La visita sin precedentes y de relativo bajo perfil del presidente de Vietnam a la Casa Blanca el viernes marca el fin del lento proceso de normalización de las relaciones entre Washington y Hanoi.
El encuentro entre los presidentes George W. Bush y Nguyen Minh Triet se produjo a 32 años del final de la guerra entre los dos países, que modificó radicalmente la sociedad estadounidense y aportó su grano de arena para la caída en desgracia del ex presidente Richard Nixon (1969-1974).
Pero los dos jefes de Estado tenían agendas diferentes.
Triet estaba más interesado en obtener inversiones estadounidenses en la economía de su país, que crece a ritmo acelerado. Bush puso el acento en la situación de los derechos humanos en Vietnam y la persecución de disidentes que, según se cree, llevó a la cárcel a decenas de personas desde el fin de 2006 hasta hoy.
Defensores de los derechos humanos en Estados Unidos, la derecha católica de este país y grupos de exilados vietnamitas hicieron presión para que la visita fuera cancelada o postergada cuando menos. Elliott Abrams, consejero adjunto de Seguridad Nacional, cuya área incluye la promoción de la democracia, apoyó esas demandas, según funcionarios estadounidenses y vietnamitas.
Sin embargo, la secretaria de Estado (canciller) Condoleezza Rice, con el respaldo de influyentes legisladores, entre ellos varios que combatieron en la guerra de Vietnam (1965-1975) , convencieron a Bush de que una cancelación a último momento debilitaría políticamente a Triet.
El presidente de Vietnam, junto con el primer ministro Nguyen Tan Dung, quienes asumieron sus cargos en junio de 2006, son vistos como líderes de un grupo interno del gobernante Partido Comunista que busca reformar la economía.
"Tanto estratégica como económicamente, la importancia de Vietnam ha aumentado durante la última década", dijo a IPS un funcionario del gobierno de Bush que pidió no ser identificado. "No está claro que se podría ganar humillando a Triet", agregó.
De hecho, dos prominentes disidentes —el abogado Le Quoc Quan y el periodista Nguyen Vu Binh— fueron liberados de prisión en los últimos diez días, probablemente como parte de un acuerdo para garantizar la concreción del encuentro entre Bush y Triet. Defensores de los derechos humanos dijeron que esperan la libertad de muchos más.
Quan fue arrestado al regresar en marzo de Estados Unidos, después de pasar seis meses con una beca de investigación en el "casi" gubernamental National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia). Fue acusado de participar en actividades para derrocar al gobierno.
Binh había sido condenado a siete años de cárcel en 2002, por publicar en Internet artículos sobre los derechos humanos en Vietnam, lo cual fue considerado como "espionaje" por un tribunal vietnamita. Recibió una amnistía este mes.
La campaña contra los disidentes comenzó en ocasión de la última cumbre del foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC por sus siglas en inglés), que se realizó en noviembre pasado en Hanoi. En esa oportunidad Bush y Triet se encontraron por primera vez.
La persecución de opositores se intensificó tras el ingreso de Vietnam a principios de enero a la Organización Mundial de Comercio (OMC), un objetivo prioritario para Hanoi que fue motivo de una larga negociación bilateral con Estados Unidos.
Entre los arrestados figuró Nguyen Van Ly, un sacerdote católico de 60 años que fue declarado "prisionero de conciencia" por Amnistía Internacional en sus tres condenas previas, que lo mantuvieron en prisión por 15 años. A fin de marzo de este año recibió una nueva sentencia de ocho años por "propaganda contra el Estado". Bush en persona intercedió a favor de Ly, a quien mencionó en un discurso dos semanas atrás.
"Esta ha sido la peor campaña contra opositores en 20 años", dijo Sophie Richardson, especialista en Asia de la no gubernamental Human Rights Watch. Indicó que entre los arrestados hay políticos, escritores, maestros, trabajadores, religiosos y miembros de minorías étnicas de todo el país.
"Tenemos la impresión de que el gobierno quiso enviar un fuerte y claro mensaje a todos los potenciales disidentes en el sentido de que mantengan la cabeza baja", agregó.
Richardson comentó que el gobierno de Vietnam está "particularmente nervioso" por los intentos de varios grupos disidentes de acordar una estrategia conjunta y por protestas de trabajadores, que incluyen huelgas "salvajes" en plantas de montaje (maquiladoras) de empresas de capital extranjero, el sector más dinámico de la economía del país.
Después de reunirse con Bush, Riet dijo a la agencia de noticias AP que no se "trata de mejorar o no" la situación de derechos humanos de su país. "Vietnam tiene su propio marco legal, y aquéllos que violen la ley serán perseguidos", agregó.
En los días previos a su visita a EEUU, Triet, quien jamás había ofrecido explicaciones o disculpas por la situación de los derechos humanos en Vietnam, enfatizó reiteradamente que su prioridad era atraer mayores inversiones estadounidenses. Reiteró el punto el jueves en un discurso ante la Cámara de Comercio en Washington.
"Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo para ayudarlos", dijo Triet a la audiencia de empresarios. "Nos estamos esforzando por crear una atmósfera amigable para los negocios", agregó. La delegación que lo acompañó incluía alrededor de 100 ejecutivos de empresas vietnamitas. Como parte de la gira visitaron la Bolsa de Comercio de Nueva York.
Vietnam, cuya economía se encuentra en un periodo de sostenido crecimiento, espera que el otorgamiento en diciembre de la categoría de "relaciones comerciales normales y permanentes" por parte del Congreso legislativo de Estados Unidos y su ingreso a la OMC incentiven las inversiones de compañías estadounidenses.
Washington estableció relaciones diplomáticas plenas con Hanoi en 1995. Desde entonces, Estados Unidos se ha convertido en el principal socio comercial de Vietnam: parece demostrar un apetito insaciable por sus exportaciones de textiles, zapatos, pescados y mariscos. El intercambio comercial entre ambas naciones alcanzó casi 10.000 millones de dólares el año pasado.
Sin embargo, las inversiones estadounidenses no siguen esa tendencia y se quedan atrás. El año pasado llegaron a algo menos de 2.000 millones de dólares y se ubicaron en el puesto 11 en la lista de principales países inversores, lejos de China, Corea del Sur, Japón, Taiwán y otras naciones asiáticas.
La razón es la frustración de los inversores a causa de la corrupción y la pesada burocracia vietnamita, según Murray Hiebert, analista principal para el Asia sudoccidental de la Cámara de Comercio estadounidense.
Triet y sus colaboradores parecen dispuestos a cambiar ese panorama. El ahora presidente vietnamita alcanzó notoriedad a fines de la década de 1990 por su lucha contra la corrupción. La firma el viernes en Washington de un acuerdo sobre comercio e inversiones parecería ser el primer paso en ese camino.
"Las empresas estadounidenses están muy interesadas", le dijo Hiebert a IPS. "Ven un país que estuvo fuera de la pantalla del radar por algún tiempo, pero con una población de 84 millones y una clase media en expansión, consumidores potenciales. Tiene una fuerza laboral educada y trabajadora y es una alternativa a China", agregó.
Intel, el gigante estadounidense en el campo de los semiconductores, acordó el año pasado invertir 1.000 millones de dólares en una planta de montaje y se estima que otras firmas en el rubro de la alta tecnología la seguirán.
Una de las razones es la creciente preocupación de las empresas por las tensiones con Beijing, derivadas del abultado superávit chino en la balanza comercial con Estados Unidos.
Vietnam se ha convertido incluso en un actor importante respecto de la posición estratégica de Estados Unidos de cara a China. El ex secretario (ministro) de Defensa Donald Rumsfeld, quien jamás disimuló su desconfianza frente a las intenciones del gobierno chino, visitó Hanoi un año atrás. El vicepresidente Dick Cheney también promueve una actitud más dura hacia Beijing.
Tras una ausencia de 28 años, buques de guerra de la armada de Estados Unidos anclaron cuatro veces en Vietnam desde 2003. La última ocasión fue el año pasado para celebrar el 4 de julio, Día de la Independencia estadounidense.