El empresario Lee Myung-Bak es el favorito para las elecciones presidenciales del 19 de diciembre en Corea del Sur, como reflejo del deseo de los votantes de volver a los días en los que este país disfrutaba un vigoroso crecimiento económico..
Pero la tarea que le aguarda en caso de suceder al presidente centroizquierdista Roh Moo-Hyun no es sencilla.
El opositor Lee deberá superar las luchas internas en su Gran Partido Nacional y, sobre todo, tratar con el líder comunista de Corea del Norte, Kim Jong-Il, quien tiene la motivación y los medios para influir en las elecciones en favor del oficialista partido Uri (Abierto) de Roh.
"Nadie sabe cuál puede ser la carta que Kim Jong-Il pueda jugar para frustrar la marcha de Lee hacia la presidencia", dijo a IPS un analista de la Universidad de Corea, Choi Jin.
La cumbre bilateral a la que asistirán los presidentes Roh y Kim, originalmente prevista para el 28 de septiembre y postergada para el 2 de octubre, podría generar un escenario capaz de volcar las preferencias del electorado hacia el oficialismo.
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"No habría que sorprenderse si Kim hace una jugada en esa cumbre para colocar en ventaja al partido de gobierno, con el que tiene buenas relaciones. Ya en el pasado utilizó su influencia para favorecer a políticos de su agrado en las elecciones de Corea del Sur", señaló Choi.
Lee prometió un generoso programa de ayuda económica para Corea del Norte si el gobierno de ese país cumple la promesa de abandonar su programa nuclear, pero ahora comenzó a cuestionar los motivos por los que la cumbre se realizará sólo dos meses antes de las elecciones.
También hizo escuchar sus críticas a los programas de ayuda que Roh destina a Corea del Norte y a su política de relaciones estrechas con Pyongyang.
Pero muchos analistas creen que Lee está en condiciones de afrontar estos desafíos y recuerdan su apodo de "Topadora", por el estilo arrollador que mostró como alcalde de Seúl (2002-2006) y que también lo convirtió en un exitoso ejecutivo de la compañía de ingeniería y construcciones Hyundai.
Lee llegó a la cima de la empresa cuando tenía poco más de 30 años, a pesar de pertenecer a una familia de clase media baja, y se convirtió en un ídolo de los asalariados. "Mi mandato es reactivar la economía y superar la división social", dijo al aceptar la candidatura presidencial, el lunes 20.
Lee obtuvo la postulación luego de 10 meses de feroz lucha interna con Park Geun-Hye, hija del ex dictador Park Chung-Hee, a quien se considera el artífice de la recuperación del país tras la devastación de la guerra de Corea (1950-1953), que enfrentó a Estados Unidos y el sur de la península con el norte, dominado por los comunistas y con apoyo de Beijing.
Corea del Sur se convirtió en una potencia económica del sudeste asiático en la década del 60.
Analistas políticos no descartan que Park rompa con el Gran Partido Nacional para crear su propio partido y desafiar a Lee en las elecciones de diciembre.
"Esto puede suceder si Lee no logra superar con éxito la ola de denuncias sobre negocios inmobiliarios fraudulentos que involucran a su familia, o si irrita a los seguidores de Park realizando una desigual distribución de cargos entre ambos sectores", señaló un analista de la Universidad Myungji, Kim Hyong-Jun.
La prensa local informó que familiares de Lee ganaron 28 millones de dólares en operaciones de especulación inmobiliaria. Estas acusaciones pueden resultar muy perjudiciales en un país con 49 millones de habitantes que cuentan con una limitada disponibilidad de tierra.
Los ciudadanos comunes, cansados de las políticas de Roh hostiles hacia las empresas, se sienten atraídos por la imagen de Lee como exitoso hombre de negocios. La clase media se queja por los altos impuestos y las restricciones a la inversión, que dificultan a los jóvenes encontrar empleos.
En este contexto, Lee se mostró como candidato con mentalidad empresaria, capaz de usar su talento para reactivar la economía del país y ponerla en forma, tal como lo hizo con Hyundai en los 27 años en que encabezó el grupo.
Su lema de campaña es "7-4-7". Promete un crecimiento del producto interno bruto de siete por ciento anual, un ingreso por habitante de 40.000 dólares y ubicar a Corea del Sur entre las siete mayores economías del planeta.
Sin embargo, existe preocupación ante una estrategia de enfoque tan limitado.
"Deberá convencer a la gente de que será capaz de encontrar un equilibrio entre su estilo de jefe corporativo y su potencial papel de jefe de Estado. Un líder empresario está orientado hacia su tarea específica, pero un gobernante debe preocuparse por la ética y orientarse hacia los procesos", indicó Choi.
"Lee debe cuidarse de lo que dice. Tiende a cometer errores por ser demasiado frontal en sus discursos", agregó.
"La campaña recién comienza", advirtió el diario Donga en un comentario editorial. "Un simple slogan no será suficiente. Lee debe ofrecer una visión clara y concreta para que la gente común recupere la confianza y para que las empresas inviertan. En caso contrario, el apoyo que tiene hoy es tan frágil que puede desvanecerse."
Las posibilidades de éxito de Lee también dependerán de su plan de construir la mayor obra pública en la historia del país: un canal de 530 kilómetros de longitud que unirá Seúl, en el noroeste, con Pusán, en el sudeste.
Existe preocupación sobre su impacto en el ambiente, aunque el candidato afirma que el canal ofrecerá una medio de transporte eficiente para la producción y reducirá la contaminación por el menor tránsito en las rutas.
Algunos analistas consideran que la oferta del candidato es muy limitada.
"Lee puede perder su cómodo liderazgo si no incorpora a su campaña algo más que una propuesta tan frágil como la del canal. Debe incluir algo más convincente, viable y concreto, especialmente después de la cumbre de octubre, que probablemente favorecerá al oficialismo", advirtió Kim.
Lee se ganó una imagen de defensor del ambiente cuando, como alcalde de Seúl, cuando eliminó un enorme puente para rescatar el arroyo que corría debajo de él.
Al anunciar el proyecto en 2002 afrontó la dura oposición de unos 220.000 pequeños comerciantes de la zona. Lee los visitó uno a uno para convencerlos de que el proyecto sería beneficioso para todos. Prometió comprarles parte de sus productos y les ofreció préstamos para que trasladaran sus negocios.
Tuvo éxito. El Parque del Arroyo Cheonggyecheon, de casi ocho kilómetros de extensión y que demandó una inversión de casi 400 millones de dólares, fue inaugurado en 2005. Con sus antiguos puentes restaurados y modernas esculturas es hoy uno de los sitios más populares del país.
Hubo, sin embargo, una mancha en esa historia de éxito. Uno de los comerciantes se suicidó en 2005 por su imposibilidad de ganarse la vida luego de perder su negocio. "Señor alcalde, por favor, recuerde la promesa que nos hizo", escribió en su nota de despedida.