Los flujos migratorios hacia Estados Unidos, que llevaron a ese país a unos 11 millones de mexicanos, no se atenuarán a mediano a plazo ni siquiera reduciendo la pobreza. Al contrario, ese logro podría potenciarlos, advirtió el PNUD.
En un extenso informe sobre México, el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) llama a este país a administrar el fenómeno migratorio, concertar con Estados Unidos un enfoque compartido de desarrollo y asumir una supervisión eficaz y respetuosa de los inmigrantes centroamericanos.
El documento, presentado este lunes, critica las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos, como la construcción de muros en la frontera con México, pero también los abusos y violaciones de derechos humanos que cometen autoridades y particulares mexicanos contra los centroamericanos.
El Informe Nacional sobre Desarrollo Humano México 2006-2007 es el tercero de este tipo elaborado por la agencia de las Naciones Unidas para este país. Los anteriores, en 2002 y 2004, se ocuparon de los contrastantes grados de desarrollo regional, que se mantienen sin muchos cambios, según este reporte.
La capital mexicana es la mejor ubicada en el índice de desarrollo humano del PNUD, construido a partir de indicadores sobre esperanza de vida, educación e ingreso por persona, entre otros. La ciudad ocupa una posición similar a la de países como República Checa y Barbados, en los lugares 30 y 31 de una lista de 177 naciones.
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Los estados menos desarrollados están en el sur: Oaxaca, con un índice similar al de El Salvador y Palestina, entre las posiciones 100 y 101, y Chiapas, comparable a Cabo Verde y Siria, en los lugares 106 y 107.
La emigración impacta de manera diferente en el desarrollo humano. Unos cinco estados, de los 32 de México, ganan posiciones gracias al fenómeno migratorio, pero más de seis las pierden.
Las zonas expulsoras "pierden en promedio a su mejor gente desde el aspecto de capital humano; entonces, la capacidad productiva se ve reducida a largo plazo. Por eso insistimos en que las políticas de desarrollo local son la mejor forma de frenar la migración", señaló Luis Felipe Calva, uno de los autores del documento.
La agencia indicó que la expulsión de mexicanos hacia Estados Unidos podría moderarse sólo "si hubiera una reducción significativa de la desigualdad entre zonas de origen y destino".
Es la desigualdad económica y social, más que la pobreza, el factor determinante para que miles de mexicanos y centroamericanos emigren cada año hacia Estados Unidos, enfatizó.
Pero aun reduciendo la desigualdad —una meta inalcanzable a mediano plazo—, no se podría asegurar que la emigración descendería de forma automática, advierte el texto.
Es "incluso previsible que la reducción de la pobreza o la mejora en general en las condiciones de vida locales aumente —al menos inicialmente— la migración antes de disminuirla".
Esto se debe a que en México "no son las condiciones de pobreza iniciales las que impulsan a emigrar, sino la expectativa de un mejor ingreso, que principalmente aprovechan quienes no son pobres" y poseen además cierto nivel educativo, señala el texto.
De acuerdo con varios estudios, los hogares más pobres y menos educados, así como los más ricos, son los que tienen menores probabilidades de tener un inmigrante entre sus miembros, afirmó el PNUD.
Aun así, cerca de 30 por ciento de las remesas enviadas por los emigrantes, unos 23.500 millones de dólares anuales, tienen como destino los 492 municipios mexicanos con grados altos o muy altos de marginación, en los que vive 8,6 por ciento de la población mexicana.
El escritor Carlos Monsiváis estimó que el informe del PNUD representa un gran aporte al debate migratorio.
Según Monsiváis, invitado a la presentación del estudio, la sociedad civil mexicana no se interesa ni se conduele de la realidad de millones de compatriotas que viven en Estados Unidos ni de los centroamericanos, especialmente guatemaltecos, que sufren en México graves violaciones a sus derechos humanos.
Unos 500.000 mexicanos emigran hacia Estados Unidos cada año, lo que representa una pérdida de población similar a la registrada por mortalidad anual, que en 2006 fue de 501.000 personas, según un estudio del estatal Consejo Nacional de Población.
La emigración hacia Estados Unidos va en aumento desde la década de 1970, cuando estaban radicados en ese país vecino unos 800.000 mexicanos por nacimiento, cantidad ínfima frente a los 11 millones actuales.
"La política migratoria internacional requiere incorporar en su diseño una perspectiva amplia que reconozca a México como un país emisor, receptor y de tránsito migratorio", afirmó el PNUD.
"En cuanto a la emigración, será necesario atender los asuntos inmediatos asociados al flujo de connacionales hacia Estados Unidos, mientras se desarrolla una estrategia sostenida de crecimiento y redistribución del ingreso en la que, idealmente y por conveniencia mutua, debieran colaborar los gobiernos mexicano y estadounidense", recomendó.
La agencia reclamó al gobierno mexicano "promover un manejo más eficiente y humano de los extranjeros (principalmente centroamericanos) que ya se encuentran en el país, así como de aquellos que seguirán ingresando para residir o en tránsito".