El tiempo parece haberse detenido en Alhué. Sus calles de tierra, la tradición agrícola, la historia colonial y el silencioso trajín de sus casi 4.500 habitantes hacen olvidar que se encuentra en la región metropolitana, a poco más de dos horas del centro de la capital chilena.
"Yo siempre digo que esta comuna es igual que una botella: usted entra por un lugar y tiene que salir por donde vino. Eso ha permitido que se mantengan muchas tradiciones", comentó a IPS Yoonitt Sepúlveda, alcalde de esta localidad ubicada a 236 kilómetros al suroeste de Santiago.
El ritmo de Alhué, que en lengua mapuche mapuzungun significa "Lugar de Espíritus", es pausado. "El quehacer del pueblo es a paso de buey", ejemplifica Sepúlveda, quien agrega que la fe católica y la creencia en el diablo de sus habitantes se manifiestan en numerosas costumbres.
"En la Biblioteca Nacional consta que en el tiempo de la colonia española un habitante de Alhué presentó una demanda contra el diablo, que fue enviada España, pero la sentencia nunca llegó", cuenta el edil de esta comuna más rural y alejada y con menos cantidad de habitantes de la región metropolitana.
"La fuerza laboral de Alhué es temporaria: 70 por ciento trabaja en predios agrícolas y 30 por ciento restante en la minería, en el municipio y en los servicios de salud y educación", explicó Sepúlveda. Hace una década, las plantaciones eran de trigo y maíz, mientras que hoy se dividen entre viñedos y árboles frutales.
Un estudio sobre desarrollo humano comunal, publicado el año pasado por el Ministerio de Planificación y Cooperación de Chile y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ubicó a Alhué en el lugar 43 en materia de salud, educación e ingresos entre los 52 municipios que conforman la región metropolitana.
A pesar de sus carencias, en ese territorio se ubica un verdadero tesoro natural, los llamados Altos de Cantillana, una reserva amenazada por las actividades económicas de las propiedades tanto privadas como estatales, entre las que se cuenta la agricultura, la minería, la ganadería y la recolección de leña y tierra de hoja (humus).
Se trata de un macizo montañoso formado por cumbres discontinuas, en cuyas intersecciones se ubican quebradas y valles profundos. La zona es tan rica en flora y fauna, que es considerada el "pulmón" de la región metropolitana, que se caracteriza por sus altos niveles de contaminación atmosférica.
En la zona cordillerana se ubica la mina de oro Florida, que según algunas comunidades es responsable de la contaminación por el polvo proveniente de sus tanques de purificación del mineral, y el embalse de relave de la división El Teniente de la estatal Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que en 2006 se rebalsó y contaminó esteros aledaños.
Gracias a estas particulares características socioeconómicas, culturales y ambientales, Alhué es escenario de diversos proyectos que apuntan al desarrollo sustentable, principalmente en tres direcciones: el reciclaje, el turismo y el fomento productivo.
El municipio y la organización no gubernamental ambientalista Nexo, que más tarde pasó a llamarse Casa de la Paz, rescató en 2003 una antigua casona conocida como Casa Polulo, para difundir como centro cultural, educativo, ambiental y turístico la centenaria historia y tradiciones de la comuna.
Dos años después, Casa de la Paz presentó el proyecto "Alhué Pueblo Sustentable" al Programa Pequeños Subsidios del PNUD, que aportó 25 millones de pesos (casi 50.000 dólares), a los que se sumaron otros 10 millones de pesos (20.000 dólares) provistos por Codelco. La iniciativa se desarrolló entre septiembre de 2005 y diciembre de 2006.
Winco Franz, encargado del proyecto, señaló a IPS que en Alhué se daban las condiciones propicias para este trabajo: es una comuna de escasos recursos rodeada de una enorme biodiversidad, que necesitaba aprender a explotar de mejor manera su patrimonio natural y cultural.
Un equipo de Casa de la Paz prácticamente se instaló en el municipio y, con el apoyo de organismos gubernamentales como la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) y la Corporación Nacional Forestal y privados como minera Florida, llevó a cabo una gran cantidad de actividades.
Recuperaron espacios públicos, mejoraron sedes vecinales, plantaron junto a estudiantes 300 árboles nativos, realizaron tertulias ambientales, iniciaron un programa de radio sobre educación ambiental y le enseñaron a decenas de mujeres a fabricar las llamadas ollas "brujas" de poliestireno expandido (material plástico espumado), especies de termos que permiten economizar energía.
Además, habilitaron la Casa Polulo, donde existe una muestra de árboles nativos, un invernadero, el sector de exhibición de energías renovables y otro de compostaje, donde se produce abono a partir de desechos orgánicos. También se venden los productos de un grupo de cinco artesanas que trabaja con papel reciclado.
En 2006, la municipalidad también presentó un proyecto al gubernamental Servicio de Cooperación Técnica para hacer una planificación estratégica de Casa Polulo, indicó a IPS Juan Ignacio Banda, el profesional a cargo. La iniciativa contempla un importante plan de difusión de Alhué como destino turístico.
En abril recibieron a un grupo de 20 adultos mayores de la acaudalada comuna de Las Condes, ubicada en el sector oriente de Santiago, con muy buenos resultados.
Pese a ello, el alcalde Sepúlveda cree que una de las principales acciones de la Casa de la Paz fue la construcción de un pequeño centro de acopio de desechos y la instalación de contenedores para que los pobladores de una de las juntas de vecinos de la comuna depositaran el plástico, el vidrio y el cartón por separado.
La localidad no cuenta con un vertedero donde dejar los residuos sólidos, por lo que no es reciclado termina en la ribera del estero Alhué. Actualmente, son 80 las familias que separan la basura que generan en sus domicilios. En noviembre de 2006 se realizó la primera venta de materiales y hace poco la segunda.
Eulalia Lizama, presidenta de la junta de vecinos La Vuelta de la Piedra e integrante del comité de gestión del centro de acopio, se emociona al recordar el inicio del proyecto. "Hace mucho tiempo nosotros queríamos reciclar. Por eso dimos gracias a Dios cuando llegó Casa de la Paz. Hemos limpiado nuestras casas y nuestro sector", dijo la mujer a IPS.
Cuenta que el centro de acopio ya no da abasto, porque pobladores de otras juntas de vecinos se entusiasmaron con la idea y comenzaron a ir a depositar los desechos. Por ello exige mayor apoyo de la municipalidad para adquirir los insumos necesarios y mantener saneado el lugar.
No obstante, el alcalde aseguró a IPS que pretenden ampliar esta experiencia a toda la comuna con financiamiento de Minera Florida. "Vamos a consultarle a la gente cuál es la mejor manera de hacerlo. Pero creemos que levantando un centro de acopio en cada localidad el sistema puede financiarse solo", explicó.
También están en conversaciones con el vecino municipio de Melipilla para trasladar a un relleno sanitario la basura que no pueda ser reciclada. "Hace un tiempo atrás, a Alhué no le importaban los temas ambientales. Pero ahora nosotros notamos que la gente se está preocupando de ellos y está defendiendo su entorno", afirmó Sepúlveda, aunque los profesionales de Casa de la Paz y algunos alhuinos indican que a veces cuesta congregar a los vecinos.
Por otra parte, ya hay dos colegios de la comuna certificados ambientalmente por la Conama. "Tienen comidas saludables, huertos y han incorporado actividades ambientales a la malla curricular", explicó el alcalde.
La última iniciativa de desarrollo sustentable que atañe a la comuna —y que aprovechó lo avanzado por Casa de la Paz— es el proyecto "Conservación de la Biodiversidad en los Altos de Cantillana" 2005-2009, financiado por el Fondo para el Medio Mundial de las Naciones Unidas (GEF, por sus siglas en inglés) y el Estado chileno.
Su objetivo principal es establecer un inédito modelo de gestión mixta entre el Estado y los privados para conservar la riqueza natural de la zona, realizando actividades productivas sustentables, donde Codelco, Mina Florida, entre otras empresas, se han comprometido a mejorar sus procesos.
En este marco, la municipalidad de Alhué, que forma parte del comité directivo del proyecto, pretende gestionar permisos con los propietarios del sector para establecer una ruta turística a los Altos de Cantillana que atraiga a más visitantes a la comuna.
Diego Urrejola, consultor del PNUD y coordinador del proyecto, cree que para desarrollar el gran potencial turístico de Alhué es necesario fortalecer la asociación público-privada, incluyendo, por ejemplo, a las viñas de la zona.
"Pero el turismo no es la salvación. Es una alternativa que hay que explotar hasta donde se pueda, pero dentro de una gama de opciones", indicó el profesional, quien subraya la necesidad de fomentar la producción sustentable de pequeños productores agropecuarios.