ENERGÍA-CUBA: Luz de esperanza

El anuncio gubernamental de que la capacidad de generación eléctrica de Cuba supera la demanda en los horarios de mayor consumo fue recibido con un suspiro de alivio por la población, que no olvida los prolongados apagones de hace dos y tres años.

"No quiero ni pensar en vacaciones como aquellas de 2004, cuando empezaron de nuevo los apagones", comentó Caridad Hernández, madre de dos escolares, de ocho y 10 años, quien recuerda la crisis de energía que comenzó con la paralización por serias averías de la termoeléctrica Antonio Guiteras, la principal del occidente del país.

La falta de fluido eléctrico provoca una reacción en cadena que impacta con fuerza sobre la familia. "Si no hay luz, tampoco tenemos agua, porque los motores (bombas) son eléctricos. Y cuando las interrupciones son prolongadas, aquí también falta el gas. Agregue a todo eso, el calor que hace en julio y agosto", dijo Hernández.

Pero ese no será el problema principal de la familia de Hernández este verano, salvo los cortes de electricidad que aún se producen por el mal estado de las redes de distribución, sujetas en la actualidad a un plan de rehabilitación que suele obligar a la suspensión del servicio.

Ese trabajo continuará hasta el año próximo y las molestias irán disminuyendo gradualmente, dijo el pasado miércoles el vicepresidente Carlos Lage durante el inicio de operaciones de dos unidades generadoras de electricidad a base de gas, en Boca de Jaruco, distante unos 40 kilómetros al este de La Habana.

Las unidades pertenecen a Energas SA, empresa mixta formada por las estatales Cupet (Cuba Petróleos) y Unión Eléctrica junto a la firma canadiense Sherrit Internacional para el fomento y explotación de las tecnologías capaces de limpiar y procesar el gas natural en la isla.

Además del beneficio ambiental que significa convertir en energía un subproducto de la industria petrolera que antes se quemaba y contaminaba la atmósfera, la capacidad instalada de producción de electricidad por esa fuente se eleva ahora a 395 megavatios en Energas y a 495 megavatios en todo el país.

Según Lage, ese total es mayor de los 440 megavatios previstos para el primer reactor nuclear de la termoeléctrica de Cienfuegos, un proyecto en esa provincia, situada a 232 kilómetros de La Habana, que la desaparición de la Unión Soviética (1991) dejó inconcluso.

El vicepresidente cubano calculó que esa generación, sumada a la proveniente de las termoeléctricas y los pequeños generadores alimentados con diesel instalados en todo el país, eleva la capacidad instalada a 3.400 megavatios, superior en casi 20 por ciento a la demanda máxima, estimada en 2.500 megavatios.

"Y la perspectiva es positiva, porque vamos a seguir instalando nuevas unidades de generación eléctrica y se está produciendo una tendencia a la disminución de la demanda máxima y del consumo, como resultado de las medidas de ahorro", señaló Lage.

En 2004, la paralización por desperfectos de la planta Guiteras, ubicada en la provincia de Matanzas, a 87 kilómetros de La Habana, y considerada la más eficiente del país, puso en evidencia la fragilidad del sistema electroenergético nacional, debido al deterioro de la mayoría de las centrales termoeléctricas.

Los apagones de ese año trajeron el recuerdo de los peores momentos de la crisis de los años 90, cuando el corte de suministro anual de 13 millones de toneladas de petróleo de la hoy desaparecida Unión Soviética redujo a 50 por ciento la generación de energía eléctrica.

La crisis, que se prolongó durante 2005, obligó al cierre de numerosas fábricas y fuertes medidas de ahorro, dentro de un plan de medidas que incluyó la sustitución de equipos de alto consumo por otros más modernos y de menor gasto, entre ellos, los bombillos incandescentes por fluorescentes.

A la vez, el gobierno decidió hacer millonarias inversiones para la compra e instalación de miles de grupos electrógenos, unidades generadoras consideradas por las autoridades más eficientes y seguras que las "obsoletas" termoeléctricas, la mayoría heredadas de la era soviética.

Se estima que entre el inicio de su montaje, a fines de 2005 y septiembre de 2006, esas unidades alcanzaron una capacidad de más de 1.000 megavatios, nivel de energía que representa tres veces la capacidad de la Guiteras, cuya construcción tardó entre siete u ocho años.

Cuba aspira a diversificar su matriz energética mediante el desarrollo de fuentes renovables de energía, pero por ahora continúa dependiendo básicamente del petróleo, algo más de la mitad de cuyas necesidades satisface con importaciones de Venezuela, estimadas en alrededor de 98.000 barriles diarios de crudo.

De acuerdo a datos oficiales de principios de este año, la producción doméstica es actualmente de 65.000 barriles diarios de petróleo, en general pesado y con alto contenido de azufre, mientras el equivalente en gas llega a 20.000 barriles por día.

Esos hidrocarburos son extraídos de una franja costera de 128 kilómetros entre las provincias de La Habana y Matanzas y la mayoría de los pozos son perforados verticalmente desde la costa y se adentran entre dos y siete kilómetros en el mar.

Este año se prevé aumentar la producción de petróleo y gas, con la perforación de 39 nuevos pozos, 13 a cargo de empresas estatales cubanas y 26 en sociedad con compañías extranjeras, incluida la firma Sherrit Internacional.

Además de sus inversiones en el níquel cubano, esa firma canadiense contrató áreas para la búsqueda de crudo en aguas profundas de la zona económica exclusiva cubana del golfo de México, donde también participan la estatal vietnamita Petrovietnam, la malaya Petronas y Petróleos de Venezuela.

La primera en obtener concesiones del estado cubano en esa zona de aguas profundas fue la hispano-argentina Repsol YPF, que ahora comparte la búsqueda con la india ONGC y la noruega Hydro y tiene previsto iniciar sus trabajos de perforación en 2008.

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