Funcionarios de la Unión Europea (UE) prevén prohibir los subsidios para el desarrollo de biocombustibles en casos en que su producción cause un serio daño ambiental.
La utilización de biocombustibles, fuente de energía alternativa al petróleo y al gas, había sido presentada como un elemento clave de la estrategia de la UE para enfrentar el cambio climático.
Sin embargo, miembros de la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque, han reconocido ahora que su producción puede destruir la ecología.
Funcionarios de los departamentos de Energía y Transporte de la Comisión analizan las principales disposiciones de una futura ley sobre biocombustibles, que esperan poner a consideración de los 27 gobiernos de la UE a fines de este año.
Esta iniciativa se produce luego de que, el 10 de enero, la Comisión fijó como meta para 2010 que toda la nafta y el gasoil tuviera 10 por ciento de biocombustible en su contenido.
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El objetivo fue adoptado como parte de los esfuerzos del bloque para reducir las emisiones de dióxido de carbono, que según los científicos es el principal de los gases invernadero que producen el recalentamiento planetario.
Los funcionarios ahora admiten que la producción de biocombustibles puede contribuir al cambio climático antes que a evitarlo, especialmente si se destruyen bosques o se seca pantanos en el proceso.
La Comisión Europea realizó una consulta pública sobre la futura política de la UE en materia de biocombustibles, que concluyó el 18 de junio, en la que se recibieron opiniones sobre un documento de trabajo referido a la promoción de fuentes renovables de energía.
El estudio sugiere que los gobiernos no deberían otorgar incentivos fiscales a los biocombustibles, u otras ventajas de tipo financiero, si su producción libera gases invernadero que resulten superiores a la reducción eventual de emisiones, como consecuencia de su uso en lugar de los combustibles sólidos "puros".
"Los biocombustibles son en este momento la única fuente alternativa de combustible para el transporte, pero deben producirse de manera sustentable", dijo a IPS el portavoz de la Comisión para temas de energía, Ferran Tarradellas.
Asimismo, Tarradellas agregó que la Comisión desea que la mayor parte de los biocombustibles utilizados en Europa sean de producción doméstica. Se considera también si la prohibición de financiar su producción, en los casos en que produzca daño ambiental, debería relacionarse con las importaciones.
En mayo, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, de la Organización de las Naciones Unidas, el más importante organismo científico internacional en la materia, reconoció que la destrucción de terrenos de turba, combustible fósil de residuos vegetales en áreas pantanosas, constituye un problema grave.
Uno de sus miembros y asesor del gobierno de Uruguay sobre cambio climático, Daniel Mortino, señaló que "la recuperación de terrenos de turba degradados y agotados es una de las estrategias clave para limitar las emisiones de gases invernadero".
La organización Wetlands International estimó que ocho por ciento del total de las emisiones mundiales de gases invernadero son consecuencia del manejo no sustentable de terrenos de turba en el sudeste de Asia.
El aceite de palma, uno de los principales biocombustibles de creciente uso en Europa, se obtiene de plantaciones que crecen en esas áreas de turba, que son a la vez el hogar de especies en peligro como el tigre y rinoceronte de Sumatra y el orangután. Más de 50 por ciento de las plantaciones de Indonesia para producir aceite de palma se encuentran en terrenos de ese tipo.
La ministra de Ambiente de Holanda, Jacqueline Cramer, propuso el 27 de abril suspender los incentivos financieros para biocombustibles producidos en esas áreas. El gobierno de Gran Bretaña también está estudiando la posibilidad de establecer un sistema de certificación, para asegurar que la producción de biocombustible respete el ambiente.
Frauke Thies, de la oficina de Bruselas de Greenpeace, señaló que la Comisión Europea ha sido hasta el momento "muy vaga" respecto de las reducciones de emisiones de gases invernadero como resultado de la producción de biocombustibles.
El documento de la Comisión indica que la ley en la que se está trabajando establecerá metas respecto de la reducción de emisiones. Fijarán la diferencia mínima aceptable entre las liberaciones de gases invernadero derivadas de la producción de biocombustibles y la eventual disminución de las mismas por su uso en vehículos. El estudio menciona 10 por ciento como un posible recorte mínimo.
"Si se producen de manera sustentable, los biocombustibles pueden aportar parte de la solución a los problemas de cambio climático", sostuvo Thies.
"Pero es importante enfatizar que son sólo parte de la solución. No se logrará mucho en el sector de transporte salvo que exista un masivo perfeccionamiento en la eficiencia del uso de la energía", agregó.
El transporte representa 20 por ciento del total de emisiones de gases invernadero en la UE. Thies indicó que todavía no vio "ningún estudio convincente" de la Comisión que aclare por qué se estableció en contenido de 10 por ciento de biocombustibles en el contenido de la nafta y el gasoil.
Biopact, organización europea que promueve los biocombustibles como un factor de desarrollo económico en los países pobres, señaló que quienes diseñan las políticas de la UE pecarían de ingenuidad si creen que la suspensión de incentivos financieros detendrá su producción perjudicial el ambiente.
"Uno de los principales argumentos empleados en este momento es que los biocombustibles pueden causar deforestación en Indonesia y Malasia", dijo a IPS Laurens Rademakers, de Biopact. "Pero si se quiere evitar la deforestación, hay mejores formas de hacerlo que boicoteando los biocombustibles", agregó.
"Los productores se volcarán hacia China si se les cierran las puertas de Europa", indicó Rademakers.
La UE no debería adoptar criterios muy estrictos en cuanto a los incentivos financieros en esta etapa, recomendó. "La mejor forma de evitar la deforestación es asegurarse de que los granjeros obtengan un mejor ingreso. La pobreza es la clave, ya que los pobres frecuentemente no tienen una alternativa a la deforestación", sostuvo.
"Creo que la UE debe permanecer en este mercado y asegurarse de que los biocombustibles se producen de la manera más sustentable posible", añadió.