Cansados de pedir la limpieza de los ríos, vecinos y ambientalistas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, región de los cursos de agua más contaminados de Argentina, crearon una nueva entidad que dará voz a los reclamos de todas las cuencas afectadas.
Bajo el lema "Buenos Aires se abraza por la vida", más de 300 personas pertenecientes a 120 entidades preocupadas por la contaminación del Riachuelo, el río Reconquista y el Río de la Plata unieron sus voces por primera vez el 16 de junio en el Primer Encuentro del Espacio InterCuencas RRR.
La cita fue en el barrio "porteño" de La Boca, a orillas del Riachuelo, el río más contaminado de este país y que marca el límite sur de la capital federal. Durante seis horas, unos 60 oradores se turnaron para presentar propuestas recogidas en el documento final, o Declaración de La Boca.
El caso del Riachuelo —contaminado por efluentes clandestinos de industrias y por aguas servidas sin saneamiento en un área donde viven 3,5 millones de personas— llegó en 2006 a la Corte Suprema de Justicia, que convocó en audiencias públicas al gobierno, las empresas y los residentes para hallar una solución definitiva.
Pero aun con la intervención del máximo tribunal, las acciones para sanear el río se demoran, y los vecinos están escépticos. Mediante una ley nacional se estableció un comité de cuenca con representantes del gobierno nacional, provincial y de la ciudad de Buenos Aires, pero el nuevo grupo nunca se ha reunido.
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El Reconquista pasa por el norte de la capital hasta desembocar en el delta del río Paraná, en la localidad bonaerense de Tigre, y luego en el Río de la Plata. Unas 12.000 fábricas ubicadas en sus márgenes y la falta de cloacas hicieron de este curso de agua el segundo más sucio del país.
"Hay 14 millones de almas en el espacio de estas cuencas, y quisiéramos que todos esos ciudadanos aparezcan en este nuevo espacio para que el poder político ya no pueda ignorar esta realidad", dijo a IPS Alfredo Alberti, de la Asociación de Vecinos de La Boca, y uno de los coordinadores del encuentro.
Jorge Carcavallo, de la Asamblea Delta y Río de la Plata, aseguró que el encuentro superó las expectativas. Muchas de las 300 personas permanecieron de pie durante el debate de horas para escuchar exposiciones de gran calidad. Se propuso efectuar un receso para descansar, pero todos prefirieron seguir adelante, describió.
"Estamos en un nuevo momento ambiental porque el sufrimiento ya es extremo, supera todos los límites, y no queda duda de que la curva de deterioro de estas cuencas tiene que empezar a cambiar", dijo Carcavallo a IPS.
El representante de la Asamblea Delta resaltó que por primera vez centenares de personas trabajaron en forma "armónica y eficiente" para elaborar un conjunto de acciones. Se dividieron en comisiones de trabajo, redactaron un documento final y fijaron fecha para otro encuentro el 22 de julio en Tigre, junto al delta del Paraná.
Los objetivos habían sido instalar el problema de la contaminación de los ríos en la agenda pública para "terminar con el cerco de la indiferencia social y gubernamental". "Construir ciudadanía", empujando a los vecinos a exigir su derecho a vivir en un ambiente sano, y generar una amplia participación social.
Durante las deliberaciones, los asistentes propusieron que el encuentro fuera un "punto de partida" para la formación de un comité de cuenca único con participación ciudadana y poder de decisión.
También acordaron exigir la declaración de emergencia hídrica, sanitaria y ambiental en la provincia y ciudad homónimas, denunciar ante la justicia a los funcionarios involucrados en la política ambiental por "incumplimiento de deberes" y exigir la ejecución de fondos públicos destinados a saneamiento.
"Hay recursos para saneamiento ambiental para este año que al mes de junio se usaron solo en 1,7 por ciento. Eso revela que falta voluntad política para actuar", criticó Carcavallo. El dirigente vecinal puntualizó que las exigencias a los funcionarios son simplemente "que hagan su trabajo".
En las conclusiones, los asistentes coincidieron en reclamar que se considere el "agua como un recurso natural" y el acceso a ella como un "derecho humano". Pidieron mayor educación ambiental, control ciudadano de las obras de agua, cloacas y saneamiento y protección de acuíferos.
Un punto aparte se destinó a rechazar la instalación de la empresa española ENCE, que proyecta fabricar pasta de celulosa sobre la margen uruguaya del Río de La Plata. Ese plan estuvo concebido inicialmente para el río Uruguay, también limítrofe entre los dos países, pero el rechazo de vecinos de Argentina resolvió a la firma a cambiar su emplazamiento.
Los activistas acordaron trabajar bajo el concepto de "unidad en la diversidad", concebir el nuevo espacio como un lugar para acumular e intercambiar conocimientos y experiencias, y nombraron un delegado por cada cuenca para representarlos.