Venezuela se puso pantalones largos en el fútbol internacional al estrenarse este martes como sede de la Copa América, el torneo de selecciones más viejo del mundo, organizada a un costo multimillonario y en un contexto de protestas de estudiantes y periodistas en defensa de la libertad de expresión.
La 42 edición de la Copa será disputada desde este martes 26 de junio hasta el 15 de julio en nueve ciudades por las selecciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Venezuela, país beisbolero hasta sus cimientos, que ha enviado 200 peloteros a las Grandes Ligas, el béisbol mayor que se juega en Estados Unidos y Canadá, busca introducirse en el "planeta fútbol" a grandes zancadas y a fuerza de petrodólares.
"En la afición sigue reinando el béisbol pero repartido con el fútbol, el baloncesto y también el voleibol y el ciclismo", observó a IPS Cándido Pérez, editor deportivo del diario caraqueño El Nacional, "y la fiebre por el balompié además ha roto la tradicional separación geográfica y hasta social de la fiebre deportiva", agregó.
En los Andes del suroeste, bastiones del fútbol y el ciclismo, ya entró la pasión por el béisbol, mientras que la costa caribeña, la zona más poblada y tradicional seguidora del béisbol y el boxeo, se ha entregado al fútbol como afición y práctica deportiva masiva, antes propia de colonias de inmigrantes o alumnos de algunos colegios.
Un punto de inflexión, coinciden los analistas, ha sido la cosecha de éxitos de la selección que adoptó el color "vinotinto" (carrubio), desde que el ex jugador Richard Páez asumió su dirección, en enero de 2001, consiguiendo lauros, acariciando por momentos la clasificación al Mundial de Alemania 2006 e interesando a patrocinantes.
En paralelo, crecieron sostenidamente los precios del petróleo, motor de la economía y alimento del Estado, que dispuso de cuantos recursos fuesen necesarios una vez que la Confederación Sudamericana de Fútbol aceptó el torneo en Venezuela.
Unos 1.000 millones de dólares ha consumido esta Copa, dijo a corresponsales extranjeros el ministro de Deportes, Eduardo Álvarez, de los cuales unos 500 millones fueron para la construcción y remodelación de nueve estadios, y una cantidad similar en adecuación de otras infraestructuras, gastos organizativos y despliegue logístico.
La otra justa de dimensión continental montada por Venezuela, los Juegos Panamericanos de julio de 1983, consumieron 420 millones de dólares, de los cuales 100 millones fueron adicionados en los últimos meses al presupuesto original.
Álvarez sostuvo que no ha sido un derroche a ciegas. Para la patada inicial se buscó al astro brasileño Pelé o al argentino Diego Armando Maradona, pero se los descartó pues cobraban sumas enormes, que no precisó.
Un estadio, el Monumental de la oriental ciudad de Maturín, con aforo para 52.000 espectadores y construido a un costo de 70 millones de dólares, fue inaugurado hace sólo un par de días y se usará en dos jornadas: los choques de Brasil contra Chile y de Ecuador versus México el 1 de julio, y un partido de cuartos de final el 8 de julio.
El analista Eleazar Díaz Rangel, director del diario de mayor circulación, Últimas Noticias, criticó la edificación de semejante estadio en una plaza donde los partidos de la liga local de fútbol arrastran un máximo de 2.500 espectadores.
Cada selección dispondrá de tres autobuses a todo lujo para sus desplazamientos, una flotilla adquirida en Brasil a un costo de 18 millones de dólares.
La Copa, que por televisión podrán seguir hasta 800 millones de espectadores en el mundo, movilizará dentro del país negocios estimados en unos 700 millones de dólares, entre hotelería, transportes, demás gastos de turistas y la boletería.
Ésta última ha sido la mayor fuente de irritación para el público, pues aunque el aforo de los estadios suma 660.000 asientos, en la práctica obtener un boleto ha sido un calvario, y las redacciones de los medios de comunicación se han convertido en muro de lamentos para los frustrados compradores.
La Federación Venezolana de Fútbol no ha podido disipar las sospechas de que decenas de miles de entradas, en partidos que galvanicen la atención continental, fueron retenidas o adquiridas por el Estado para entregarlas a partidarios del presidente Hugo Chávez a fin de garantizarle un baño de popularidad en los estadios.
Hace una semana, en un amistoso Venezuela-País Vasco para probar la grama del estadio Pueblo Nuevo en la sudoccidental ciudad de San Cristóbal —y que recibe a los presidentes Chávez y Evo Morales para el choque inicial Bolivia-Venezuela— un puñado de jóvenes alborotó las gradas al grito de "¡Libertad, libertad!".
Es que la Copa se estrena al cabo de cuatro semanas de agitación callejera en una decena de ciudades por continuas manifestaciones estudiantiles, la mayoría pacíficas, en protesta porque el gobierno dejó sin señal a la popular estación televisora Radio Caracas Televisión (RCTV), de línea editorial opositora y acusada de respaldar el golpe de Estado de abril de 2002 contra Chávez.
Los jóvenes universitarios han sorprendido con demostraciones masivas, originales tácticas de no violencia y emplazamiento constante a las autoridades en reclamo de que se respeten los derechos civiles, constituyendo un fenómeno político nuevo que, según la mayoría de analistas, ha conseguido robar la iniciativa al gobierno.
"No vamos a obstaculizar la Copa. Le abrimos los brazos y damos la bienvenida a cuantos vengan a esa fiesta", dijo a IPS Stalin González, presidente de la Federación de Estudiantes de la caraqueña Universidad Central, la principal del país. "Pero vamos a aprovechar esa presencia para hacerles llegar nuestro mensaje", agregó.
También periodistas y artistas venezolanos organizan nuevas protestas por lo que consideran atentados o amenazas contra la libertad de expresión, materializadas con la salida del aire de RCTV hace un mes.
Una marcha de cinco kilómetros de periodistas, maestros y estudiantes se organizó para este miércoles desde las vecindades del estadio Olímpico Universitario en Caracas hasta las instalaciones de RCTV, pese a advertencias del Ministerio del Interior.
El ministro Pedro Carreño había pedido a los alcaldes que negasen el permiso a las demostraciones "para respetar la milla de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado)", pues alegó que por acuerdo con la Confederación Sudamericana de Fútbol no se deberían permitir manifestaciones a menos de una milla de los estadios.
Chávez y varios de sus ministros advirtieron reiteradamente que responderán con energía si algún sector pretende sabotear u obstaculizar el torneo.
Caracas, donde se registraron las principales demostraciones estudiantiles, sufrió el lunes una sorpresiva baja en la programación, pues de los apenas dos juegos asignados a su estadio fue eliminada la semifinal prevista para el 10 de julio, mudada a Maracaibo (oeste), y la capital apenas verá la disputa por el tercer lugar, el 14 del mismo mes.
Marco Tulio Páez, responsable de la Copa en Caracas, dijo que la medida "es arbitraria y poco consistente", en tanto comentaristas identificados con la oposición sostuvieron que el gobierno quiere alejar la atención de la prensa extranjera que sigue el torneo de eventuales demostraciones de descontento estudiantil o popular en la capital.
En el terreno deportivo, el favoritismo acompaña a Brasil, pese a la ausencia de varias de sus grandes estrellas, para revalidar el título que alcanzó en Perú en 2004, y los expertos ven en Argentina a su principal rival.
Pero se señala también la trayectoria de Uruguay, la capacidad de sorpresa de Paraguay o Colombia y la decisión de Venezuela de, por lo menos, dejar de ser la cenicienta del fútbol sudamericano.