universidad de Stanford David Dill.
En este aspecto señaló que "la ventaja de las máquinas con escáneres ópticos, como las de Florida, es que se cuenta con las boletas electorales para verificar lo que esos escáneres registraron".
DES y otros fabricantes de estos productos no fueron receptivos a las críticas en el pasado porque "existe una mentalidad corporativa. Dicen que la seguridad de las máquinas es un secreto empresario, no abierto al escrutinio público, pero con todos los problemas que hubo este argumento ya no resulta aceptable", agregó Dill.
El fundador y presidente de Servicios de Datos Electorales, Kim Brace, coincidió con Dill en que "hubo muchas iniciativas de activistas que reclaman mayor responsabilidad en los sistemas electorales y también se introdujeron muchos cambios respecto de los mecanismos de votación".
Un crítico de DES es Aviel Rubin, experto en computación de la Universidad Johns Hopkins. Es, además, director del Instituto de Seguridad Informática de esa casa de estudios y autor del libro "Una elección feliz: La Batalla para Preservar la Democracia en la Era del Voto Electrónico", publicado en 2006.
El informe de la Universidad de Florida no indagó "fallas de seguridad", según Rubin. "Se limitaron a revisar lo que ya estaba publicado como problemas detectados. El resultado de esto, junto con otros problemas del pasado, es que DES no parece ser una empresa confiable para fabricar máquinas de votación", afirmó.