POLÍTICA-ASIA: Indonesia y Turquía en la pasarela democrática

En Europa y Estados Unidos hay una tendencia a asociar al Islam con inmigrantes, regímenes autocráticos en Medio Oriente y violencia. Pero se olvidan de Asia.

Crédito: Sultan Masoodi/IRIN News
Crédito: Sultan Masoodi/IRIN News
Hay muchos musulmanes en países democráticos asiáticos donde los acontecimientos políticos son menos espectaculares y no figuran en los diarios, pero tienen la misma importancia.

"La transición pacífica en Indonesia es fenomenal y realmente necesitamos que este experimento democrático funcione", señaló Anwar Ibrahim, ex viceprimer ministro de Malasia, figura clave de la oposición de su país y líder del Partido por Justicia Popular.

Ibrahim habló el martes en un encuentro en el marco de los seminarios Asian Voices in Europe (Voces Asiáticas de Europa), organizados por el Centro Europeo de Política y la Fundación Sasakawa para la Paz, con sede en Japón.

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 de Nueva York y Washington, y aun más después de los de Madrid, el 11 marzo en 2004, y Londres, el 7 de julio de 2005, creció el interés de los europeos por el acontecer político en el mundo islámico.
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Pero el interés no llegó a abarcar la región de Asia sudoriental, a pesar de que en Bangladesh, India, Indonesia y Pakistán viven más musulmanes que en cualquier otro país de Medio Oriente.

Esa falta impide que la gente del Norte rico tenga una visión más equilibrada y comprenda que las sociedades musulmanas también son democráticas.

Indonesia, donde la mayoría de sus 240 millones de habitantes son musulmanes, es un país digno de observar en una región que parece alejarse de la apertura y los procesos democráticos.

"En la mayoría de las otras naciones vemos la fragilidad de las llamadas democracias", indicó Anwar.

"En Filipinas prolifera la pobreza y la corrupción, es decir que es extremadamente inestable. Tailandia, donde hubo un golpe de Estado en septiembre de 2006, es un ejemplo de cómo puede atentarse contra la democracia. En Malasia no tenemos ni un solo periódico, radio, televisión o red independiente", indicó.

"La democratización de la región de Asia sudoriental no es nada halagüeña. Nos queda Vietnam, que se está abriendo un poco, e Indonesia, que emergió en 1998 tras una dictadura de 30 años", añadió.

"Pero incluso en Indonesia, la democracia no se sostendrá si no se afrontan los desafíos que implica la pobreza y la corrupción", piensa Anwar.

"Los países necesitan instituciones más fuertes, elecciones libres y justas, libertad de prensa y una justicia independiente. Necesitamos todo eso. No creo en 'democracias blandas' que respeten los 'valores asiáticos'", sostuvo.

El ex viceprimer ministro arguyó que la comunidad internacional debe colaborar con las reformas de Indonesia, y ese país, que padeció la dictadura de Suharto hasta su derrocamiento por las revueltas populares de 1998, tendrá que cambiar drásticamente.

"Democracia sin macroeconomía sana y sin que los gobernantes se hagan responsables es la receta del desastre. Es tan necesario que ese importante experimento sea exitoso tanto como para Europa es que Turquía sea un país democrático", explicó Anwar, liberado en 2004 tras ser acusado de corrupción, cargos que su sector alega fueron fabricados por el gobierno del ex primer ministro Mahathir Mohamad.

En los últimos años, el gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, del conservador Partido por La Justicia y el Desarrollo (AKP), demostró que las agrupaciones islámicas pueden gobernar sin dañar la democracia. Pero Erdogan debe abstenerse de motivar una intervención de las Fuerzas Armadas laicas.

La periodista pakistaní Shada Islam, radicada en Bruselas, coincidió en que muchas naciones asiáticas observan a Indonesia y Turquía.

"Turquía es un experimento en el que ni Europa ni Turquía misma pueden fracasar. Ese país se convirtió en un ejemplo para la zona islámica de Asia."

¿Cómo enfrentar el extremismo islámico? ¿Qué puede hacer Europa?

Anwar señaló que no es un hombre de transar.

"Tenemos que ser duros con los terroristas. No hay que ceder en los principios básicos de la democracia. Siempre me remito a cinco objetivos del Islam: libertad de conciencia, libertad de expresión, lo sagrado de la vida y el respeto a la propiedad. Todos forman parte de la sharia (ley islámica)", indicó.

Pero Anwar también alertó a Occidente contra el doble discurso.

"Primero que nada, Europa y Estados Unidos tienen que ser consistentes. Si aplican las mismas normas con todos los países y ellos también las acatan, estoy seguro que los musulmanes no rechazaran sus sugerencias", sostuvo.

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