SOCIEDAD CIVIL: Entre el rol decorativo y la acción eficaz

¿Es la gobernanza global un área reservada exclusivamente a los gobiernos o éstos están dispuestos a compartir lo que ha sido tradicionalmente su dominio indiscutido?

¿La sociedad civil ha logrado, por fin, ingresar dentro del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y hacer sentir su presencia?

"No lo suficiente", según Jo E. Butler, del Servicio de Asuntos Intergubernamentales y Relaciones Externas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

La participación y presencia de la sociedad civil en la ONU es fugaz y está confinada "a los pasillos y la periferia", agregó.

El Foro de Desarrollo 2007 de la Sociedad Civil se planteó el objetivo de revisar las relaciones entre la ONU y las agencias del foro mundial.

La reunión fue organizada por la Conferencia de Organizaciones No Gubernamentales en Relación Consultiva con las Naciones Unidas (Congo, por sus siglas en inglés) y deliberó en esta ciudad entre el 28 y el 30 de junio.

Según Butler, los representantes de la sociedad civil "parecerían estar hablando entre ellos, cuando debería haber diálogo y discusión entre ellos y los estados miembros de la ONU".

Los gobiernos, sin embargo, "sólo estarán hablado al vacío y pocos beneficios se obtendrán" si los contactos se mantienen cuando las políticas ya fueron definidas con antelación.

Muchos todavía miran esta nueva relación con el telón de fondo de la agenda de reformas de la ONU.

Aunque los gobiernos cuestionan los motivos de este nuevo enfoque, parece claro que comprometer a la sociedad civil e "invertir" en una asociación con ella es más una necesidad que una opción para alcanzar metas globales.

Renate Bloem, titular de Congo, formuló el problema sin rodeos: "La ONU nos necesita para tener una apariencia de mayor legitimidad", afirmó.

Existe una convicción generalizada de que la ONU, si quiere jugar un papel relevante en la erradicación de la pobreza y la concreción de los restantes Objetivos de Desarrollo del Milenio, debe recuperar su menguante influencia y autoridad sobre otros foros intergubernamentales.

Entre ellos figuran, por ejemplo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Grupo de los Ocho países más poderosos y la Organización Mundial del Comercio.

La participación de diversos actores de la sociedad civil es esencial para desarrollar una acción efectiva en prioridades globales. Asimismo, le brindará a la ONU la oportunidad de incorporar gran riqueza de experiencias de organizaciones de base respecto de cómo encarar los desafíos que enfrenta el mundo.

Kumi Naidoo, secretario general de la no gubernamental Civicus, se mostró escéptico. Afirmó que aunque las organizaciones de la sociedad civil se sienten importantes cuando se las invita a hablar en distintas conferencias de la ONU, esto no significa "que se las escuche y se las oiga. Su participación tiene poco impacto en los resultados".

Naidoo reclamó "una participación más profunda y eficaz", no "simplemente decorativa". Sin embargo, dijo no estar seguro sobre la viabilidad de su pedido, debido a las limitaciones impuestas al sistema de la ONU por un puñado de gobiernos que controlan el proceso de toma de decisiones importantes.

Al referirse a los puntos débiles de la ONU, entre los que incluyó la falta de coherencia, Naidoo dijo que "mientras predica la democracia a otros, ella misma no logra hacer lo que propone. Muchos representantes, incluso, se olvidan de lo que firmaron antes de tomar el avión que los llevará de vuelta a sus países".

Tony Hill, del Servicio de Enlace No Gubernamental de la ONU, se negó a aceptar las acusaciones cargos de incoherencia del organismo mundial.

"La ONU no es incoherente. Lo que sus estados miembros, especialmente los integrantes del Consejo de Seguridad, hacen fuera del marco de la ONU es lo que le crea la mala reputación", afirmó.

El embajador de Finlandia, Ilari Rantakari, enfatizó en la cooperación entre diversos actores: los medios de comunicación, los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado, entre ellos.

"Ese es el camino para salir adelante", indicó, aunque advirtió que el desafío para la sociedad civil es superar el mero acto de presencia y producir "aportes de calidad".

John Clark, experto en cuestiones de la sociedad civil del Banco Mundial, indicó que ésta había transformado el término multilateralismo a través del trabajo en redes y el enlace de acciones globales con sus contrapartes locales. Sin embargo, mostró un cierto grado de cautela frente a la sociedad civil: "¿A quién representan?, se preguntó.

En este sentido, Jan Aart Scholte, de la Escuela de Estudios Globales de la Universidad de Gotenburgo, se preguntó si las organizaciones de la sociedad civil también ofrecen un lugar a grupos de base con menor grado de articulación, que permanecen sin representación, o sólo incluyen a las elites urbanas y educadas al estilo occidental.

"La sociedad civil tiene que asumir sus errores, tal como ella lo demanda de los otros", afirmó.

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