Nacionalistas y pacifistas de Japón celebraron por igual la renuncia esta semana del ministro de Defensa, Fumio Kyuma, tras protestas por su alusión a las bombas atómicas arrojadas en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki como hechos que «no pudieron evitarse».
Legisladores de la oposición reclamaron la renuncia de Kyuma, alegando que debería asumir la responsabilidad por lo que dijo al comienzo de la campaña electoral para la cámara alta, que se inició el fin de semana.
Kyuma, un ministro de alto perfil, dijo en una reunión pública que, de no ser por el bombardeo, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se habría prolongado interminablemente, dejando a Japón vulnerable ante una penetración más profunda por parte de la Unión Soviética.
"El problema con la declaración de Kyuma es su falta de sensibilidad hacia una de las matanzas masivas indiscriminadas más atroces de la historia humana", dijo el periódico Asahi el miércoles. Más de 300.000 japoneses murieron por esas dos bombas.
Paradójicamente, al otro lado del debate japonés sobre la Segunda Guerra Mundial, nacionalistas que llaman a que este país abandone su histórico pacifismo y tenga su propia fuerza militar, 62 años después de aquella derrota, también están enojados con Kyuma.
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"Me alegro de que el primer ministro Shinzo Abe aceptara la renuncia de Kyuma. El bombardeo atómico fue una tragedia humana justificada por los estadounidenses como necesaria para detener la guerra de agresión de Japón", sostuvo Yuko Tojo, de 68 años, nieta de Hideki Tojo, un criminal de guerra ahorcado por los aliados.
Los expertos sostienen que los dos argumentos concentran la esencia de por qué los japoneses continúan sin definir un consenso nacional sobre su rol en la Segunda Guerra Mundial.
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima. Tres días después hizo lo mismo sobre Nagasaki. Ambos ataques dejaron un saldo de unos 160.000 muertos y decenas de miles de mutilados por la radiación, pero pusieron fin a la guerra de modo decisivo.
Kyuma será reemplazado por la asesora de seguridad nacional Yuriko Koike, que ahora se convertirá en la primera mujer en ocupar la titularidad de la cartera de Defensa en Japón.
"Las enormes protestas a propósito de Kyuma ilustran la indignación que siente el público por Estados Unidos y la destrucción de Hiroshima y Nagasaki. Por otro lado, la posición de los nacionalistas señala el recrudecimiento de un nacionalismo profundamente arraigado en Japón. Ellos están usando el bombardeo atómico para apuntalar el ángulo de la victimización según el cual Japón no puede ser culpado por la guerra", sostuvo Fuyuko Nishisato, escritora y activista por la paz.
Nishisato, investigadora sobre el sistema de esclavitud sexual del Ejército Imperial Japonés, bajo el cual las mujeres asiáticas eran forzadas a brindar servicios sexuales a los soldados, dijo que Abe aceptó la dimisión de Kyuma bajo la influencia de la presión pública en época electoral.
La proporción del apoyo a Abe atraviesa una baja histórica: menos de 30 por ciento la semana pasada. La de Kyuma fue la tercera renuncia en su gabinete en los últimos nueve meses de gestión, y fue vista como otro ataque a su futuro político, que será puesto a prueba a fines de julio.
"La evidencia fue bastante clara para Abe, dado que la respuesta pública fue bastante feroz contra Kyuma. La muestra de enojo le indicó cuán profundamente se arraigó el bombardeo atómico en la psiquis del público", señaló Nishisato a IPS.
El incidente de Kyuma y la reacción entre los nacionalistas de Japón, según analistas, salió a la superficie como otra importante sub-corriente en la política.
Hirotada Asakawa, ex periodista y ahora analista político de la Universidad de Tohoku Fukushi, dijo que la política japonesa se encuentra en una encrucijada. "Nuevos candidatos políticos como Tojo nunca habrían surgido hace unas décadas. Pero el hecho de que ella pueda hacer campaña es el resultado del ascenso de los conservadores, gracias a Abe", sostuvo.
Tojo se postuló como candidata independiente para los comicios de julio. En declaraciones a la prensa el martes, llamó a restaurar la "dignidad de Japón" mediante la abolición de la Constitución pacifista, y a visitar el mausoleo Yasukuni, que honra a los soldados caídos durante la expansión colonialista japonesa en Asia en las primeras décadas del siglo XX, entre ellos su padre.
"Japón fue obligado a ingresar en la guerra cuando países occidentales que habían colonizado Asia nos impusieron un embargo económico. Mi padre no es culpable de iniciar la guerra, sino de perderla", opinó Tojo.
La posición de Tojo representa una tendencia creciente en Japón para apoyar el patriotismo de Abe y su campaña para revisar la Constitución posterior a la guerra, que fue dictada por Estados Unidos, y para volver a hacer de Japón un país "normal", con un ejército.
La resolución aprobada el mes pasado por el Congreso legislativo de Estados Unidos que pidió a Japón disculparse formalmente ante las ahora ancianas "mujeres de confort" (esclavas sexuales del ejército) también indignó a los conservadores japoneses.
Algunos de ellos atribuyen todo, desde el aumento de la delincuencia juvenil hasta la amenaza de los misiles de Corea del Norte, a la no militarización de Japón.
Asakawa explicó que las protestas contra las declaraciones de Kyuma muestran que los conservadores y sus puntos de vista tienen un apoyo limitado.
"Los votantes ven a las declaraciones de Tojo como un paso atrás en la historia. Mi investigación demostró que el argumento conservador de que Japón puede volver a ser una nación orgullosa, revisando su pasado bélico, no es popular", explicó a IPS.
Nishisato subrayó que las inminentes elecciones son cruciales para los japoneses. Si el Partido Democrático Liberal de Abe obtiene menos de los actuales 109 escaños que ocupa en la cámara alta, de un total de 245, el resultado será alentador para personas como ella, que durante mucho tiempo presionaron para que el gobierno se disculpara con los familiares de las víctimas de la colonización japonesa en Asia.
"De otra manera, hay grandes probabilidades de que aumente el nacionalismo exacerbado en Japón", alertó.