En México se sembrarán desde este jueves y hasta noviembre 250 millones de árboles, un programa que convertirá al país en el primer «reforestador del mundo», proclamó el gobierno. Pero voces independientes alertan que sigue la destrucción de bosques.
Ambientalistas y expertos consideran que la meta de las autoridades es poco relevante frente a la progresiva deforestación, que, insisten, ponen a México también como uno de los campeones planetarios en este aspecto.
El gobierno del derechista Felipe Calderón publicita con entusiasmo la jornada de reforestación que comenzará este jueves, en coincidencia con el inicio de la época de lluvias (que culmina en noviembre) y cuando se celebrará localmente el Día del Árbol.
Los críticos advierten que sólo la mitad o menos de los árboles que se siembren sobrevivirán. Además, sostienen que esa estrategia, aunque rescatable, no solucionará los problemas de los bosques mexicanos, que cubren unos 56 millones de hectáreas y capturan las dos terceras partes del agua dulce que se consume en el país.
Las autoridades argumentan que plantar 250.000 árboles sobre 500.000 hectáreas ayudará a superar el nivel de deforestación anual estimado oficialmente en 250.000 hectáreas. En su lógica, eso equilibrará y al final, si se mantiene en plan en los años siguientes, revertirá el problema.
Héctor Magallón, encargado de la temática de bosques en la organización ambientalista Greenpeace, dijo a IPS que sobrevivirán en el mejor de los casos 125.000 de los árboles que se siembren, los cuales por ser pequeños no cumplirán las funciones de los adultos, como retener agua, carbono y proteger la biodiversidad.
Según cálculos de este grupo, las zonas boscosas de México, en su mayoría antiguas y por tanto de alto valor ambiental, desaparecen a un ritmo de 600.000 hectáreas o más por año, es decir más del doble de los que el gobierno señala.
Sergio Madrid, un ingeniero experto en bosques y portavoz de G-Bosques, coalición de 14 grupos sociales y productores forestales, comparte esta postura.
"Las cifras oficiales de deforestación están cuestionadas y no generan ninguna confianza, igual que este publicitado programa de reforestación que, por cierto, es muy redituable en imagen pública", señaló Madrid a IPS.
"Sembrar árboles no es la solución, sólo es una pequeña parte. El asunto grave en México ahora es el cambio de uso de suelo de las zonas boscosas, lo que prevalece gracias a muchos incentivos y sin que se haga algo definitivo al respecto", expresó Madrid.
Diversos estudios indican que 80 por ciento de los bosques que se pierden en México se origina en el cambio de uso de suelo que hacen sus propietarios para sembrar productos que consideran más rentables o para criar ganado. El resto de la destrucción es por tala ilegal, contra la que el gobierno de Calderón dice actuar con dureza.
Con ProÁrbol (reforestación), el combate a la tala ilegal y el apoyo a los dueños de bosques, México se coloca entre los países de vanguardia en defensa y protección del ambiente, afirma el gobierno de Calderón, en funciones desde diciembre.
En cuanto al primer rubro, que es el más publicitado, un comunicado de la Secretaría (ministerio) de Medio Ambiente indicó que "México se suma así a la campaña de reforestación lanzada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) para este año, (denominada) Plantemos para el Planeta: Campaña de los mil millones de árboles".
"Lo comprometido por México es quizás la meta más ambiciosa planteada por un gobierno en toda la historia. De esta manera, uno de cada cuatro árboles que se planten este año en el mundo estará en México", reza el comunicado.
Magallón observó que no hay duda de que el gobierno ha puesto su mayor interés en la reforestación. En ese sentido, recordó que más de la mitad de los alrededor de 370 millones de dólares del presupuesto de la estatal Comisión Nacional Forestal para este año están destinados a tal rubro.
"Se trata de un enfoque muy peligroso, pues aunque se siembren nuevos árboles se siguen perdiendo los más antiguos y valiosos desde el punto de vista de biodiversidad y la captura de agua", expresó
Madrid piensa que el gobierno pone acento en la reforestación por ser redituable en "cuanto a opinión pública", pero al igual que Magallón le recrimina no preocuparse más por la causa central de la deforestación, que es el cambio de uso de suelo.
Con el aval del Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que es la máxima autoridad en el mundo sobre el tema de la deforestación global, el gobierno asegura que la pérdida de bosques en México va en retroceso.
Sus cifras indican que cayó de 401.000 hectáreas anuales en el periodo 1990-2000 a 314.000 hectáreas entre 2000 y 2005 y a unas 250.000 hectáreas en la actualidad.
"No hay elementos objetivos que indiquen que esas sean cifras ciertas, tal como advierten muchos investigadores", dijo Magallón.
Según Greenpeace, México es uno de los cinco principales deforestadores del mundo, lista en la que ubica primero a Brasil, seguido de India.
Según Madrid, hay una danza de cifras "dudosas" y es "muy curioso que habiendo toda la tecnología satelital actual no tengamos un estudio contundente sobre deforestación en México".
Las estadísticas oficiales generan suspicacia entre activistas y expertos, pues en 2001 el mismo gobierno mexicano habló de una deforestación anual de 1,1 millones de hectáreas, aunque después se contradijo. Ahora la cifra es de 250.000 hectáreas.