La integración de los países de América Latina y el Caribe debe incluir una agenda social, hasta ahora desatendida frente a la dimensión económica del proceso, concluyó un estudio del Sistema Económico Latinoamericano (SELA).
En los esquemas ensayados hasta ahora "ha predominado el énfasis económico en desmedro de los restantes ámbitos que deberían formar parte de los objetivos", indicó el consultor Jaime Estay, docente de Economía en la Universidad Autónoma de Puebla, México.
El SELA, que reúne a 26 estados de la región con fines de cooperación y concertación económica, realizó el primero de una serie de simposios sobre la arquitectura institucional de la integración los días martes 3 y miércoles 4 de julio, al que seguirá en agosto una reunión regional sobre la dimensión social del proceso integrador.
Las dificultades y tensiones de los procesos de integración latinoamericanos quedaron en evidencia la semana pasada con el ultimátum de Venezuela a los parlamentos de Brasil y Paraguay, fundadores con Argentina y Uruguay del Mercado Común del Sur (Mercosur), para que en tres meses ratifiquen la adhesión de Caracas al bloque regional.
Los análisis encarados por el SELA se refieren al Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) y la Comunidad del Caribe (Caricom).
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El Mercosur "surgió en 1991 en un contexto neoliberal en el cual las políticas sociales no se tomaron en cuenta", observó a IPS la asesora de la Comisión de Representantes Permanentes de ese bloque, Ariela Ruiz-Caro.
El caso de la CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú), de la que Venezuela se separó el año pasado, "es diferente, porque surgió en 1969 en el marco de una política de industrialización por sustitución de importaciones, búsqueda de más y mejores empleos y con un papel del Estado muy fuerte", agregó Ruiz-Caro.
Según la experta, se produjo "un cambio de visiones políticas en el Mercosur a partir de 2000, con presencia de los temas sociales y participación de la sociedad civil, a través del Foro Consultivo Económico y Social", de líderes empresariales y sindicales.
Sin embargo, "el tema de la integración sigue siendo propiedad exclusiva de un pequeño grupo de personas informadas, pero permanece por completo ajeno, incluso en sus rasgos más generales, para la inmensa mayoría de la población", dijo Estay.
"Ese es el déficit democrático", apuntó a IPS el director del SELA para la Integración y Cooperación, Antonio Romero. "Hay que superar la dicotomía entre lo que ha sido integración y cooperación" en la región, agregó.
Puso como ejemplo la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que reúne con propósitos de cooperación, negocios conjuntos y establecimiento de programas sociales trasnacionales a Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El presidente de este último país, Hugo Chávez, fue el propulsor de la iniciativa, a la que presentó como una alternativa frente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que impulsa Estados Unidos. Chávez está interesado en agregar nuevos socios a su creación.
"Habrá que revisar si no es la cooperación el espacio que mejor nos queda a los países latinoamericanos", admitió Ruiz-Caro. Resaltó asimismo que "iniciativas como el ALBA, que no son de integración en términos clásicos, carecen todavía de mecanismos institucionales a los que se pueda hacer un seguimiento".
El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José Antonio García Belaúnde, cuestionó duramente esta semana al ALBA: "no existe, es una entelequia, un papel con membrete", dijo. "Si Venezuela quiere gastar su plata en tener albas, pues que tire su plata por la ventana, pero la verdad es que no existe", enfatizó.
Su par venezolano, Nicolás Maduro, calificó de "infelices" las declaraciones de García Belaúnde y reclamó respeto para los cuatro países asociados en el ALBA. El primer ministro de Perú, Jorge del Castillo, dijo a su turno que las declaraciones del funcionario de Venezuela eran "inmaduras".
La semana había comenzado con el reclamo de Chávez a los parlamentos de Brasil y Paraguay por la demora en ratificar la incorporación de Caracas al Mercosur. Pero el presidente venezolano fue más lejos, al describir al Senado brasileño como "loros de Washington" por las críticas a su controvertida decisión de retirar la licencia al canal privado RTCV.
Los gobiernos de Brasil y Paraguay rechazaron la idea de que Chávez pudiera imponer plazos. En Asunción, sin embargo, el Ejecutivo solicitó formalmente al Congreso legislativo votar favorablemente la incorporación de Caracas.
Estudiosos como Estay aseguran que la clave para los procesos de integración "consiste en el impulso a la voluntad política de los gobiernos", para que procuren la convergencia de sus esquemas y planes de integración.
Los países envueltos en la actual polémica han pactado conformar una Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), con una secretaría que se ubicará en Quito y cuyo primer titular es el ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja (1988-1992).
"Ese es el gran debate", para el que el SELA se propone como escenario, dijo Romero, al anunciar que el organismo efectuará en los próximos meses ciclos de reuniones sobre los Tratados de Libre Comercio y sobre la dimensión social de la integración.