EUROPA-ÁFRICA: Comercio intimidatorio

Los funcionarios de la Unión Europea (UE) suelen reaccionar fríamente ante las protestas de activistas del bloque contra tratados de libre comercio que entienden perjudica a las poblaciones de países pobres. Pero ninguna autoridad intenta amordazarlos.

Distinta fue la suerte de un analista de comercio de Namibia tras insinuar que la UE intentaba intimidar a los gobiernos de África austral para que firmaran el llamado Acuerdo de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés).

Wallie Roux, investigador de mercado para la firma cárnica Meatco, fue suspendido de sus tareas en esa firma el 11 de mayo, tras manifestarse en contra de los EPA y alegar que la UE intenta ingresar en el Libro Guinness de los Récords por el acuerdo comercial más rápidamente negociado de la historia.

Sus comentarios en el marco de un discurso dado ante el Instituto de Recursos e Investigaciones Laborales fueron informados en el periódico namibio New Era poco días después, el 18 de abril.

Esto condujo a acusaciones de que funcionarios de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, presionó para que lo destituyeran.

Sin embargo, Elisabeth Pape, directora de la oficina de la Comisión Europea en Namibia, dijo que es "completamente falso" que cualquiera de su equipo se haya quejado sobre los comentarios de Roux.

Su personal creía que "el señor Roux debería ser capaz de escribir su opinión, sea cual sea", dijo a IPS, pero ella comprendió que él había violado un requisito de Meatco de presentar cualquier comentario que intentara hacer públicamente a la jerarquía de la empresa, para su aprobación previa.

"Esto es enteramente un asunto entre el señor Roux y su empleador", agregó.

Sea cual sea la verdad, Roux claramente tocó un tema delicado.

La UE lanzó oficialmente negociaciones con países de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC por sus siglas en inglés) en julio de 2004, aunque observadores dicen que los participantes en estas conversaciones recién ahora tratan temas de real sustancia.

De modo confuso, la UE busca alcanzar un tratado de libre comercio por separado con países, con una agrupación regional que se describe a sí misma como de África oriental y austral, especialmente porque algunos de los países son miembros de ambas.

En marzo, la Comisión subrayó los parámetros del EPA que quiere que firmen a fines de este año Angola, Botswana, Lesotho, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Swazilandia y Tanzania, todos miembros de la SADC.

Malawi, que también integra la SADC, eligió alinearse con el Mercado Común para África Oriental y Austral (Comesa), el bloque comercial de África oriental y austral.

El documento de la Comisión llegó en respuesta a un pedido de información formulado 11 meses antes por la SADC, cuyos restantes países miembro son Mauricio, República Democrática del Congo, Seychelles, Zambia y Zimbabwe.

Roux urgió a los gobiernos de la SADC a no capitular ante las demandas de firmar rápidamente un EPA. "Si uno no es suficientemente poco sabio como para apresurarse para cumplir con el plazo sin mirar el contenido del acuerdo, entonces está renunciando a su vida", escribió.

El lado de la UE dice que se tiene que llegar a un acuerdo sobre un EPA este año, para facilitar las conversaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

A las preferencias actuales sobre las exportaciones africanas a la UE se les concedió una exoneración de las reglas de la OMC, pero ésta expirará el 1 de enero.

Al gobierno de Namibia le preocupa particularmente lo que pueda ocurrir si la UE decide gravar sus exportaciones, en ausencia de un EPA.

Namibia perderá 60 millones de dólares si se terminan sus preferencias comerciales, que la habilitan, por ejemplo, a exportar 13.000 toneladas de carne vacuna libre de aranceles a la UE cada año, y a vender suficientes uvas para mantener el medio de vida de 16.000 personas.

Ese monto representa cuatro veces más que la suma que Namibia recibe de la UE por concepto de asistencia para el desarrollo.

"La amenaza de gravar las importaciones desde esos países se hace sutil y no tan sutilmente por parte de la UE", dijo a IPS Herbert Jauch, del Instituto de Recursos e Investigaciones Laborales en Windhoek. "En términos de alcanzar un tratado justo, esto está creando la atmósfera equivocada".

Además de buscar la liberalización en la mayor parte del comercio entre África austral y la UE, las autoridades del bloque europeo promueven que un EPA cubra asuntos tales como inversión, competencia, compras del gobierno y propiedad intelectual.

De modo privado, importantes figuras del gobierno sudafricano preguntan por qué la UE insiste en que tanto el comercio de bienes como de servicios sea abierto.

Algunos plantearon su preocupación en cuanto a que la UE esté intentando asegurarse de que las firmas europeas puedan obtener un punto de apoyo en las empresas de telecomunicaciones y electricidad africanas, que ahora están en manos públicas.

También les perturba que eso debilite esfuerzos por recuperarse del legado del apartheid (régimen de segregación racial de la minoría blanca en perjuicio de la mayoría negra) implementando programas diseñados para promover a empresarios negros.

Bajo las reglas de la competencia favorecidas por la UE, será obligatorio un tratamiento equitativo para empresas nacionales y extranjeras, incluso si las últimas son más ricas.

Sudáfrica ya firmó un tratado de libre comercio en 1999 con la UE, luego de conversaciones que se extendieron durante más de cuatro años y que requirieron que el país africano liberalizara 86 por ciento del comercio.

Action for Southern Africa (ACTSA), con sede en Londres, se quejó de que el libre comercio tuvo efectos adversos sobre los derechos laborales. Los puestos de trabajo en las fábricas de calzado de Sudáfrica, otrora considerados permanentes, se volvieron temporarios desde que su gobierno introdujo políticas de libre comercio, sostuvo la organización.

"Es probable que haya una pérdida masiva de puestos laborales y un deterioro en las condiciones de trabajo si se firma un EPA. Este acuerdo permitirá a la UE monopolizar los mercados de los países, cuyas industrias de ningún modo serán capaces de competir con ellos", dijo Ruth Dearnley, directora de campañas en ACTSA.

Paul Goodison, de la Oficina Europea de Investigaciones, que controla el comercio entre la UE y África, sospecha que el bloque europeo intenta sentar un precedente, presionando para lograr una liberalización de largo alcance del sector servicios en los países de la SADC.

Una vez que esto se haya acordado, será capaz de buscar disposiciones similares en tratados con países que ofrezcan un potencial aún mayor para las firmas europeas.

En abril, la UE decidió lanzar negociaciones comerciales con India, Corea del Sur, Asia sudoriental, América Central y la Comunidad Andina de Naciones.

La Comisión Europea pronosticó que, si concluía exitosamente, los acuerdos resultantes podrían obtener 54.000 millones de dólares extra por año para la UE.

"El enfoque de línea dura de la UE sobre esto tiene muy poco que ver con África. Su pensamiento es que si pueden conseguir que los países africanos, muchos de los cuales son de los menos avanzados, adhieran a una liberalización de bienes y servicios, para India no tendrá sentido decirle 'no' a eso. La UE tiene el mercado más amplio de bienes y servicios en la pantalla de su radar", dijo Goodison a IPS.

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