Un tratado multilateral protegerá en todo el mundo a unos 30 millones de trabajadores de la pesca comercial, una de las actividades jurídicamente más desamparadas y también una de las más peligrosas.
El Convenio sobre trabajo en el sector pesquero, 2007, como se denomina el instrumento adoptado este jueves en Ginebra por la conferencia internacional del trabajo, obtuvo 437 votos a favor, dos en contra y 22 abstenciones en ese cuerpo integrado por representantes de gobiernos, sindicatos y entidades de patrones.
En la votación nominal, los dos votos negativos fueron emitidos por los delegados de los empleadores de Corea del Sur y de Fiji. La mayoría de las abstenciones provinieron de representantes de países asiáticos, precisó una fuente de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
La nueva disposición se ajusta a la perfección al Programa de Trabajo Decente de la OIT pues promueve oportunidades, para mujeres y hombres, de obtener trabajo decente y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana, sostuvo Elizabeth Tinoco, directora del servicio de actividades sectoriales de la OIT.
Por su parte, el director general de esa institución, Juan Somavía, estimó que la ampliación de la red de protección social y trabajo decente para los trabajadores de la pesca adquiere relevancia en por su vínculo con el compromiso de la OIT con la justicia social.
Las nuevas normas fueron concebidas para garantizar que los pescadores gocen de mejoras en la seguridad y salud en el trabajo y de atención médica en el mar, descanso suficiente, respeto de los acuerdos laborales y la misma protección social de otros trabajadores.
Las disposiciones se aplicarán a todos los pescadores y todos los buques dedicados a esta actividad en carácter comercial. Esta definición abarca a todas las actividades de pesca, inclusive en ríos, lagos y canales, pero excluye la pesca de subsistencia y la deportiva.
El convenio entrará en vigor cuando lo ratifiquen 10 países, incluidos ocho costeros, de los 180 estados miembros de la Organización Internacional del Trabajo.
Tinoco calculó que las normas obligarán a unos cuatro millones de propietarios o patrones de buques pesqueros.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación consignaron que en 2004 la producción de las capturas mundiales ascendió a unos 95 millones de toneladas, con un valor estimado de primera venta de unos 85.000 millones de dólares.
Pero esas cifras no reflejan una lúgubre particularidad del sector que presenta uno de los índices más altos de muertes y en algunos países supera inclusive a las bajas que se registran entre los bomberos o la policía. Esas tasas pueden llegar hasta 150 o 180 víctimas fatales por cada 100.000 trabajadores, refirió Brandt Wagner, experto en industria pesquera de la OIT.
El proyecto de convenio sobre trabajo en el sector pesquero figuró en el orden del día de la conferencia internacional del trabajo de 2004 y debía someterse a votación en la sesión del mismo cuerpo de 2005, pero no se aprobó a causa de falta de quórum, negado principalmente por los empleadores de la región asiática.
En esa época, algunos gobiernos y en particular los empleadores, subrayaban la diversidad que caracteriza a la pesca comercial y reclamaban que las normas tomaran en cuenta ese rasgo, explicó Wagner a IPS.
A partir de ese momento, la OIT promovió un debate profundo, en especial con gobiernos de Asia, donde se concentra entre 90 y 95 por ciento de los pescadores de todo el mundo.
Japón, por ejemplo, se mostraba preocupado por una disposición del borrador del convenio referida al alojamiento que debía otorgarse a la tripulación de los pesqueros. La descripción del alojamiento adquiere importancia por sus consecuencias a la hora de la construcción de los buques pesqueros, en razón de sus efectos sobre los costos, dijo Wagner.
Además de ese tema, las diferencias giraban sobre las cuestiones de definiciones y ámbito de aplicación, las horas de descanso, los certificados médicos que cada pescador debe presentar y el papel de los servicios privados de contratación y colocación de pescadores.
Esas cuestiones se examinaron en un intenso proceso de diálogo hasta que finalmente se alcanzó la redacción definitiva basada en el consenso entre trabajadores y empleadores, subrayó Tinoco.
El convenio establece que la edad mínima para trabajar a bordo de un buque pesquero deberá ser de 16 años, aunque las autoridades podrán aprobar una edad mínima de 15 años para los jóvenes que no estén sujetos a la enseñanza obligatoria prevista por las legislaciones nacionales.
Los períodos de descanso deberán ser regulares y de duración suficiente para preservar la salud y seguridad de los pescadores. Los barcos pesqueros deberán llevar una cantidad suficiente de agua potable de calidad adecuada y servir alimentos de valor nutritivo, y también de calidad y cantidad suficientes.
Durante la redacción definitiva del convenio, los representantes del sistema tripartito de gobierno de la OIT no tuvieron en cuenta las negociaciones que se desarrollan actualmente en la Organización Mundial del Comercio, también en esta ciudad suiza, sobre los subsidios que se otorgan a la actividad pesquera.
Esta negociación, que tiende a eliminar o reducir los subsidios al sector, examina un borrador que incluye una excepción a ese objetivo.
Los subsidios podrían otorgarse cuando contribuyan a mejorar las condiciones laborales de las tripulaciones de los pesqueros.
Wagner dijo a IPS que ese aspecto, como igualmente las cuestiones ambientales relacionadas con la pesca, no fueron abordadas durante la redacción del convenio. Nuestro objetivo principal fueron las condiciones de trabajo a bordo de los buques pesqueros, insistió.