La comunidad homosexual de Singapur se aprontaba a celebrar el Festival del Orgullo Gay, cuando cayó la censura. Pero esa y otras restricciones se contradicen con políticas desarrolladas desde 2000 que dan muestras de respeto a las minorías sexuales.
La última de las restricciones dejó a la comunidad sin picnic y una carrera de cinco kilómetros en el Jardín Botánico, en la zona más opulenta de la ciudad-estado.
Las actividades tienen un trasfondo político, dijeron a los organizadores del programa de dos semanas, People Like Us (Gente como uno), que defiende los derechos de los homosexuales.
"Las autoridades piensan que un picnic en el parque es un signo de insurrección", señaló Alex Au, miembro de People Like Us, que se proponía llevar a cabo esas dos actividades el 9 de este mes, el mismo Día de la Independencia de Singapur.
"Es una demostración de lo fuerte que es el poderoso lobby homofóbico del país", subrayó.
El propio Au sufrió la prohibición de una exposición de fotografías, que constituían una serie de tomas de parejas del mismo sexo besándose.
"Se considera que la muestra promueve su estilo de vida y no puede permitirse", reza un comunicado de la Autoridad de Desarrollo de Medios de Singapur.
"Le tienen miedo a la exposición, no a las 80 fotografías color que tomé", sostuvo Au en entrevista telefónica desde Singapur. "Si quiero las puedo publicar en un libro o mostrarlas por ahí", apuntó.
Un foro acerca de los derechos de los homosexuales corrió la misma suerte que la muestra de Au. El gobierno lo censuró negándole la visa a un académico que iba a dar una conferencia en el marco de estas actividades.
Douglas Sanders, profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, había sido anunciado como orador clave del seminario "Orientación Sexual en el Derecho Internacional: el caso de Asia".
Pero gracias a Internet, los organizadores burlaron el palo en la rueda puesto por el Ministerio de Asuntos Internos.
El sitio Fridae, dirigido a la comunidad gay de Asia, colocó pasajes de una conferencia de Sanders, la que según el gobierno transgrede normas nacionales.
"La disertación acerca de una cuestión interna como los derechos de los homosexuales debe reservarse a los singapurenses", arguyó el gobierno.
Pero no se aplicó el mismo criterio en julio cuando la Autoridad de Desarrollo de Medios de Singapur no encontró motivos para censurar la obra "Final feliz- varones asiáticos, volumen 3", del dramaturgo Alfian Sa'at.
Escenas de besos entre personajes del mismo sexo formaron parte de la obra que duró más de tres semanas.
Las autoridades tampoco le cayeron duro a los centros de entretenimiento para homosexuales como bares, clubes y saunas, que funcionan sin problemas, atrayendo público local y extranjero.
Desde 2000 se vive una aparente ola liberal en lo que respecta a las minorías sexuales.
La contradicción se plantea cuando ese país, conocido por sus políticas puritanas en asuntos religiosos y morales, debate la revocación de la ley que establece que las relaciones homosexuales constituyen un delito, norma heredada de la época de la colonia británica.
El ex primer ministro Lee Kuan Yew (1959-1965), suavizó su imagen de hombre fuerte al cuestionar la criminalización de la homosexualidad.
Algunas de las contradicciones no auguran nada bueno, según los críticos que cuestionan el excesivo control político y social de Singapur.
"Cuando se trata de hacer dinero o negocios con la comunidad gay, el gobierno parece más dispuesto. Pero su política de censurar no cambia cuando se trata de actividades públicas, que según ellos tienen un cariz político", señaló Sinapan Samydorai, responsable del grupo de presión Think Center (Centro de Reflexión), con sede en ese país, que aboga por los derechos civiles.
"Esa es la situación desde 2000, cuando hubo signos de una mayor apertura en el país", explicó en entrevista telefónica desde Singapur.
"Lo que no hacen es perseguir a la gente en el ámbito privado. Entonces emiten dos mensajes", arguyó.
La dualidad de criterios aparece mencionada en la conferencia que el académico canadiense no pudo brindar en Singapur.
El gobierno "prohíbe el reconocimiento legal" de organizaciones lesbianas, gay, transexuales y bisexuales (LGTB).
El ex primer ministro Chok Tong (1990-2004) "terminó con la prohibición oficial de que el gobierno contrate gays y lesbianas, dando una buena explicación para la homosexualidad", sostiene Sanders.
"Algunos nacimos de una forma y otros de otra. El actual primer ministro Lee Hsien Loong considera que la situación actual 'traza una línea divisoria', es un equilibrio entre tolerancia y control", continúa.
La capacidad de Singapur de ejercer tal control se debe a que un gobierno fuerte domina un territorio pequeño, a diferencia de otras naciones de Asia sudoriental donde administraciones más blandas y políticas más complacientes hacia las minorías sexuales permiten el respeto de los homosexuales, como sucede en Tailandia.
Hasta Indonesia, el mayor país musulmán y el más grande de la región, parece más favorable a las minorías sexuales.
"Las comunidades lesbianas, gays, transexuales y bisexuales están protegidas en Indonesia", indicó Dede Oetomo, profesor de Economía de la Universidad de Surabaya, de ese país.
"Está mencionado explícitamente en la declaración de derechos humanos redactada en 2004", apuntó.
"Indonesia cuenta con 20 organizaciones de gays y lesbianas y no hay ninguna norma que les impida realizar actividades públicas. Son todas legítimas", apuntó Oetomo, también creador de la Fundación Gaya Nusantara, en Surabaya, capital de la provincia indonesia de Java Este.
"Nuestro problema se centra en el ámbito cultural. Las familias no ven con buenos ojos a los homosexuales. Lo mismo sucede en algunos espacios sociales", añadió.
Lo que sucede en Singapur es "muy esquizofrénico. A las autoridades les desagrada cualquier desafío que plantee People Like Us", sostuvo Au. ***** + People like Us, en inglés (http://www.plu.sg/society/)