En sus últimos ataques aéreos contra objetivos militares y económicos de la capital de Sri Lanka, los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil pusieron de manifiesto capacidad y voluntad de lucha en pos de la independencia.
Pero surgen dudas sobre cómo la incipiente fuerza aérea tamil fue capaz de adquirir aviones y entrenar pilotos en la relativamente pequeña porción de territorio que controlan en el norte y este de esta isla, asolada por la guerra.
La aviación tamil es considerada insignificante. No contaría con más de cinco aviones a hélice Zlin Z-142, de fabricación checa, cuyas partes habrían sido contrabandeadas y luego ensambladas en áreas tamiles.
Pero dadas las medidas de seguridad impuestas en todo el mundo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, el desarrollo de la aviación tamil y sus incursiones constituyen una hazaña que aterra a las agencias de inteligencia.
El desarrollo de los acontecimientos preocupa a los expertos en seguridad de este país y de la vecina India. Esto es lo más cerca que ha estado una organización clandestina de utilizar aviones contra objetivos nacionales tras los atentados de 2001 en Estados Unidos.
Las autoridades aeronáuticas srilankesas se vieron obligadas a suspender las operaciones en el aeropuerto internacional de Colombo tras la última incursión aérea de los Tigres, registrada el 28 de abril. Fue la tercera desde que comenzaron, el 26 de marzo.
Uno de los ataques causaron daños y muertos en una base de la fuerza aérea que comparte una pista de aterrizaje con el aeropuerto internacional.
Otro destruyó un complejo de ingeniería y un depósito de armas en la centro militar de Palaly, área de la septentrional ciudad portuaria de Jaffna, bastión de la etnia tamil.
Habrá nuevas incursiones aéreas, anunciaron los Tigres, que luchan desde hace más de dos décadas por la creación de un estado independiente en el norte y este de la isla para la minoría tamil, que constituye 18 por ciento de los más de 20 millones de habitantes.
El comandante Direckze, ex jefe de la fuerza aérea srilankesa, señaló que para mantener una pequeña cantidad de aviones ligeros, los Tigres deberían contar con un eficiente departamento de ingeniería, otro de capacitación y otro más para la fabricación de dispositivos explosivos.
"La utilización de aviones ligeros supone una nueva dimensión muy peligrosa frente a las actuales hostilidades. Pero no constituyen una fuerza aérea sino más bien una amenaza", dijo a IPS.
Parece haber consenso entre expertos en relaciones exteriores y defensa de la región que la capacidad aérea de los Tigres sólo pudo desarrollarse con ayuda de la gran diáspora tamil de Sri Lanka.
Se sabe que los tamiles, quienes desde mediados de la década del 80 emigran constantemente hacia las naciones occidentales por la persecución local, realizan generosas contribuciones a las arcas insurgentes.
"La euforia que viven los tamiles de todo el mundo se debe, además, al hecho de que los pilotos de los Tigres pertenecen a la diáspora", señaló en marzo el ex funcionario indio B. Raman, experto independiente en cuestiones de seguridad, en la publicación Control del Terrorismo Internacional.
Se trata de una cuestión preocupante para la inteligencia de India y de Sri Lanka. "Incluso los pilotos profesionales de la fuerza aérea nacional necesitan volar con regularidad. No se puede ensamblar o sacar un avión del escondite y volarlo en una misión de combate así no más", añadió.
"¿Dónde realizaron los pilotos sus vuelos de práctica? ¿Cómo la inteligencia de la fuerza aérea de Sri Lanka e India no detectó los vuelos de práctica de los Tigres?", son otras interrogantes que plantea Raman.
Prasun Sengupta, experto en seguridad de Asia sudoriental, contestó a Raman en la misma publicación señalando que los Tigres pudieron adquirir los aparatos en un club sudafricano de aviadores aficionados y pagarlos a través de cuentas bancarias de apoderados en Europa y Sudáfrica.
"Todo lo vinculado con los vuelos, la capacitación y la profesionalización de los pilotos se consiguió en los mismos clubes de Sudáfrica que compraron aviones a la República Checa", según él.
Sengupta concordó en que ese tipo de aparatos siempre puede fletarse en partes y transportarse con facilidad como si fueran piezas de automóviles.
"Hay consenso en que los aviones fueron trasladados por mar, que se utilizaron facturas fraguadas de la carga y que se presentaron declaraciones falsas a la aduana de Colombo con el fin de esconder la naturaleza del envío", explicó.
También es una incógnita cómo hicieron los Tigres para conseguir combustible pues el gobierno cortó el suministro a las zonas bajo su control.
Algunos analistas temen que el combustible haya ingresado por el estrecho de Palk, desde el meridional estado indio de Tamil Nadu, cuyo gobierno simpatizaría con los Tigres.
Pero para otros, los motores pudieron ser transformados para funcionar con diesel, más barato y de mayor disponibilidad que el combustible de avión en Sri Lanka.
Mientras, el experto en terrorismo internacional Rohan Gunaratna acusó desde Singapur al gobierno australiano de permitir que simpatizantes de la insurgencia tamil en su territorio recauden fondos que, según él, sirven para comprar aviones, armas, explosivos y otros equipos en la propia Australia.
Ese analista srilankés arguyó que Australia ignoró la financiación de los Tigres en su territorio "porque estuvo ocupada tratando de detener a extremistas musulmanes".
Gunaratna está al frente de Centro Internacional de Violencia Política e Investigación sobre Terrorismo, de Singapur, dedicado a investigar organizaciones terroristas y sus fuentes de financiación en la región.
"Expertos en inteligencia ahora coinciden en que, como los gobiernos hicieron la vista gorda, hoy los Tigres utilizan aviones ligeros para orquestar ataques en Sri Lanka", sostuvo Gunaratna, según el diario Daily News de este país.
Tras una reunión de emergencia convocada por el gobierno indio la semana pasada por los ataques de los Tigres, la prensa informó que también habría decidido involucrar a la comunidad internacional en la lucha contra el financiamiento de los Tigres, en especial para evitar que sigan consiguiendo aviones, sus partes o combustible.
"Si la audacia de los Tigres no se corta de raíz, la 'picadura del mosquito', que por ahora parece sólo causar irritación, puede transmitir la mortal fiebre del dengue", fue la forma en que Direckze calificó la situación.
Pero para los analistas no es la audacia de los rebeldes tamiles y la actitud de los gobiernos extranjeros a dar vuelta la cara al asunto lo difícil de explicar, sino cómo se las ingeniaron para hacer varias incursiones sobre Colombo, atacar y regresar sanos y salvos a sus desconocidas bases.