Golpe de Estado en Tailandia, asesinatos extrajudiciales en Filipinas, restricciones a la libertad religiosa en Malasia… Todo indica que las democracias de Asia sudoriental se tambalean.
La ola de "poder popular" (manifestaciones multitudinarias que en los años 80 alentaron la restauración de la democracia en los regímenes autoritarios de la región) tampoco tuvo mucho efecto sobre las dictaduras de Birmania y Laos.
Los países democráticos superan en el mundo a los no democráticos. Pero en Asia sudoriental parecen estar en franco retroceso.
"Queda claro que se trata de democracias frágiles", arguyó el ex viceprimer ministro malasio Anwar Ibrahim la semana pasada en un seminario de la organización Asian Voices, auspiciado por la Fundación Sasakawa para la Paz.
"No podemos restringir nuestra idea de democracia a la ralización de elecciones", enfatizó. "Los comicios son un proceso problemático. Tenemos que considerar la presencia de votantes fantasma, un fenómeno conocido aun en Estados Unidos, por ejemplo en Florida en 2000."
"Tenemos que lidiar con el hecho de que a menudo no hay acceso libre a la prensa y que la justicia está comprometida", explicó Ibrahim, quien fue desalojado del cargo al ser encarcelado por "sodomía", lo cual fue atribuido a sus diferencias con el entonces primer ministro Mahathir Mohammad.
El dirigente malasio cuestionó, en especial, la trayectoria democrática de su país, hoy gobernado por el primer ministro Abdullah Ahmad Badawi y la coalición laica Frente Nacional.
"La situación política mejoró algo desde la época del primer ministro Mahathir", reconoció. "Aunque en este sistema cambian las figuras pero no la justicia ni la prensa. La corrupción empeoró."
"Sí, estamos mejor que otras naciones en desarrollo, pero ¿cómo evaluamos los logros? En comparación con Somalia o Zimbabwe, estamos mejor. Pero a principios de los años 80 nos comparábamos con Singapur, Taiwán o Corea del Sur. Hace tiempo que nos superaron en términos del crecimiento económico unos, y de cambio político otros", añadió.
Quizá el ataque más dramático al sistema democrático de la región fue el golpe militar en Tailandia de septiembre pasado.
Pero tal como lo explicó en el mismo seminario el director del Instituto de Estudios Internacionales y de Seguridad de Bangkok, Thitinan Pongsudhirak, los desafíos para la democracia tailandesa comenzaron antes de 2006.
"Se suponía que la Constitución de 1997 frenaría el sistema de influencias y la política del dinero. Era una Constitución popular", indicó Pongsudhirak.
Esta carta política "promovió la transparencia y la toma de responsabilidades políticas, aumentó la estabilidad y efectividad del gobierno, dio lugar a partidos políticos más grandes y a un sistema más estable y otorgó más autoridad al Poder Ejecutivo", explicó.
"Además creó un sistema electoral de listas según el cual pueden entrar expertos al sistema político, sin participar en la política del dinero", añadió Pongsudhirak.
La nueva Constitución también permitió perseguir a los políticos corruptos. En 2000, la comisión anti-corrupción estatal acusó al entonces futuro primer ministro Thaksin Shinawatra de ocultar su riqueza.
Pero cuando Thaksin asumió el poder en 2001, el juicio por corrupción llegó al Tribunal Constitucional, que lo absolvió por un corto margen.
"Después de eso, la Constitución se desbarrancó. Luego, vino el golpe de Estado y fue abolida", indicó Pongsudhirak. "La Constitución de 1997 iba a llevar a Tailandia a la tierra prometida, pero perdimos una década."
A pesar de las acusaciones de corrupción, Thaksin era y sigue siendo popular en Tailandia.
"Tenía un programa populista. Se volvió una amenaza para el orden establecido. El golpe de Estado restableció la santa trinidad: la alianza entre burocracia, ejército y monarquía", sostuvo Pongsudhirak.
"Thaksin amenazó la santa trinidad. Se ganó el corazón y la mente de la gente en cuatro o cinco años. Y ganaría las elecciones mañana si estuviera en Estados Unidos".
La democracia también parece estar retrocediendo en Filipinas.
Corrupción y escándalo caracterizaron al gobierno de Joseph Estrada, y motivaron en 2001 la segunda oleada de protestas populares.
En los comicios de 2004 "hubo fraude e intimidación a gran escala", señaló José Luis Gascón, activista y abogado filipino.
Gascon reconoció que los filipinos quieren instituciones democráticas y que en 2004 pudieron ver por primera vez cómo un presidente en ejercicio volvía a ser candidato a jefe de Estado. Aun así, la democracia sigue siendo débil.
"A la larga habrá que intervenir para fortalecer a la sociedad civil, proteger los derechos humanos, garantizar la transparencia de los partidos, reforzar la justicia y garantizar su independencia y realizar elecciones libres y justas en 2010, así como lidiar con los casos más significativos de ejecuciones extrajudiciales", sostuvo Gascon.
"Filipinas debe ser un modelo viable en el sudeste asiático, a fin de que los Lee Kuan Yew (primer ministro de Singapur entre 1959 y 1990) y los Mahathir del mundo no digan que la democracia es mala para la región", subrayó.
La falta de democracia en la región no se da sólo a escala nacional, sino también en el bloque que los reúne.
Anwar Ibrahim reservó sus ataques más duros a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), de 10 miembros, por su política hacia la junta militar que gobierna Birmania desde 1962.
La Asean incluye a Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Malasia, Indonesia, Laos, Singapur, Tailandia y Vietnam.
"En el caso de Birmania vimos la total falta de responsabilidad y el fracaso de los gobiernos de la Asean para tomar medidas efectivas y positivas y de ejercer una influencia significativa, salvo por la obsoleta noción de compromiso constructivo", señaló Ibrahim.
"Lo único que existe en Birmania es la construcción a manos de esas naciones, no un compromiso constructivo: proyectos de construcción que aprovechan las convenientes relaciones con la junta militar corrupta ", sostuvo.
¿Qué deben hacer los miembros de la Asean respecto de Birmania?
"No sugiero que los tailandeses y malasios le declaren la guerra. Pero la Asean debe adoptar una posición más dura respecto de que un régimen militar trate a sus ciudadanos como esclavos. Si no fuera por la Unión Europea, veríamos cómo la junta militar encabeza las conferencias del bloque asiático", sostuvo.
"Debemos tener más principios. Si quieres participar en nuestras reuniones, hay ciertas normas que tienes que acepar", concluyó.