Un año después del anuncio que cambió la vida de Cuba en apenas unos minutos, esta isla del Caribe parece seguir su rumbo por caminos imprevistos y, como tantas veces en el pasado, rompiendo todas las apuestas sobre el presente y futuro del socialismo en el país.
Inexplicable para muchas personas en el mundo, y a veces también para algunas en el propio país, el sistema cubano ha enfrentado "sin caerse" el bloqueo económico de Estados Unidos y aguantó la "onda expansiva" del fin del Muro de Berlín, que a fines de 1989 inauguró el derrumbe en cadena del socialismo en Europa oriental.
Con ese mismo "misterio", Cuba superó la aparente inercia que sucedió al anuncio, el 31 de julio de 2006, de la enfermedad del presidente Fidel Castro, su retiro "provisional" del poder y la designación temporal al frente del país de su hermano y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Raúl Castro.
Lo que parecía imposible se ha vuelto normal. Mientras analistas extranjeros insisten en el tema del retorno o no de Fidel Castro al poder, la población de la isla parece haberse adaptado rápidamente a las nuevas funciones del Comandante en Jefe, quien desde su nuevo puesto de convaleciente escribe artículos para el principal diario cubano.
"Creo que sólo fuera de Cuba se habla de si Fidel vuelve o no. Aquí, aunque no se diga en alta voz, sabemos que va a ser difícil que él vuelva a estar como antes. Lo importante es que lo tenemos ahí, dándonos su opinión sobre las cosas más importantes, mientras otros hacen el trabajo duro", dijo a IPS Raúl Díaz, un militar retirado.
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Más de 30 artículos o crónicas ha publicado el presidente cubano desde la inauguración, en abril pasado, de su espacio Reflexiones del Comandante en Jefe, en el diario oficial Granma. Esa ha sido la forma de mantenerse activo tras la enfermedad intestinal que lo colocó al borde de la muerte.
Para Rosendo Ruiz, vendedor de obras de arte en una feria artesanal, en el país "todo sigue igual". En tanto, Helena Álvarez, dueña de un restaurante privado, asegura que los inspectores la han molestado menos en los últimos meses, pero se queja del descenso abrupto del turismo y, por ende, de sus ingresos.
La "tranquilidad" con que Álvarez dice estar trabajando en el pequeño sector privado puede ser uno de los signos de que, aunque con mucha cautela y sin grandes anuncios, algunas cosas están cambiando en la isla para bien de la población de 11,2 millones de habitantes y dentro del sistema social imperante.
La disminución significativa de los actos masivos, discursos breves y directos, respeto de los horarios de los programas de televisión preferidos por la población, mayores espacios para la crítica en los medios de prensa nacionales, son apenas signos de un estilo de trabajo que la población ha empezado a identificar con la figura de Raúl Castro.
"Especulan acerca de una supuesta parálisis del país y hasta sobre una transición en marcha. Pero por mucho que cierren los ojos, la realidad se encarga de destruir esos sueños trasnochados", afirmó el presidente en funciones en el acto del 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional.
Tras reconocer innumerables logros, Raúl Castro llamó a tener "clara conciencia de nuestros problemas, de las deficiencias, errores y actitudes burocráticas o indolentes". Debemos "transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en su momento, pero han sido ya superados por la propia vida", aseguró.
"Nunca creernos que lo que hacemos es perfecto y no volverlo a revisar", reclamó el presidente en funciones. Aseguró, además, que se evitaría la tendencia, tan común en el pasado, de generalizar de manera automática a todo el país una experiencia que hubiera sido aplicada exitosamente en una localidad o sector social.
Entre las medidas ya aplicadas, sin grandes anuncios ni espectaculares coberturas de prensa, aparece el pago de la deuda estatal al sector campesino, el aumento de los precios que abona el Estado a los productores cooperativos y privados de alimentos y un nuevo mecanismo para que la leche llegue a la población de forma más eficiente.
Como elementos "claves" del momento actual, Raúl Castro mencionó la necesidad de aumentar la producción agropecuaria e industrial, eliminar importaciones "siempre que resulte racional" y, aprovechar las buenas y malas experiencias del pasado reciente para fomentar la inversión extranjera que aporte capital, tecnología o mercado.
"Cualquier incremento de salarios o descenso de precios, para que sea real, sólo puede provenir de una mayor y más eficiente producción o prestación de servicios, que permita disponer de más ingresos. Nadie, ni un individuo ni un país, puede darse el lujo de gastar más de lo que tiene", apuntó el ministro de las FAR.
Otros retos aparecen en el sector de la vivienda, el transporte, los servicios a la población y el turismo, un sector que sufrió con fuerza el impacto de las medidas financieras aplicadas por el gobierno en 2004, en respuesta a un plan estadounidense para propiciar cambios políticos en Cuba.
La penalización aplicada al cambio del dólar estadounidense encareció el turismo en Cuba y afectó, en primer lugar, a amplios sectores de la población que reciben remesas de dinero de sus familiares radicados en Estados Unidos o que viven de brindar servicios diversos a los visitantes extranjeros. Cómo afrontar, en el más corto plazo posible, los efectos que una medida que como ésta tuvo sobre la población y, también, revertir la dolarización, aparecen entre los mayores retos del gobierno interino en materia económica, según fuentes especializadas consultadas por IPS.
"También se impone un re-análisis del trabajo por cuenta propia y del papel que puede tener la iniciativa privada, muy limitada hasta el momento, en algunos servicios a la población que el Estado no ha podido garantizar eficientemente durante década", afirmó un economista consultado.
Otros temas pendientes serían la apertura de las instalaciones turísticas a la población cubana y la flexibilización de las regulaciones migratorias que limitan los viajes al exterior y el regreso libre al país de nacionales que se radicaron en el exterior, comentó Soledad Cruz, periodista del diario cubano Juventud Rebelde en un artículo divulgado en el sitio web kaosenlared.net. Considerados apenas como "parches de oxígeno" por algunos observadores, los pasos en materia económica se han visto acompañados de un intenso debate intelectual sobre la política cultural de la Revolución Cubana que, tras su momento de auge a inicios de año, ha tomado también el ritmo de la normalidad.
A diferencias del silencio que rodeó el tratamiento de determinados temas, considerados sensibles en el pasado, el país comienza a abrirse al análisis público de cuestiones como la violencia contra las mujeres, los derechos de las llamadas minorías sexuales y la problemática de grupos que viven en situación de vulnerabilidad.
"Problema que no se identifica es como si no existiera y, al contrario, problema que se identifica correctamente ya tiene él mismo una parte de la clave para su solución", dijo a IPS el historiador Jesús Guanche, a propósito de un proyecto de ley que incluye el reconocimiento de iguales derechos para parejas heterosexual y homosexuales.
En tanto, sectores de la sociedad civil alertan sobre la necesidad de la apertura de espacios de diálogo, que permitan una mayor participación ciudadana en la política interna y en el enfrentamiento y la búsqueda de soluciones para los más diversos problemas sociales. "El futuro no está en encerrarnos sino en abrirnos, sin perder lo esencial de nuestro proyecto", dijo a IPS el pastor bautista Raimundo García, director ejecutivo del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo que, a unos 150 kilómetros de La Habana, promueve el análisis sobre temas como deberes humanos, reconciliación y resolución de conflictos.