DERECHOS HUMANOS-ESLOVAQUIA: Xenofobia en auge

El crecimiento de la extrema derecha en Eslovaquia preocupa a activistas, que denuncian la falta de respuestas oficiales para contrarrestarlo. Mientras, la Unión Europea atribuye la situación a la polémica alianza entre la izquierda gobernante y los ultranacionalistas.

Varios incidentes racistas ocurrieron el año pasado en ese país europeo de cinco millones de habitantes, donde el mero porte de símbolos que inciten el segregacionismo se considera un crimen.

Uno de los casos más sonados se produjo a principios de marzo, cuando neonazis atacaron a estudiantes españoles y mexicanos. Estos aseguraron que no era el primer embate xenófobo que habían sufrido.

Pocos días después, un nigeriano de unos 30 años denunció haber sido atacado por varios hombres. Cuando pidió ayuda a la policía, le dijeron que se callara porque "no estaba en África".

La policía eslovaca registró 188 ataques racistas en 2006, 67 más que en 2005, pero se sospecha que las cifras reales son mayores, pues muchas de las víctimas temen realizar la denuncia.

Daniel Milo, director de la asociación Personas contra el Racismo, de Bratislava, capital eslovaca, señaló que "esos casos estuvieron bien documentados y tuvieron mucha difusión, pero hay otros que se generalizan y aumentan".

El principal blanco de la xenofobia eslovaca sigue siendo la comunidad gitana, que representa entre dos y cinco por ciento de la población. "Es el grupo más discriminado, y la actitud hacia ellos es de rechazo", señaló Milo a IPS.

Aunque la mayoría de los eslovacos con prejuicios racistas afirman no estar de acuerdo con las acciones violentas, desde el principio del verano (boreal) los extremistas de derecha están más activos, señalaron activistas.

El Ministerio del Interior asegura que está actuando con firmeza, vigilando a esos grupos en conciertos, partidos de fútbol y manifestaciones. Los funcionarios de esa secretaría también anunciaron que pronto se terminará un proyecto de ley de lucha contra el extremismo y el terrorismo.

Los ultraderechistas están más sofisticados, tienen vínculos con delincuentes y se vuelven "más radicales, al tiempo que tratan de ampliar su cantidad de miembros", dijo el portavoz de la policía, Martin Korch.

Los extremistas, que suelen aprovechar los conciertos para vender música y vestimenta propagandística, "suelen encontrarse entre delincuentes, en su mayoría ex neonazis. A veces es muy difícil diferenciarlos", explicó Milo a IPS.

Pero el gobierno ha hecho poco para combatir el extremismo, según los activistas.

Pese a las declaraciones oficiales, "no se ha dado ni un solo paso para combatir el problema. No hay una respuesta real ni metodología ni un enfoque activo de la policía. Por el contrario, hubo una disminución de las medidas preventivas", sostuvo Milo.

La mayoría de la población es indiferente ante el problema. En general, los eslovacos están contentos con la situación económica y con el gobierno del primer ministro Robert Fico y el Partido Smer.

Según las encuestas, detrás de Fico, la figura política más popular es Jan Slota, líder del nacionalista Partido Nacional Eslovaco. Esa fuerza tiene cada vez más respaldo, con 13 por ciento de las intenciones de voto.

Observadores extranjeros temen que, con la participación del Partido Nacional Eslovaco en el gobierno de Fico, las permanentes declaraciones de Slota contra las minorías legitimen actitudes xenófobas.

Esa situación motivó la suspensión del Smer del Partido Socialista Europeo en el otoño boreal, pero la medida será reconsiderada en octubre próximo.

Se estima que dos de cada tres eslovacos consideran negativa para la sociedad la presencia de extranjeros, y a pesar de que ese país tiene pocos inmigrantes, la mayoría de la población sostiene que deberían ser menos.

Es poco probable que mejore la tendencia negativa. Niños y niñas en edad escolar, siguiendo el ejemplo de sus mayores, muestran la misma tendencia a acuñar prejuicios contra húngaros, refugiados y personas sin techo, según una encuesta publicada en mayo por la Liga de Salud Mental.

Incluso los menores muestran actitudes cada vez más agresivas contra las minorías, señaló la encuesta.

Aumentan los sentimientos xenófobos desde la caída del régimen socialista en 1989 y la desintegración de la ex Checoslovaquia en 1993. En ese contexto resurgió la intolerancia nacionalista que predomina en Europa central y oriental.

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