DARFUR: Rebeldes se unen, pero no todos

Las facciones rebeldes de la occidental zona sudanesa de Darfur acordaron una posición común de cara a las próximas negociaciones con Jartum, luego de intensas conversaciones en Tanzania.

Así lo anunciaron con pompa los mediadores del conflicto: la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Africana.

Los rebeldes esperan que esta posición unificada permita que las conversaciones de paz con el gobierno de Sudán comiencen en los próximos dos o tres meses, señaló el enviado especial de la ONU para Darfur, Jan Elliason.

Pero la ausencia de líderes rebeldes clave en las conversaciones podría limitar la importancia de este acuerdo, alertaron analistas.

"Es un paso adelante, pero el verdadero trabajo todavía está por hacerse", dijo a IPS el analista Alex de Waal, experto en Darfur del independiente Social Science Research Council, con sede en Washington.

Las conversaciones, celebradas en la ciudad tanzana de Arusha desde el viernes pasado y hasta el lunes, se realizaron una semana después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución para crear la mayor fuerza de paz del mundo, que será enviada a Darfur.

Elliason y el enviado de la Unión Europea, Salim Ahmed Salim, señalaron que las conversaciones produjeron una plataforma común sobre "reparto del poder, temas de salud, de seguridad, de tierras y humanitarios".

No obstante, De Waal alertó que las posiciones de los rebeldes aún no son muy firmes.

Las conversaciones en Arusha reunieron a representantes del Ejército Sudanés de Liberación (SLA) y al Movimiento de Justicia e Igualdad. Ambos grupos se han subdividido en facciones enfrentadas desde que se inició el conflicto en Darfur, hace cuatro años.

Pero las dos figuras principales, Suleiman Jamous y Abdel Wahid Mohammed al-Nur, no estuvieron presentes en Arusha. Observadores señalan que esta ausencia pone en riesgo el éxito de las conversaciones.

Jamous, el coordinador humanitario del SLA y una figura muy admirada entre los rebeldes, ha estado bajo custodia en un hospital de la ONU en Sudán durante más de un año. El gobierno sudanés amenazó con arrestarlo si salía del nosocomio.

"Jamous ha logrado un perfil importante por su actitud altamente conciliatoria, por su calidad de estadista con experiencia y por el hecho de que no tiene sangre en sus manos", dijo a IPS el académico Eric Reeves, experto en Darfur.

"Su presencia es muy importante, porque puede jugar un papel conciliatorio. Pero es por esa razón que el gobierno de Jartum lo mantiene recluido", añadió.

El SLA, uno de los mayores grupos rebeldes, amenazó con boicotear las negociaciones si a Jamous no se le permitía asistir. Sin embargo, la agencia Reuters informó que luego esta facción había cedido en su postura.

Al Nur, presidente fundador del SLA, también estuvo ausente en las conversaciones por decisión personal.

El viernes pasado, Al Nur criticó las conversaciones en una entrevista para el Sudan Tribune, señalando que los "mediadores hablan de unidad rebelde, pero de hecho estimulan las divisiones debido a que invitan a cualquiera que tenga un arma, un vehículo y un teléfono satelital".

Aunque ahora Al Nur vive en París y ya no comanda ninguna milicia en Darfur, sigue siendo una figura sumamente respetada entre las 2,5 millones de personas desplazadas por el conflicto.

"Al Nur aún es visto por la mayoría en los campamentos como la voz de los desplazados", dijo Reeves a IPS el jueves. "Va a ser muy difícil que las negociaciones tengan éxito si él las boicotea".

Reeves también alertó que "sería la misma receta de fracaso que se vio en Abuja si se toma sólo a una minoría de los grupos rebeldes para lograr un acuerdo".

El acuerdo de mayo de 2006 entre rebeldes y Jartum, alcanzado en Abuja, fue firmado sólo por la facción del SLA liderada por Minni Minawi, y pronto se convirtió en letra muerta.

Por otro lado, mientras muchos grupos humanitarios expresaron optimismo por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para crear una fuerza de paz de 26.000 efectivos, otros señalaron que el tiempo previsto para el despliegue de ese contingente es demasiado lento y que la resolución había sido debilitada significativamente para lograr el aval de China.

Jan Pronk, ex enviado de la ONU a Sudán, expulsado de ese país en octubre de 2006 por haber criticado a las autoridades de Jartum, expresó dudas sobre la resolución del sábado.

En una entrevista al diario holandés Trouw, Pronk dijo que la resolución se había diluido "enormemente" y lamentó que los miembros de la fuerza de paz no tendrán autoridad para requisar armas ilegales.

Pronk también criticó la lentitud del despliegue, señalando que "tomará mucho tiempo antes de que la misión esté plenamente operativa".

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