Tailandia se encamina hacia tiempos políticos oscuros y convulsionados, tras el fallo judicial que proscribió por cinco años al Thai Rak Thai, el partido más popular de Tailandia, y a todos sus dirigentes, incluido el depuesto primer ministro Thaksin Shinawatra.
Muchas mujeres como Thitirut Hochi y muchos hombres como Wasuwat Datanabodee se concentraron en la mañana de este jueves en la sede del Thai Rak Thai (tailandeses que aman a Tailandia, TRT), con los ojos inundados de lágrimas.
"Los tailandeses estamos infelices con lo que sucede en el país. Estamos ingresando en un periodo muy oscuro. No hay más futuro para nosotros aquí", dijo Thitirut, una trabajadora en el hogar de 52 años.
"No puede haber más desarrollo aquí. El pueblo odia a este gobierno", agregó Wasuwat, de 47 años, director de un pequeño comercio de maquinaria usada, visiblemente enojado con la junta militar que tomó el control del país el 19 de septiembre pasado.
Thitirut y Wasuwat se encontraban entre la pequeña multitud de ciudadanos de Bangkok que se reunieron a la entrada de la sede del partido Thai Rak Thai (TRT) para dar rienda suelta a sus sentimientos.
El estado de ánimo era comprensible. El Tribunal Constitucional había emitido horas antes, cerca de la medianoche del miércoles, un fallo por el cual proscribió por cinco años al TRT y a todos sus líderes, entre ellos el depuesto primer ministro Thaksin Shinawatra.
El Tribunal Constitucional establecido por la junta militar, de nueve miembros, formuló severas críticas a los "delitos políticos" que el TRT había cometido.
"Los delitos del Thai Rak Thai son muy peligrosos para la democracia", dijo uno de los jueces, Krairerk Kasemsant. La lectura del veredicto insumió unas cinco horas.
Otro de los jueces, Vichai Chuenchompoonu, dijo que el TRT y los 111 miembros de su comité ejecutivo eran culpables de tratar de usar las controvertidas elecciones parlamentarias del 2 de abril de 2006 como "medio para lograr el poder totalitario".
Entre las acusaciones figuraron pagos de dos encumbradas figuras del TRT, los ex ministros Thammarak Isarangura y Pongsak Raktapongpaisal, a partidos políticos pequeños y poco conocidos a fin de asegurarse una cantidad mínima de votos requeridos.
El partido fundado por Thaksin, un magnate de las telecomunicaciones, también fue condenado por pagarle a un funcionario adjunto a la Comisión Electoral para que cambiara información de registros del partido.
Más temprano, ese mismo día, el Partido Demócrata, la organización política más antigua del país, fue absuelto de todos los cargos presentados contra él por su actuación en las elecciones de abril de 2006.
Los demócratas y otros partidos opositores boicotearon esos comicios, convocados por el gobierno que entonces hegemonizaba el TRT a raíz de las multitudinarias manifestaciones realizadas contra Thaksin en Bangkok.
Los manifestantes expresaban su indignación por supuestos cargos de nepotismo, corrupción y abuso de poder atribuidos al régimen de Thaksin.
Pero los problemas políticos del país se han profundizado desde el golpe. El líder en funciones del TRT en sustitución del exiliado Thaksin, Chaturon Chaisang, dirigió un mensaje combativo a los partidarios de la junta.
"No logramos justicia. El principal veredicto está sesgado. Esto no es una democracia", dijo a la prensa poco después de llegar a la sede del TRT, en un occidental vecindario de Bangkok.
Ese punto de vista es compartido por algunos analistas, que atribuyen el veredicto a la intención política de "destruir al TRT".
"El fallo demuestra que el Tribunal Constitucional no es independiente de la junta militar", declaró a IPS Giles Ungpakorn, cientista político de la Universidad Chulalongkorn, en Bangkok.
El cuerpo judicial "hace el trabajo que comenzó la junta con el golpe del 19 de septiembre y que había quedado sin terminar", afirmó.
"No veo el veredicto como un fin de la lucha del Thai Rak Thai y de Thaksin por desafiar a la junta", agregó Sunai Phasuk, investigador tailandés de la organización Human Rights Watch. "Tailandia tiene que prepararse para un periodo más largo de incertidumbre."
Eso, según Sunai, sucederá a pesar de que la dirigencia del partido fue privada de sus derechos cívicos. Los 111 miembros del comité ejecutivo del TRT, incluido Thaksin, hoy en Londres, no tendrán derecho al voto, a formar un nuevo partido político o a desarrollar actividad política en los próximos cinco años, explicó Sunai.
"Esto no es nuevo y fue dispuesto en el contexto de las leyes electorales", agregó.
Los pronósticos políticos más sombríos se apoyan en el apoyo sin precedentes que el TRT concitó desde su fundación, hace nueve años.
Entre 14 y 16 millones de votantes dieron el triunfo al TRT en dos elecciones parlamentarias consecutivas, en 2001 y 2005, con mayorías aplastantes, nunca vistas desde que Tailandia se convirtió en una monarquía constitucional en 1932.
La mayor parte del apoyo del TRT tiene sus raíces en las provincias y en los sectores de la población más pobres del nordeste, el norte y partes de las regiones centrales.
El TRT se aseguró la lealtad de sus votantes con varias medidas dispuestas desde el gobierno, favorables a los pobres, en cumplimiento de promesas electorales, como la creación de un programa universal de atención a la salud, la moratoria de deudas y créditos blandos para ciudadanos comunes.
La solidez del vínculo del TRT con sus simpatizantes quedó en evidencia el miércoles, cuando algunos, como Suwit Saengmaneetham, empresario de la provincia nororiental de Sakon Nakhon, permanecieron despiertos aguardando la lectura del veredicto.
"El tribunal debería haber castigado solamente a los pocos que cometieron delitos electorales, no a los dirigentes ni al partido entero", dijo Suwit a IPS telefónicamente. "Fue injusto. Estamos infelices y desilusionados."
Las elecciones de abril de 2006 que condujeron a la prohibición del TRT fueron anuladas en mayo del mismo año.
Ese fallo judicial precipitó la tensión política que precedió al golpe de Estado. Y, desde septiembre, la junta que tomó el poder se esforzó por desmantelar el TRT y su red de apoyo, empezando con una prohibición universal de toda la actividad política en el país.
La junta "no parece comprender la democracia. Disolver partidos no es la respuesta. Tuvo éxito en privar del derecho al voto a los 16 millones que querían al TRT que hoy están enojados y amargados", expresó Giles. ***** +TAILANDIA: Partidos políticos con un pie en la ilegalidad (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=41060) +PERIODISMO-TAILANDIA: Radios comunitarias a viva voz (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=40991) +TAILANDIA: Régimen quiere elecciones pero no protestas (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=40526)
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