La campaña por la eliminación del trabajo infantil en el mundo, que deberá alcanzarse en 2016, apunta este año a la agricultura por ser el sector que concentra 70 por ciento de las peores formas de esa explotación, explicó el director ejecutivo de la OIT, Kari Tapiola.
Más de 132 millones de niños y niñas, de edades entre cinco y 14 años, trabajan actualmente en actividades rurales, en granjas, cultivos o plantaciones, a menudo de sol a sol, y manipulan substancias tóxicas o máquinas peligrosas.
Las estadísticas obtenidas por la OIT (Oficina Internacional del Trabajo) muestran que la agricultura, la minería y la construcción constituyen los lugares de trabajo más peligrosos al tener en cuenta la cantidad de muertes, lesiones y enfermedades que causan, especialmente entre los niños.
Por esa razón, la OIT promovió una alianza mundial para combatir el trabajo infantil en la agricultura, concertada con otras instituciones internacionales que se ocupan de la producción rural.
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) participan de esa iniciativa.
También se han sumado la Federación Internacional de Productores Agrícolas (FIPA), que reúne a más de 600.000 familias de agricultores, y la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Abastecimiento, Tabaco y Afines (UITA), con más de 12 millones de trabajadores afiliados en 128 países.
El compromiso fue firmado este martes, aniversario de la adopción en 1999 del convenio de la OIT sobre las peores formas del trabajo infantil.
Ese texto, que se empeña en acabar con la explotación laboral de los niños, es uno de los tratados de la OIT que más ratificaciones ha recibido, subrayó Tapiola a IPS.
Cada año se recuerda en esta fecha el compromiso para erradicar el trabajo infantil con un lema específico y ahora le ha correspondido a la idea de la cooperación en el área de la agricultura, refirió el director ejecutivo de esta agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pero, si bien el lema de este año es la acción contra la actividad de los menores en la agricultura, el objetivo perseguido por la OIT y la comunidad internacional es su eliminación total. El fin del trabajo infantil está a nuestro alcance, resumió Tapiola.
La OIT ha encomendado esa misión al Programa Internacional sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, conocido por su sigla en inglés IPEC.
Las investigaciones efectuadas por IPEC han demostrado que se presenta una oportunidad favorable, los padres y las familias se inclinan por impedir que sus hijos trabajen.
Con ese antecedente, las estrategias de la OIT ponen énfasis en la reducción de la pobreza y en la ampliación y perfeccionamiento de los mecanismos institucionales de la educación y de la aplicación de la ley.
En ese sentido, el trabajo de IPEC guarda relación con otras iniciativas favorables al desarrollo, como los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, los documentos de estrategia de lucha contra la pobreza y la Iniciativa de Educación para Todos.
La OIT ha resaltado la importancia del papel que desempeñan los niños y las niñas trabajadoras en los cultivos y en la ganadería. Con su esfuerzo contribuyen al aprovisionamiento de alimentos y bebidas que consume la población y de fibras y materias primas empleadas para fabricar otros productos.
De esa manera, el trabajo infantil deja su huella en la producción de cacao y chocolate, de café, té, azúcar, frutas y hortalizas, aunque también aparece en otros productos agrícolas como el tabaco y el algodón.
Sin embargo, la OIT admite que ciertas tareas apropiadas a la edad, que presentan escaso riesgo y no interfieren con la escolaridad pueden ser consideradas normales como parte del desarrollo del niño o la niña en un ambiente rural.
Diversos tipos de experiencias laborales pueden ser positivas para los niños pues les aportan conocimientos prácticos y sociales para trabajar como adultos. Con frecuencia, en muchos niños o niñas ocupados en algunas formas de trabajos agrícolas se han detectado atributos como la confianza, la autoestima y la pericia técnica, insistió la OIT.
De todos modos, la organización especializada ratifica que ya sea trabajando la tierra con sus padres, empleados de granjas o plantaciones ajenas o acompañando a sus padres como trabajadores agrícolas inmigrantes, los niños y las niñas afrontan siempre riesgos peores que los adultos.
En esos períodos, los cuerpos y las mentes de los menores se encuentran aún en proceso de desarrollo, mientras carecen de la experiencia laboral de los mayores. La OIT menciona que en ciertos casos comienzan sus actividades laborales a los cinco años de edad.. El IPEC ha comprobado que en algunas zonas rurales un 20 por ciento de los trabajadores infantiles tienen menos de 10 años.
Juan Somavía, director general de la OIT, saludó la concertación de la alianza entre organizaciones internacionales agrícolas. La única forma de fortalecer el movimiento contra el trabajo infantil es transformando los postulados en mandatos y políticas y trabajando juntos, subrayó.
El jefe de la OIT sostuvo que, "si hacemos un esfuerzo conjunto, podremos alcanzar la meta de eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2016".