Con la ayuda de una nueva revista mensual, Yalla Italia (Vamos, Italia, en árabe), hijos de inmigrantes de Egipto, Marruecos y Túnez intentan explorar y superar los estereotipos que son un obstáculo para su integración en este país eminentemente católico.
No hay una única versión del Islam en Italia, sino varias, así como existen diversos caminos para ser musulmán, dicen los estudiantes de periodismo que editan la revista. Ellos nacieron en Italia pero sus padres son inmigrantes.
La redacción, compuesta por dos hombres y seis mujeres, todos jóvenes, no encaja en los estereotipos que se aplican al islamismo.
El equipo editorial está integrado por Buthaina Bussy Ibrahim, Karim Bruneo, Hassan Bruneo, Lubna Ammoune, Rassmea Salah, Sarah Sayed, Lubna Ammoune and Buthaina Ibrahim. Yalla Italia aparece mensualmente inserta en la revista Vita (Vida), un semanario italiano que publica artículos sobre temas sociales y multiculturalidad.
En Yalla Italia escriben principalmente estudiantes universitarios y jóvenes que participan en un programa de integración de facultades de Milán, una ciudad del norte de Italia que alberga a unos 23.000 jóvenes musulmanes, según un informe de la alcaldía.
En su primera edición, publicada el 2 de junio, la revista fue directamente al grano, abordando el conflictivo tema de las caricaturas y el humor gráfico en el mundo musulmán. "Sonría, por favor: ocho páginas contra los estereotipos" fue el título del artículo de portada.
"Me enojé porque los medios retrataban a los árabes como un pueblo sin sentido del humor", dice Rassmea Salah, recordando las semanas de violentas protestas tras la publicación, el año pasado, de una caricatura del profeta Mahoma en un diario de Dinamarca. Rassmea tiene 24 años y nació en Italia de madre católica y padre egipcio que profesa el islamismo. En Milán, ella enseña árabe a hijos de inmigrantes.
"El debate público casi siempre simplifica los asuntos relacionados con el Islam. Se presenta a los musulmanes como si fueran un bloque monolítico, cuando en realidad la fe musulmana comprende culturas muy diferentes", agrega.
"Sí, hasta los árabes podemos reírnos sin sentirnos insultados", enfatiza Rassmea.
Las caricaturas publicadas en Yalla Italia abordan la religión: "¿Qué estás leyendo, papi? El Corán, hijo, y lo he estado haciendo desde niño. ¿Y todavía no lo terminaste?".
También se hace humor con costumbres enraizadas en la cultura: "No, querido, esto no es un velo", explica una joven egipcia señalando hacia su pelo recogido alrededor de la cabeza como si fuera la cubierta que usan las mujeres musulmanas. "Es un nuevo estilo de peinado, se llama tradición y modernidad", dice el remate del chiste.
"El equipo original tenía alrededor de 200 personas, de las cuales fueron elegidos ocho jóvenes por su capacidad para escribir y su creatividad", comenta a IPS Martino Pillitteri, coordinador editorial de Yalla Italia.
"Como inmigrantes de segunda generación, todos ellos tienen documentos de identidad italianos y se sienten iguales a sus amigos italianos. Pero, sobre todo, representan a la mayoría silenciosa de los musulmanes, a quienes buscan una integración pacífica en el país que los recibió, pero sin abandonar sus valores", agrega.
La revista, señala Pillitteri, se puede convertir en un espacio para que la gente joven comparta las experiencias de la vida cotidiana que tienen en común, de una forma graciosa e irónica.
El objetivo final es fortalecer el proceso de integración. "Para estos jóvenes, lo que resulta difícil es ser parte de una comunidad catalogada como problemática", indica Paolo Branca, profesor de estudios arábicos e islámicos en la Universidad Católica de Milán.
"No pueden tomar alcohol, no pueden comer cerdo y no pueden ir a la playa sin vestir la ropa apropiada. La visión que tiene la mayoría de la gente es que los musulmanes son personas que tienen casi todo prohibido, pero eso es falso", agrega en una entrevista con IPS.
Rassmea dice que está encontrando una nueva identidad, basada en una fe islámica que es más "abierta" y menos radical que la de su padre.
"La verdadera integración requiere un profundo estudio de la cultura receptora y de nuestra propia religión, así como del Corán desde una aproximación histórica con carácter crítico. No debemos ser tan presuntuosos como para pensar que somos los portadores de la verdad. Sólo Dios posee la verdad", enfatiza.
Las primeras reacciones ante la publicación de Yalla Italia sugieren que el diálogo no sólo es necesario entre personas de diferentes culturas.
"Cuando volvía de la mezquita, Rassmea nos dijo que algunos de sus amigos no apreciaban las caricaturas que ella publicaba. Las encontraban irrespetuosas", indica Pillitteri. "Esto confirma la teoría de que a veces hay más dificultades para un entendimiento entre fundamentalistas islámicos y moderados que entre católicos y musulmanes".
Las próximas ediciones de la revista abordarán todos los temas que preocupan a los hijos de los inmigrantes: la brecha generacional con sus padres, el uso del velo, los matrimonios mixtos, el respeto hacia el Ramadán (el sagrado mes de ayuno desde el alba hasta el anochecer), el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el equilibrio entre religión y libertad.
El objetivo de los editores es ofrecer la oportunidad de tratar aspectos de la inmigración que son comúnmente ignorados o difíciles de encontrar en los medios masivos de comunicación italianos. Y se proponen hacerlo ofreciendo un espacio para las voces de quienes están envueltos en esa experiencia.
"En árabe, Yalla es una exhortación a ser dinámico y dejar atrás la situación de víctima", explica Pillitteri.
"A veces, los miembros más adultos de nuestra comunidad nos ven como personas que perdieron el camino", dice Sarah Sabed, otra joven integrante de la redacción. "No tenemos miedo de decir que estamos en contra de la violencia que emana del fundamentalismo. La democracia y la libertad no se contraponen para nada con nuestra religión".