ESPAÑA: Centristas pierden peso en el Partido Popular

La principal fuerza de oposición de España, el Partido Popular (PP), se está escorando cada vez más hacia la derecha, lo que favorece las perspectivas electorales del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Según la legislación vigente, las elecciones generales deberían celebrarse a más tardar en marzo de 2008, pero de acuerdo con la misma ley, el gobierno puede disolverse y anticipar su convocatoria a octubre o noviembre de este año.

Sea cual fuere la fecha de los comicios, los partidos políticos se encuentran ya en fase preelectoral, realizando actos y prometiendo acciones para el caso de que lleguen a ejercer el poder político.

Las encuestas indican que el PSOE se mantiene a la cabeza de las expectativas, pero con diferencias de entre uno y tres puntos porcentuales respecto del PP. En algún sondeo, el propio PP encabezó las preferencias por una diferencia también mínima.

En este contexto llama la atención la derechización del PP, puesto que ambas fuerzas requieren de los votos del abultado sector del centro del electorado para triunfar en los comicios.

Parece imposible que alguien se declare socialista y de izquierdas y vote al PP, así como que un derechista pueda hacerlo por el PSOE.

En cambio, aquellos que se definen como centristas se ubican equidistantes de ambos partidos, rechazan los extremos y se acercan a uno u otro lado según las circunstancias.

De allí lo notable de hechos ocurridos en los últimos días que fortalecen al ala más derechista del PP, en especial la renuncia de Josep Piqué a la dirección partidaria en la Comunidad Autónoma de Cataluña, una de las 17 de España y de las que más influyen en la política española.

Piqué fue en su juventud militante del Partido Comunista, durante el régimen franquista (1939-1975). Ya en democracia, y sin afiliarse al PP, fue sucesivamente ministro de Industria, de Asuntos Exteriores y de Ciencia y Tecnología del gobierno del derechista José María Aznar (1996-2004).

Desde 2002, Piqué fungió como máximo responsable del PP en Cataluña. En los comicios de marzo de 2004, esa fuerza obtuvo allí la más alta votación de su historia. Sin objetar los lineamientos generales del partido, el liderazgo de Piqué lo acercó a las posiciones de los nacionalistas catalanes, molestando a la derecha popular.

Su renuncia, precisamente, se debió a una maniobra de dos dirigentes nacionales del PP, el secretario general Ángel Acebes y el portavoz parlamentario Eduardo Zaplana, quienes desde Madrid impusieron a dos colaboradores cercanos como coordinadores de la acción política en Cataluña, sin consultar a Piqué.

En su carta de renuncia, dirigida al presidente del partido Mariano Rajoy, Piqué habló de "mezquindades y miserias", aludiendo a las imposiciones que se habían dispuesto.

Acebes y Zaplana son fervientes seguidores de Aznar, quien ahora preside la derechista Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), considerada la cuna ideológica del PP, si bien no todos los dirigentes populares coinciden con sus líneas políticas y estratégicas.

En el polo opuesto se ubican el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y Javier Arenas, ex secretario general del PP y actual líder del mismo en la Comunidad Autónoma de Andalucía.

Apenas conocida la renuncia de Piqué, Gallardón no vaciló en declarar su deseo de que "en el puesto que sea, Piqué siga siendo uno de los grandes activos". Porque "un partido como el nuestro no debería prescindir nunca de una persona que ha realizado una labor tan extraordinaria".

Gallardón, el más progresista de los dirigentes del PP, es considerado por muchos correligionarios el candidato idóneo para reemplazar a Rajoy, si bien la sucesión no está todavía abierta.

Pero problemas como el que condujo a Piqué a su renuncia pueden deteriorar aún más la imagen de Rajoy, generar una crisis y obligarlo a renunciar o, al menos, a convocar a un congreso extraordinario del PP.

En la afirmación derechista del PP se enmarca el claro rechazo a la ley sobre Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, que elimina la religión como materia obligatoria, aunque la mantiene como opcional, y establece como obligatoria la de moral ciudadana

El cambiono satisface a la Conferencia Episcopal, que impugna a la propia ley, pues, sostuvo en un documento público "el Estado no puede suplantar a la sociedad como educador de la conciencia moral".

Eugenio Nasarre, portavoz de educación del PP en el Congreso de los Diputados, precisó que si su partido ganase las próximas elecciones generales suprimiría a su vez la asignatura educación para la ciudadanía.

Con esas perspectivas, el secretario general del PSOE, José Blanco, dijo ante un grupo de periodistas el lunes 23 que el PP, que dos décadas atrás había emprendido un viaje hacia el centro, hoy transita en sentido contrario.

Ese partido "tiene una crisis seria de liderazgo: unos sueñan con Esperanza Aguirre (la presidenta de la Comunidad de Madrid), otros quieren a Gallardón. Algunos claman para que vuelva Rodrigo Rato (ex vicepresidente español que acaba de renunciar a la dirección del Fondo Monetario Internacional) y nadie da un duro por Mariano Rajoy", dijo Blanco con sorna.

Así los socialistas refuerzan su optimismo electoral.

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