Fue la primera radio en el mundo en transmitir desde un hospital psiquiátrico y cumple un papel clave en la reinserción de pacientes en la comunidad. Pero ahora La Colifata, que inspiró desde Argentina unas 40 experiencias similares en Europa y América Latina, se quedó sin aire financiero.
"Estamos en una situación dramática", describió a IPS el director y coordinador del proyecto, el psicólogo Alfredo Olivera. "El gobierno de la ciudad (de Buenos Aires) no nos renovó el contrato y se nos terminó el dinero. Sólo la mística de un trabajo consolidado en más de 16 años nos está permitiendo resistir", confesó apesadumbrado.
Es así que, mientras el proyecto se prepara para recibir diversos premios que se otorgan a labores destacadas en medios de comunicación, hay angustia por la continuidad de un programa en el que se involucran más de 40 personas por año.
La bancarrota llegó justo en vísperas de un sueño largamente acariciado que, al menos, se pudo concretar. La Colifata convocó al Primer Encuentro Mundial de Radios Realizadas por Usuarios de Salud Mental", celebrado del 29 de mayo al 2 de este mes en Buenos Aires, en el cual participaron pacientes y coordinadores de varios países.
En ese marco se realizó también el concurso "Locura. La otra mirada", al cual se presentaron 34 cortometrajes sobre la forma en que la sociedad percibe la locura. El jurado estuvo integrado por 12 pacientes de distintos lugares del mundo. "Fue maravilloso y conmovedor verlos debatir los criterios para la selección", dijo Olivera.
Todos los participantes del encuentro se inspiraron en La Colifata (FM 100.1), que toma el modo simpático de llamar en lunfardo a las personas con padecimientos mentales y que comenzó a funcionar en el patio del hospital José Borda en 1991, cuando Olivera era estudiante.
"Cada uno hizo su camino, pero lo que tenemos en común es que los que toman la palabra son los afectados y lo que se busca es el alivio del sufrimiento", apuntó.
Los pacientes "sufren por múltiples razones, una de ellas es el rechazo social, que es lo que nosotros tratamos de desandar generando lazos entre ellos y la comunidad", remarcó. El especialista asegura que por esa vía el programa "ayuda a resguardar las condiciones de alta". La mitad de los que trabajan en la radio ya fueron externados.
El seguimiento que realizan los profesionales de La Colifata permite reconocer que las internaciones por recaídas son mucho más altas entre los participantes que, al externarse, dejan la radio. "Si siguen en el proyecto, trabajamos articuladamente con los terapeutas que los atienden afuera, hacemos talleres y terapia grupal", explicó.
Por eso Olivera defiende la función de esta organización, que es crucial como apoyo externo del hospital. La Colifata ocupa un vacío grande como puente hacia la comunidad y nos vemos muchas veces desbordados por la demanda de pacientes dados de alta que son prácticamente expulsados del sistema", añadió.
En diálogo con IPS, Hugo López, un paciente de 73 años que trabaja en la radio, contó su caso. "Tuve problemas graves en los años 80, estuve internado, recaí, y en el 90 y pico me empezó a agarrar una especie de tristeza, entonces un amigo me llevó al Borda, inicié un tratamiento como externo, y me sumé a La Colifata", relató.
López, conductor del programa musical "La Fogonera", es contrario a las internaciones. "Uno está ahí todo el día empastillado, deteriorado, como muerto en vida, y después tiene miedo de volver a enfrentar el manicomio de afuera, por eso nosotros pedimos internaciones cortas y casas de medio camino", reclamó.
Según este paciente, que se siente orgulloso de estar en tratamiento sin medicación, en el hospital Borda hay gente sin vida, deformada por los psicofármacos, sin dientes, mal alimentada y fumadora en exceso.
"El psicofármaco calma la angustia, pero te anula como persona y hay médicos que te dejan preso de esa medicación", acusó.
En su caso, la radio lo ayudó a "recuperar la coordinación entre la mente y la palabra". "Si la gente normal tiene miedo de enfrentar un micrófono, imagínese nosotros", comenta. Pero también le permitió llevar una vida más feliz, con mejor acceso a la cultura y al arte, describió, dando múltiples ejemplos.
López también participó del encuentro mundial, cuyo objetivo, como explicó Olivera, fue "pensar juntos esta particular herramienta de intervención en salud mental- aplicada en diferentes contextos". "Fue muy enriquecedor. Teníamos unos discursos muy bien armados, pero ahí todos hicimos crisis", comentó.
De la reunión participaron pacientes y coordinadores europeos de la radio francesa Leon Dit, que trabaja con adolescentes que asisten al hospital de día, de Radio Nikosia, operada por pacientes ambulatorios en Barcelona, de Romper Barreras, de la también ciudad española de Málaga, y de Radio Rete 180, de Italia.
La región latinoamericana estuvo representada por radio Vilardevoz, que funciona en el hospital psiquiátrico Vilardebó, de Montevideo, por Radio Diferencia, que opera dentro del hospital El Salvador de la ciudad chilena Valparaíso, y por Potencia Mental, la experiencia más nueva ya que surgió en 2006 en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre.
En el encuentro se vieron diferencias en la forma de hacer uso de estas alternativas de tratamiento y se notó el dispar apoyo que reciben unos y otros. De Leon Dit viajaron 15 personas con respaldo estatal y de la sociedad civil. En cambio, La Colifata debió asistir al grupo uruguayo con tres de los seis pasajes, contó Olivera.
"Los latinoamericanos tenemos más problemas", dijo, pero confió en que el encuentro haya servido también para afianzar vínculos que redunden en nuevos intercambios o transferencia de recursos. Por ejemplo, cuando en Italia se intentó reabrir los manicomios que habían sido cerrados, Olivera viajó con López.
"Fuimos a un congreso de psiquiatría en 2005 porque (el entonces primer ministro derechista Silvio) Berlusconi quería volver a abrir los manicomios", contó López a IPS. "Yo lloraba por estar ahí, era mi primera vez en Europa. Y les decía a los italianos: miren lo que están haciendo los cuerdos con el mundo ", ironizó.
Lo cierto es que la experiencia surgida en el hospital Borda está en riesgo. La ciudad de Buenos Aires había firmado un contrato para que La Colifata produjera en 2006 microprogramas de televisión para el Canal de la Ciudad, de propiedad del gobierno local. Eso, más donaciones privadas, permitieron un crecimiento del proyecto.
La Colifata, que desde mayo tiene un estudio propio en el psiquiátrico financiado por un particular, creó una asociación civil y abrió una oficina donde trabajan profesionales y técnicos. Allí tienen una isla de edición y un lugar donde se encuentran los pacientes de la radio, hacen talleres y terapia grupal.
En marzo, cuando ya hacía tres meses que esperaban el dinero, las autoridades les avisaron que no renovarían el contrato en 2007, cuando se renueva el gobierno. Ya no sólo se quedaron sin programas para hacer sino que no pueden cubrir sus gastos. Siguen sí haciendo la radio desde el hospital y brindando terapia hasta que puedan. López coincide en señalar la gravedad de esta falta de apoyo. Con el contrato vigente, los pacientes que trabajaban para televisión percibían una remuneración de 200 pesos mensuales (unos 68 dólares) que significaban una enorme ayuda.
"Pasan cosas insólitas como que hay gente que está en el hospital desde hace 10 años sólo porque no tiene adonde ir", denunció.
"Yo tengo mi casa y mi jubilación porque trabajé muchos años, pero hay muchos que viven en la calle. Ahora tres compañeros consiguieron un subsidio para que el gobierno de la Ciudad les pague una pensión, pero ¿y para lo demás?", se pregunta López, quien cree que 60 por ciento de los internados en el Borda podría hacer algún trabajo.
"Sin embargo mueren allí, abandonados por la familia, sin nada que hacer. Y es que cuando uno entra en el túnel negro de la mente, si no hay una mano que te saque, te morís", concluyó López.