El plan de Estados Unidos de vender armas a Arabia Saudita y otros aliados de Medio Oriente para contrarrestar la influencia de Irán podría desatar una carrera armamentista y empeorar la inestabilidad en esta volátil región, advirtieron expertos.
El propuesto acuerdo de venta de armas es uno de los mayores que jamás se hayan firmado, aunque aún no cuenta con la aprobación del Congreso legislativo estadounidense, controlado por el opositor Partido Demócrata.
El pacto ofrece un paquete de equipos militares por 20.000 millones de dólares a Arabia Saudita y a otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), 13.000 millones a Egipto y 30.000 millones a Israel (para que pueda contrarrestar la nueva fuerza de sus vecinos, sostienen analistas) en un período de 10 años.
Los equipos ofrecidos incluyen avanzados aviones de combate, bombas inteligentes, sistemas de computación y lanchas de misiles.
"Es una manera muy imprudente de contener a Irán geoestratégicamente", opinó Steven Wright, profesor asociado de la Universidad de Qatar. "Si Washington cree que con esta venta de armas fortalecerá su posición contra Irán y aumentará la seguridad regional, está equivocado", agregó.
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"Vender más armas a los países del Golfo y a Israel solo servirá para aumentar la preocupación por Irán y la inseguridad regional", dijo a IPS por correo electrónico el especialista en relaciones entre Estados Unidos y el Golfo, residente en Doha, Qatar.
"Asimismo, esta iniciativa puede hacer que Irán destine un mayor porcentaje de su presupuesto al gasto en defensa", añadió.
El temor a una carrera armamentista en la región aumentó ante informes de que Rusia planea vender a Irán 250 aviones Sujoi, entre ellos 30 de los más avanzados que tiene. Además, el día 5 Irán presentó su nuevo caza Azarakhsh (relámpago), construido a imagen del F-5 estadounidense, pero con tecnología nacional.
Tras el anuncio del paquete de ayuda militar, la secretaria de Estado estadounidense, Condoleeza Rice, y el secretario de Defensa, Robert Gates, visitaron la región la semana pasada.
Durante la visita, Rice rechazó toda sugerencia sobre un cambio del equilibrio militar, el comienzo de una nueva carrera armamentista o el intercambio de ayuda militar por asistencia de los países del Golfo en Iraq. "Estamos trabajando junto a estos gobiernos para combatir el extremismo", insistió.
Por otra parte, Irán acusó a Estados Unidos de tratar de crear miedo y desconfianza en Medio Oriente y de intentar desestabilizar la región.
Un informe del diario The Washington Post fue un paso más allá al sugerir que "Estados Unidos e Irán se enfrentan ahora en una verdadera guerra fría… El gobierno de Bush intenta desplegar una especie de cortina verde que divida Medio Oriente entre los amigos y los enemigos de Irán. Esta nueva confrontación podría ser el legado más duradero del conflicto de Iraq".
En su editorial del día 2, The Gulf News, un periódico de Dubai, sostuvo que "el propósito de Estados Unidos es claro: aumentar la amenaza a Irán principalmente, pero también a Siria y a (los movimientos extremistas islámicos) Hizbolá y Al Qaeda, la bestia negra de la actual administración estadounidense".
Sin embargo, el diario de Dubai preguntó por qué los países del CCG deben "cumplir ciegamente los deseos de Estados Unidos", y sin nombrar a los Emiratos Árabes Unidos, señaló que "algunos miembros del CCG han tenido disputas territoriales con Irán… y han evitado deliberadamente la opción militar, en la creencia de que los problemas se pueden resolver por la vía diplomática".
Mientras, el diario londinense de lengua árabe Al-Quds Al-Arabi interpretó que el paquete de ayuda militar prometido confirma "el abandono de la democracia por parte de Washington, a favor de la preparación para la guerra", y preguntó si alguna vez la venta de armas estadounidenses a países del Golfo sirvió para disuadir a Irán o a cualquier otro país.
El embajador de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Zalmay Jalilzad, acusó a aliados de Washington, en particular a Arabia Saudita, de procurar desestabilizar Iraq financiando a militantes sunitas contra el gobierno mayoritariamente chiita de Bagdad.
"Arabia Saudita y otros países no hacen todo lo que pueden para ayudarnos en Iraq… Algunos no solo no ayudan, sino que tratan de frustrar nuestros esfuerzos", declaró Jalilzad la semana pasada.
De hecho, un creciente número de legisladores estadounidenses se resisten al plan armamentista de la administración de George W. Bush en Medio Oriente.
Dentro de los cinco días siguientes al anuncio de la venta propuesta, el 27 de julio, 114 miembros de la Cámara de Representantes, entre ellos 18 republicanos, informaron al presidente que votarían en contra del plan.
La política estadounidense en Medio Oriente en las últimos años "es un perfecto ejemplo de jiu-jitsu político", afirmó Gary Sick, profesor adjunto de asuntos internacionales y miembro académico del Instituto de Medio Oriente de la Universidad de Columbia.
"Estados Unidos hizo posible el resurgimiento de Irán al eliminar a sus rivales del movimiento Talibán en el este y del (partido iraquí) Baath en el oeste, e instalando un gobierno chiita en Bagdad por primera vez en la historia", señaló Sick.
"Una vez que aumentó inadvertidamente la fuerza y el poder de negociación de Irán, lo cual amedrentó a los antiguos aliados sunitas de Estados Unidos en la región y la fuerza y credibilidad de Washington, la superpotencia propone una nueva y mejorada relación política regional para enfrentar el problema, para de paso distraer la atención de su situación en Iraq", sostuvo el académico.
La nueva política estadounidense, según Sick, ofrece "una protección militar a los países del Golfo que han tomado una posición antagónica hacia Irán, lo cual claramente produce jugosas ganancias para la industria aeroespacial estadounidense, pero también provee un marco para obtener la aprobación de Israel (y del Congreso estadounidense) para vender nueva tecnología militar a los árabes".