CAMBIO CLIMÁTICO: India se limita a prometer

India dejará una lamentable imagen al exponer su posición sobre asuntos ambientales ante la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos (G-8), que concluirá este viernes en Heiligendamm, Alemania.

India figura quinta en la lista de países que emiten más gases de efecto invernadero, responsables del recalentamiento del planeta y el cambio climático.

Es también una de las economías de crecimiento más acelerado, por lo que recibirá una intensa presión de Estados Unidos y la Unión Europea para que reduzca sus emisiones.

Sin embargo, se negará tozudamente a comprometerse con plazos en ese sentido y se opondrá firmemente a cualquier intento de introducir restricciones de carácter obligatorio.

En un diálogo con la prensa en vísperas del viaje del primer ministro indio Manmohan Singh a la cumbre del G-8, altos funcionarios de su gobierno dejaron claro que se aferrará a su visión de que el Norte industrial es responsable por el cambio climático en razón de su producción industrial.
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Revertir la tendencia es responsabilidad de las naciones ricas, indicaron.

"Se debe tener muy en cuenta que las perspectivas de desarrollo de los países emergentes no se vean limitadas", dijo Singh el martes, Día Mundial del Ambiente.

El primer ministro indio enfatizó el principio de "responsabilidad común pero diferenciada" en la protección del ambiente, en sintonía con las diferentes realidades que existen entre las naciones industrializadas y las emergentes. En resumidas cuentas, lo que India demanda es que los países ricos se hagan cargo del costo de revertir el cambio climático.

"Hace falta más desarrollo, no menos, para que las naciones emergentes se preocupen por preservar el ambiente y proteger el clima", afirmó Singh.

Esto significa que India demandará concesiones especiales del Norte industrial a los países en desarrollo, como transferencias de tecnología libre de patentes para adoptar fuentes de energía no contaminante y asistencia financiera en la transición hacia una menor emisión de gases invernadero.

"Con este enfoque negativo, India no saldrá de la cumbre del G-8 oliendo a jazmines", dijo Himanshu Thakkar, coordinador para el sur de Asia de Represas, Ríos y Personas, organización dedicada a la investigación sobre cambio climático.

"Esto va a comprometer seriamente cualquier intento de la India para asumir un liderazgo mundial", agregó Thakkar, cuya organización analiza especialmente el aporte de grandes represas de la India a las emisiones de metano, un potente gas invernadero.

"Evidentemente, el gobierno de India no está especialmente preocupado por su credibilidad internacional. Al igual que China, adopta una posición nacionalista, estrecha y parroquial respecto del cambio climático", enfatizó.

China se sumó a India en su rechazo a límites obligatorios a las emisiones de gases invernadero.

Hay, sin embargo, una diferencia. Al menos China elaboró una amplia estrategia nacional para afrontar el cambio climático, que incluye un plan de eficiencia energética.

Funcionarios chinos afirman que no aceptarán ningún techo explícito y cuantificado de reducción de emisiones gases invernadero. Pero agregan que eso no significa que no asumirán responsabilidades frente al desafío del cambio climático.

China se comprometió a optimizar antes del final de esta década su eficiencia energética en 20 por ciento, respecto de los niveles de 2005. También prometió elevar la proporción de uso de fuentes renovables, respecto del total de su consumo energético, en 10 por ciento para 2010.

India no adoptó metas voluntarias similares. Además, ha reiterado que considera injusta la posibilidad de establecer límites obligatorios para las emisiones de los países emergentes, que aún procuran reducir la pobreza y modernizar sus economías.

Dentro de dos años, China e India, en conjunto, superarán a Estados Unidos como los mayores emisores de gases invernadero en el mundo.

La estrategia del gobierno indio para eludir las presiones para reducir sus emisiones consiste, básicamente, en recordar que 60 por ciento de los 1.100 millones de habitantes del país viven con menos de dos dólares diarios.

Las autoridades repiten hasta el hartazgo que las emisiones por habitante equivalen a la cuarta parte del promedio mundial.

Pero las emisiones por habitante crecen rápidamente, al igual que el total de gases invernadero enviados a la atmósfera, que se han incrementado casi cuatro veces más que el promedio mundial. Los expertos calculan que crecerán 250 por ciento para 2030.

La excusa del nivel de emisiones por habitante no tiene sentido, porque la sociedad india está muy estratificada.

La mayor parte de la contaminación procede del estilo de vida de los ricos y la clase media, con un astronómico consumo de energía y agua.

"Quienes diseñan las políticas de la India son víctimas de una doble falacia", afirmó Thakkar.

"Primero, asumen erróneamente que el desarrollo implica de manera inevitable un mayor consumo de recursos y por lo tanto mayores emisiones, y esto no es así. Segundo, ellos creen que el desarrollo (en realidad, un crecimiento del producto bruto) es la única forma de reducir la pobreza. Asumen que la teoría del derrame funciona, pero esto demostró ser una ilusión", agregó.

Los funcionarios indios repiten que este país "no es un emisor importante de gases invernadero y que no lo será en el futuro próximo", señaló Thakkar.

Pero India ya es el quinto emisor del planeta y está a punto de sobrepasar a los países que ocupan la tercera y cuarta posición, Japón y Rusia. A la cabeza marcha Estados Unidos seguido por China.

Los ambientalistas creen que India, finalmente, aceptará un techo a sus emisiones de gases invernadero. Pero por un precio.

"Ese precio será una cuota mayor de gases invernadero no emitidos que se pueda vender con una gran ganancia a empresas contaminantes de los países industrializados, que así podrán continuar contaminando sin aumentar el promedio mundial, según lo establecido en el Protocolo de Kyoto", indicó Soumitra Ghosh, un activista de Bengala Occidental de la Sociedad del Noreste para la Preservación de la Naturaleza.

La posición de India en la materia es dudosa, agregó.

"Presionan para que se le acepten tecnologías riesgosas, como la energía nuclear. Además, y más importante, quiere promover plantaciones en las áreas boscosas del país, lo que le permitirá incorporarlas al intercambio de las cuotas de emisiones de carbono con otros países que superan los niveles de emisiones permitidos", señaló Ghosh.

"Esto significa, lisa y llanamente, la venta de los bosques de India a corporaciones occidentales que así evitarán reducir sus emisiones de gases invernadero por el mecanismo de comprar cuotas ficticias de contaminantes no emitidos", agregó.

A pesar de sus promesas verbales de promover fuentes renovables de energía y tecnologías "limpias", el énfasis del programa indio de generación de energía está puesto en la extracción de combustibles fósiles, que hoy aportan 70 por ciento de total de electricidad.

En consecuencia, las emisiones de gases invernadero por cada dólar del producto bruto son en India tres veces más altas que las de Estados Unidos.

A pesar de esto, muchos expertos en India reclaman un "Plan Marshall II", patrocinado por Estados Unidos, para financiar la transición de los países emergentes hacia tecnologías menos contaminantes. El Plan Marshall original fue la base para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

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