Los trabajadores de los territorios árabes ocupados por Israel han sufrido otro año de drástico descenso de sus niveles de vida y de aumento de la pobreza, del desempleo, de la desintegración social y el desorden político, dijo la OIT en su último informe de situación en esa región.
La cantidad de hogares que viven debajo de la línea de pobreza creció 26 por ciento entre marzo de 2006 y marzo de este año, el lapso examinado por las misiones de alto nivel que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) envió en abril a Israel y a los territorios árabes ocupados.
Desde 1999 hasta 2006, el producto interno bruto (PIB) por habitante de esa zona ocupada se había reducido en 40 por ciento.
Siete de cada 10 hogares, unas 2,4 millones de personas, viven actualmente en la pobreza, precisó este informe, que será examinado en sus sesiones desde este miércoles al 15 de junio por la Conferencia Internacional del Trabajo, la máxima instancia de la OIT.
Sólo una de cada tres personas trabaja y con sus ingresos mantiene a seis. Unas 206.000 se encuentran desempleadas, lo que equivale a 24 por ciento de la fuerza de trabajo.
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Además, dos de cada tres personas no tienen empleo, ya sea porque figuran entre las desempleadas o porque directamente no forman parte de la fuerza laboral.
A la luz de los datos recogidos por la misión de la OIT, el director general de la institución, el chileno Juan Somavía, juzgó que la situación de los pobladores del área es desesperada. La violencia no ha cesado y ha seguido afectando tanto a los civiles palestinos como israelíes, pero con muy diferentes grados de intensidad, sostuvo.
Somavía subrayó que la actividad económica ha disminuido de manera drástica, lo que ha acrecentado la pobreza, el empleo precario y la desocupación. Las empresas encuentran cada vez más dificultades para funcionar a causa del ascenso de los costos logísticos, describió.
Otros rasgos de la situación en la zona muestran que los trabajadores y las familias se enfrentan a una disminución de las oportunidades de empleo y al pago irregular de los salarios.
El director general de la OIT puso énfasis en tres aspectos: que los permisos y los puestos de control marcan la vida diaria, el gobierno palestino tiene que bregar con una fuerte disminución de los recursos y los enfrentamientos entre sectores políticos complican aún más la situación.
Los 40 años de ocupación israelí de la ribera occidental del río Jordán, incluido Jerusalén oriental, la franja de Gaza y las alturas del Golán sirio, no son la única causa del actual deterioro en la región, observó el informe.
También han influido una serie de medidas tomadas tras las elecciones que ocasionaron el cambio de gobierno en Palestina en marzo de 2006, mencionó.
Los comicios legislativos de enero de 2006 habían dado la victoria al Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas), una fuerza más radical en su oposición a Israel y a los gobiernos occidentales que lo apoyan. El partido secular Al Fatah, más moderado, retuvo la jefatura de la Autoridad Nacional Palestina, que conserva desde 1994.
Desde entonces, el embargo financiero impuesto por la comunidad internacional a la Autoridad Nacional Palestina ha tenido efectos devastadores para el pueblo y la economía palestinos, refirió la OIT.
A eso se sumaron la retención por parte de Israel de los ingresos tributarios y aduaneros palestinos, lo cual ocasionó una pérdida de ingresos mensuales estimada en un promedio de 60 millones de dólares, y la suspensión del apoyo presupuestario directo de los donantes occidentales.
En total, esos aspectos determinaron una pérdida de 50 por ciento de los ingresos del gobierno palestino.
Un tercer factor ha sido la imposición de nuevas restricciones rigurosas a la movilidad de las personas y de las mercancías palestinas, que han reducido al mínimo el funcionamiento de la economía de esos territorios.
El acceso a los mercados para los palestinos tanto dentro como fuera de los territorios está estrictamente controlado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Somavía precisó que la causa inmediata de la difícil situación social y económica es el sistema dominante de cierres y controles, incluida la barrera de separación, establecido por la potencia ocupante.
Esta protección está causando al mismo tiempo inseguridad económica y social para la población de esos territorios, advirtió. El director de la OIT reflexionó que una situación de prosperidad y seguridad, por un lado, y de ocupación militar, pobreza e inseguridad, por el otro, es muy peligrosa para ambas partes y no es sostenible.
La OIT estima que la Autoridad Nacional Palestina, los donantes internacionales e Israel deberían tratar de apoyar a los empresarios y trabajadores a fin de consolidar las empresas, incentivar nuevas inversiones y diversificar la economía.
De esa manera se contribuiría a fomentar la seguridad de los palestinos e israelíes, así como a acercarse a una solución negociada y duradera del conflicto, sostuvo.
La reducción y la supresión de los obstáculos a la circulación de las personas y las mercancías en los territorios, entre Gaza y la ribera occidental y con el mundo exterior, pero garantizando a la vez la seguridad en Israel, es la más importante de las medidas que podrían tomarse para hacer retroceder la creciente crisis económica y social de los territorios ocupados, recomienda el documento.
El informe de la OIT alerta que el tejido social de los territorios ocupados está soportando la presión de un alto nivel de desempleo persistente, sobre todo entre los jóvenes, y niveles de pobreza y violencia sin precedentes, incluido el deterioro del imperio de la ley y el orden.
La población palestina, que sigue teniendo un rápido crecimiento de 2,8 por ciento anual, se caracteriza por ser muy joven, pues 46 por ciento de sus 2,4 millones de habitantes tienen menos de 14 años.