En vísperas de cumplirse 30 años de las primeras elecciones libres en España tras el fin de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), su recuerdo las convierte en un ejemplo mundial de que son posibles las transiciones consensuadas hacia la democracia.
Cuando murió Franco, el 20 de noviembre de 1975, había elementos para pensar en la continuidad del régimen. En primer lugar porque él, sin consulta a la ciudadanía, designó como su sucesor al príncipe Juan Carlos de Borbón, quien asumió dos días después, el 22 de noviembre, como rey y por tanto jefe de Estado, sin que hubiera partidos políticos y sindicatos legalizados ni medios de comunicación independientes.
Sin embargo, existen datos que permiten pensar que la semilla de la transición estaba sembrada antes de la muerte del dictador, según manifestó a IPS Rodolfo Martín Villa, una personalidad que jugó un papel clave en ese proceso.
Bajo el franquismo, Martín Villa fue jefe nacional del Sindicato de Estudiantes Universitarios y en el primer gobierno de la monarquía, instaurado en diciembre de 1975, ministro de Relaciones Sindicales. Luego se desempeñó como ministro de Gobernación (1976-1979), ministro de Administración Territorial (1980-1981) y vicepresidente primero del gobierno (1981-1982). En la actualidad, retirado de la política, es directivo empresarial.
Martín Villa sostuvo que "la democratización de España comenzó en los 10 últimos años del régimen franquista, coincidiendo con la profunda transformación de la sociedad española, transformación que hizo posible la transición".
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"Hubo tres fases: la guerra civil (1936-1939) en la que los dos bandos cometieron atrocidades, la dura y cruel dictadura de Franco, que vulneró la democracia y el Estado de derecho, y los 10 o 15 últimos años de ese régimen, durante el que se gestó un Estado de derechos y leyes sobre los que se asentaron las transformaciones que tenían que surgir", añadió.
En líneas generales, coincidió con él Marcelino Camacho, militante comunista y fundador de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, preso bajo el franquismo. Camacho salió de la cárcel poco después de la muerte de Franco y volvió a ser apresado durante una semana en 1976.
"Nosotros creíamos y luchábamos por una transición pacífica, a pesar de la represión que sufríamos", declaró a IPS. Camacho dijo respetar y valorar lo positivo realizado por el rey Juan Carlos pero, añadió: "La libertad supone que se pueda elegir todo, éramos partidarios de la república, y lo sigo siendo".
El Partido Comunista de España (PCE) fue un factor importante para la transición pacífica, y en especial para la negociación entre la oposición y el poder.
Un primer paso se dio cuando Juan Carlos, ya designado por Franco como su sucesor, visitó Rumania, donde el entonces presidente Nicolae Ceasescu le sugirió que, cuando asumiera la jefatura de Estado, tuviera en cuenta al PCE, sin dar más detalles.
La respuesta fue: "Los tendré en Madrid (a los dirigentes comunistas), y con su número de teléfono para llamarlos".
Meses antes de morir Franco y a principios de 1976, el abogado José Mario Armero, ahora fallecido, miembro de la prelatura católica Opus Dei y persona de total confianza del rey, por indicación de éste se entrevistó en el exterior con el líder comunista Santiago Carrillo para pedirle que apoyara la transición española hacia la democracia.
Precisamente, fue en la casa de Armero, ubicada en los alrededores de Madrid, donde el 27 de febrero de 1977 se reunieron Carrillo y el presidente del gobierno, Adolfo Suárez, para negociar la legalización del PCE, que se anunciaría el 9 de abril, lo que pasó a conocerse como el "Sábado Santo Rojo", por coincidir con ese día de la Semana Santa.
Hubo también movimientos civiles que trabajaron por el cambio en los últimos años del franquismo, como la Coordinadora Democrática, impulsada por el profesor Joaquín Ruíz Giménez y de la que formó parte Gregorio Peces-Barba, quien después fue elegido diputado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y como tal presidió la comisión que redactó por consenso la Constitución vigente en la actualidad, aprobada en 1978. Mientras Carrillo negociaba con Suárez pese a que cuatro abogados sindicalistas miembros de su partido fueron asesinados por la ultraderecha a principios de 1977, la otra fuerza de izquierda emergente, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se mostró reacio.
El PSOE llegó a votar en contra de la Constitución en la comisión que analizaba el texto, aunque la presidiera Peces-Barba, negándose a legalizar la monarquía y reivindicando la República. Días después de ese rechazo, frente a la presión, el partido se rectificó en el pleno y votó a favor. De esta manera, la carta magna fue aprobada por consenso.
Al respecto, Carrillo dijo hace unos meses: "La mayor parte de la clase política de entonces se caracterizó por una actitud francamente reformista. Esos políticos comprendían la necesidad de llegar a un gran acuerdo para pasar de la dictadura a la democracia. Supieron pactar, supieron hacerse concesiones mutuas, supieron escuchar al otro y, finalmente, fueron capaces de iniciar la etapa democrática en la que España está viviendo".
Hoy hay consenso para reconocer el papel del rey en ese proceso y, en especial, el de quien fue jefe de Gobierno desde 1976 a 1981, Adolfo Suárez, quien desde hace tres años no aparece público debido a graves problemas de salud.
En marzo de 1977 se aprobó una amnistía política que liberó a cinco condenados a muerte por Franco en 1975, incluyendo a miembros de la organización terrorista ETA, lo que no impidió que ese grupo nueve meses después asesinara a balazos a Antonio Echeverría, alcalde de la localidad vasca de Oyarzún.
Las elecciones del 15 de junio de 1977, las primeras libres realizadas después de la dictadura, las ganó la Unión de Centro Democrático, encabezada por Suárez, seguida del PSOE, del PC y de otros partidos menores.
A la legalización de los partidos políticos y los sindicatos la acompañó la apertura de la libertad de expresión. El 4 de mayo de 1976 fue fundado el diario El País, diferenciado de los que existían de carácter conservador y derechista y desde entonces convertido en un referente de la actualidad española.
En noviembre de 1977, Inter Press Service (IPS) fue la primera agencia internacional en distribuir noticias en España, al romper el monopolio que tenía la estatal agencia EFE, suscripta a los servicios informativos de otras agencias y que se ocupaba de "seleccionar" y "editar" las notas que redistribuía.
Posteriormente, EFE también se democratizó, y las demás agencias extranjeras pudieron desempeñarse con libertad en todo el país.