Cuando entre en vigor la constitución que moldea la dictadura militar, Birmania será «un país industrializado y democrático donde florecerá la disciplina», según el primer ministro en funciones, Thein Sein.
El jefe de gobierno pronunció esta aspiración al anunciar la reanudación de las sesiones de la Convención Nacional a cargo de elaborar la tercera constitución birmana, cuerpo designado por la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de 1962.
"Los delegados deberán hacer enmiendas, agregados y anulaciones a algunos puntos para asegurarse minuciosamente de que la Constitución no tenga defectos", dijo Thein Sein al realizar su anuncio, según Xinhua, la agencia estatal de noticias de China.
Observadores de la situación de Birmania, uno de los regímenes dictatoriales más cuestionados por la comunidad internacional, se muestran poco sorprendidos de que estas palabras fluyan de labios de una figura prominente de un régimen opresor.
Pero lo que despertó interés es el cambio radical de la política seguida por el Consejo Estatal para la Paz y el Desarrollo —como se autodenomina la junta militar—, pues abre paso antes de lo programado a la fase final de sesiones de la Convención Nacional.
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Esta instancia comenzará el 18 de julio en las afueras de Rangún, meses antes de lo anunciado por la propia junta en marzo, cuando previeron que se iniciaría a fines de este año.
"Es otra señal de pánico. Por eso las fechas para la Convención Nacional se adelantan", dijo Debbie Stothard, de la organización regional de derechos humanos Red Alternativa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en Birmania (Altsean).
La dictadura "teme estar perdiendo apoyo en sus propias filas", agregó Stothard.
También la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), uno de cuyos 10 miembros es Birmania, ejerce creciente presión sobre la junta para que acelere las reformas políticas hacia la democracia.
Los otros nueve miembros del bloque regional son Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
"Birmania necesita darle algo a la Asean, así como China, para protegerse de un mayor aislamiento", opinó Aung Naing Oo, analista birmano exiliado en Tailandia.
"Éste es un modo que encontró el régimen militar de demostrar que se toma en serio la elaboración de la nueva Constitución y las reformas políticas", añadió.
La próxima cumbre de la Asean está prevista para fines del mes próximo en Filipinas, e insistentes versiones auguran que la situación política birmana se incluirá en la agenda.
También China, que no integra la Asean pero de cuya enorme economía depende el avance del boque, podría afrontar intensas campañas de organizaciones de derechos humanos antes de los Juegos Olímpicos 2008 en Beijing, dados sus vínculos cada vez más cercanos con el régimen represivo birmano.
Pero aún se ignora la duración de esta "etapa final" del proceso constituyente, dado que la Convención Nacional fue usada por la junta para perpetuarse en el poder.
"El régimen militar no abandonará este proceso pronto. Es el mecanismo que emplea para proteger a los líderes militares, que siempre dicen que la democratización es un proceso prolongado", dijo a IPS Aung Naing Oo.
Los antecedentes apoyan esa hipótesis.
La junta militar inició el proceso constituyente en 1992, dos años después de negarse a reconocer el resultado de las elecciones parlamentarias de 1990, en las que triunfó por amplio margen la Liga Nacional para la Democracia, principal partido opositor del país.
Fue entonces que la líder de ese partido y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, afrontó el primero de los periodos de arresto domiciliario que ha sufrido en los últimos 17 años.
La Liga Nacional para la Democracia se retiró en 1995 de las negociaciones constitucionales, a las que calificó de "farsa", luego que quedó claro que el proceso tenía el propósito de perpetuar a la junta militar en el poder.
El espacio para un debate libre se redujo luego por una ley que prevé 20 años de prisión para quienes formulen críticas al proyecto de constitución, incluidos los miembros de la Convención que se refieran a ella en el marco de las deliberaciones.
Las sesiones de la Convención Nacional, integrada por 1.000 delegados seleccionados por la junta, se reanudaron en 2004, luego de nueve años de interrupción.
La junta había establecido una "hoja de ruta hacia la democracia" de siete puntos. El primer paso de la misma era la aprobación de la Constitución, aún pendiente.
La última fase de las sesiones se celebró entre el 10 de octubre y el 29 de diciembre de 2006, y su resultado fue plenamente satisfactorio para la junta.
Entre los convencionales figuraban 663 representantes de comunidades étnicas de Birmania, 29 delegados de partidos políticos. También hubo delegados que representaron a "campesinos", "trabajadores" e "intelectuales".
Esa sesión abordó cuestiones como la composición del nuevo parlamento, el papel de las fuerzas armadas, las responsabilidades de los ciudadanos y derechos fundamentales.
La fase que comenzará en julio considerará, entre otros asuntos, elecciones, partidos políticos y el estado de emergencia en vigor.
El actual proyecto de constitución no permite predecir a quién quiere la junta como jefe de gobierno de un país de "democracia donde florezca la disciplina".
"Según la nueva constitución, el presidente debe tener antecedentes militares. Esto vuelve imposible la investidura de una civil como Aung San Suu Kyi", explicó Zaw Min, portavoz del Partido Democrático para una Nueva Sociedad, fundado en los años 90 por estudiantes universitarios.
Se trata de una cláusula que le restará muchos votos al proyecto en caso de que sea sometida a referendo nacional, señaló a IPS.
"El régimen militar teme que haya más votos por 'no', así que el referendo previsto en la 'hoja de ruta' difícilmente sea libre y justo", opinó.