El campeonato de fútbol de Asia recibió una cobertura mundial sin precedentes gracias a la historia de superación del seleccionado de Iraq. Los futbolistas de ese país fueron coronados como los nuevos campeones tras derrotar a los de Arabia Saudita en Yakarta.
"Tuvimos el doble de exposición en los medios este año comparado con la última Copa de Asia, realizada en China", dijo a IPS la directora de comunicaciones de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC, por sus siglas en inglés), Claire Kenny Tipton.
"El campeonato fue una noticia más allá de nuestra región. Incluso tuvimos retransmisiones en América del Norte y difusión a través de Internet en el mercado europeo", añadió.
Cuando los dos equipos finalistas ingresaron el domingo al Estadio Gelora Bung Karno de la capital indonesia, la noticia atrajo a medios como Financial Times, The New York Times y la agencia Bloomberg.
"El interés pasó de los tradicionales medios deportivos y se convirtió en una noticias para todos", dijo Tipton.
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Luego de que Iraq venció a Arabia Saudita por 1 a 0, los iraquíes salieron a las calles en su país a celebrar el triunfo disparando armas de fuego al aire. Por lo menos siete personas murieron y otras 17 resultaron heridas.
La habilidad de los iraquíes demostrada en los campos de juego en las últimas semanas fue descrita como "un gran paso para la Copa de Asia". "El logro iraquí fue una gran noticia", dijo Tipton.
Sin embargo, pocos se habían atrevido a predecir una final así cuando el seleccionado de Iraq, capitaneado por Younis Mahmoud, inició el campeonato empatando 1 a 1 con Tailandia el 7 de este mes en Bangkok.
"Los equipos con más posibilidades al comienzo del torneo eran las potencias del continente: Japón, Corea del Sur, China e Irán, y el recién llegado: Australia", explicó Jaiarajo Letchumanan, editor de deportes de la agencia de noticias malasia Bernama.
"Nunca pensamos que Iraq sería el ganador. Pocos le daban chances", dijo en entrevista telefónica desde Kuala Lumpur. "Pero la forma en que llegaron a la final fue asombrosa, y la manera en que pelearon en ese último partido fue una maravilla".
"Hicieron que el equipo saudita pareciera de nivel medio. Ellos querían mostrar al mundo que podían jugar a pesar de los problemas que tienen en su país", agregó.
Los medios internacionales comenzaron a informar sobre el equipo iraquí apenas voló a Bangkok para pelear el campeonato, en el que participaron 16 seleccionados durante tres semanas en cuatro países sede: Indonesia, Malasia, Tailandia y Vietnam.
Muchos informes destacaron el sentido de unidad en el equipo iraquí, integrado por sunitas, chiitas y kurdos, en momentos que esos tres grupos se enfrentan en su país.
También llamó la atención el dolor que tuvieron que superar los jugadores a causa de la violencia. Poco antes de que partieran a Bangkok, el fisioterapeuta del seleccionado fue asesinado en un atentado con bomba.
Noor Sabri, quien anotó el gol para asegurar la victoria de Iraq durante los tiros penales en la semifinal contra Corea del Sur, también vivió una tragedia. Su cuñado murió en un atentado pocos días antes de que comenzara el torneo.
Ante las amenazas de secuestro y de muerte, los jugadores realizaron su última sesión de entrenamiento en Amman. Para ello, la AFC les concedió un "subsidio adicional" de 50.000 dólares para los "cosos de viaje".
Las dificultades económicas de los iraquíes quedaron aun más expuestas al comienzo del campeonato, cuando llegaron a Bangkok con "uniformes viejos y sin equipos de entrenamiento", según informó la agencia de noticias Reuters.
Mientras los iraquíes viajaban en la clase económica en su vuelo de Malasia a Indonesia para disputar la final, los sauditas lo hacían en el confort de su jet privado.
Hasta el domingo, lo máximo que había avanzado Iraq en una Copa Asiática eran los cuartos de final. Cayó ante Emiratos Árabes Unidos en 1996, ante Japón en 2000 y ante China en 2004.
Cuando sonó el silbato final, los iraquíes reunidos para observar el partido en restaurantes de Bangkok sabían que estaban presenciando un hecho histórico.
"Este triunfo es un regalo para nuestro pueblo. Es una victoria que unirá a nuestro país y demostrará que los diferentes grupos pueden combinarse y jugar como un solo equipo", dijo Jamal Yusuf, un bagdadí de 30 años radicado en Bangkok.
Para Mahmoud Mourad, un egipcio que apoyaba a Iraq, el triunfo del domingo le dará "un mayor reconocimiento" al estilo de juego iraquí. "Es un equipo muy fuerte, y lo demostró en este torneo. Pero no fue sólo el fútbol el que ganó", afirmó.