Hiroshi Yoda, empresario de 60 años, espera que la aplastante derrota del gobernante Partido Demócrata Liberal (PDL) en las elecciones parlamentarias de Japón llame la atención de los dirigentes políticos.
Las figuras partidarias más influyentes han perdido el contacto con la gente, lo que explica el castigo que recibió el gobierno en las urnas el domingo, advirtió.
"Yo siempre apoyé al PDL, creyendo que era el único partido con la experiencia necesaria para conducir el país. Pero en los últimos años, la arrogancia del gobierno me disgustó tanto que decidí votar en su contra", explicó Yoda.
El primer ministro Shinzo Abe se negó a renunciar a causa del resultado e incluso a asumir algún tipo de responsabilidad por la devastadora derrota de su partido.
Abe, de 52 años, es el primer jefe de gobierno japonés nacido tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Al día siguiente del revés electoral dijo a la prensa que realizaría cambios en su gabinete "en el momento apropiado".
El domingo a la noche, al aceptar la derrota, reafirmó su mandato de construir un "Hermoso Japón", un plan que los votantes acababan de rechazar, señalaron analistas políticos locales.
"Ésta fue la peor derrota del PDL desde su creación en 1955. Los votantes enviaron un claro mensaje de rechazo a Abe y sus políticas, pero él sencillamente no quiere asumirlo", señaló Gerald Curtis, profesor de la estadounidense Universidad de Columbia en Nueva York y experto en política japonesa.
Los comicios, en los que se renovó la mitad de la Cámara de Senadores de 242 miembros, reflejaron la ira y la decepción de los votantes respecto del gobierno se reflejaron en el resultado de los comicios del domingo, sostuvo Curtis.
Los partidos de oposición sumaron 68 bancas, el PDL 37 y su aliado en la coalición gobernante, Kometio, apenas nueve. El gobierno necesitaba obtener 64 escaños para mantener su mayoría en el Senado.
Un escándalo relacionado con el sistema jubilatorio determinó que el oficialismo se "cocinara a fuego lento" de cara a las elecciones. El opositor Partido Democrático de Japón (PDJ) explotó la pérdida, por parte de la Agencia de Seguro Social, del registro de aportes de 50 millones de ciudadanos, y Abe intentó ocultar el problema.
"El resultado es una protesta contra Abe. Al negarse a renunciar, preveo un periodo de dificultades políticas hasta el final de su mandato en 2009", comentó Curtis.
El PDJ tiene ahora el control del Senado. Analistas políticos vislumbran a un debilitado Abe tratando de lograr que se aprueben las reformas que ha estado promoviendo para, según afirmó, revitalizar el papel de Japón en la política mundial.
El gobierno afrontará otra prueba de fuego en diciembre, cuando los parlamentarios voten la propuesta prórroga de la ley antiterrorista aprobada por la Dieta (Cámara de Diputados) en octubre de 2006.
La norma tiene el propósito de asegurar apoyo logístico a las actividades militares de Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo. El año pasado, el PDJ se opuso a la sanción de esa ley.
Si el gobierno no obtiene en diciembre una votación favorable, analistas prevén que Abe deberá dejar de lado sus planes de reformar la Constitución para permitir a Japón contar con fuerzas armadas, y así fortalecer su papel en la arena política internacional y asistir mejor a Estados Unidos, su principal aliado en materia de defensa.
Otra cuestión preocupante es el vínculo con Corea del Norte. La línea dura de Abe está aislando a Japón en las negociaciones multilaterales que incluyen a China, Corea del Sur y Estados Unidos, destinadas a contener el programa nuclear del gobierno de Pyongyang a través del diálogo.
Abe fomenta incrementar los lazos con India, como una forma de sostener el equilibrio de poder en Asia en contra de la creciente influencia de China. Se prevé que esta iniciativa también recibirá un tibio apoyo en el parlamento.
El periodista Harumi Arima, con buenas conexiones en la Cámara de Diputados, señaló que Abe no ha logrado sumar apoyos con su ideología conservadora.
"El resultado electoral muestra que jugar la carta de Corea del Norte no funcionó para Abe. El mensaje fue claro: la gente quiere soluciones prácticas y honestas que les aseguren el futuro, no una vaga ideología nacionalista que no comprenden", indicó Arima a IPS.
En este sentido, mencionó que incluso en distritos que habían sido históricamente bastión del PDL, como la isla de Shikoku, el partido de gobierno perdió el domingo todas las bancas que estaban en juego.
Esto, explicó, es una clara muestra sobre cómo el PDL alienó a votantes rurales impulsando reformas económicas que ensancharon la brecha de ingresos entre ellos y los centros urbanos.
La desregulación de la economía, aplicada para adoptar un modelo de estilo estadounidense, que fue iniciada por el antecesor de Abe, Junichiro Koizumi, erosionó el carácter igualitario que caracterizó a la sociedad japonesa de posguerra.
Actualmente, el desempleo entre las personas de mediana edad se ubica en torno a cuatro por ciento, cuando antes era prácticamente inexistente. La alta tasa de suicidios, más de 30.000 al año, está mayoritariamente asociada a problemas de deudas e inseguridad respecto del futuro.
La privatización del sistema de salud también alteró la política tradicional, por la cual casi 90 por ciento de la población tenía garantizado algún tipo de seguro médico. Esto aumentó la ansiedad social.
"La ideología de Abe no es la respuesta para estos problemas. Abe puede sobrevivir si coloca sobre la mesa soluciones prácticas", concluyó Arima, "pero dudo de que sea capaz de hacerlo".