SERBIA: Condena al crimen (político) organizado

El proceso judicial más sonado en la historia moderna de Serbia terminó, con la condena a 40 años de prisión al autor intelectual y el autor material del asesinato del primer ministro reformista Zoran Djindjic.

Milorad Ulemek, ex comandante de la conocida Unidad Policial Especial (JSO) durante la presidencia de Slobodan Milosevic (1946-2006), fue hallado culpable el miércoles por un Tribunal Especial para el Crimen Organizado de Belgrado por conspiración para asesinar a Djindjic el 12 de marzo de 2003.

Milosevic gobernó de 1989 a 2000.

El segundo de Ulemek, Zvezdan Jovanovic, quien asesinó al primer ministro de un solo disparo, también fue hallado culpable.

Ambos fueron condenados a 40 años de prisión, el máximo castigo previsto por el sistema de justicia de Serbia, donde la pena de muerte está abolida.

"No fue un simple asesinato. Tuvo motivaciones políticas y su objetivo fue desestabilizar al país", dijo la presidenta del tribunal, Nata Mesarovic, al leer el veredicto.

"Es muy difícil descubrir que uno vive en un país donde el crimen organizado puede asesinar a un primer ministro", añadió.

Djindjic fue víctima de una organización mafiosa, conocida como "Clan Zemun", así llamada por un barrio de la capital. La banda estaba integrada por delincuentes locales, con vínculos estrechos en la policía y la JSO, y operaba sin trabas desde la década del 90.

El primer ministro fue asesinado pocos días antes de una operación policial para detener a los líderes del clan.

Otros miembros de la organización involucrados en el asesinato fueron condenados a entre 30 y 35 años de prisión. Y otro más fue sentenciado sólo a ocho años porque el tribunal dictaminó que había actuado sólo como mensajero.

Algunos de los acusados eran ex miembros de la JSO, unidad clandestina de inteligencia creada por el régimen de Milosevic que operó durante las guerras de Bosnia-Herzegovina y Croacia.

La unidad se hizo conocida por sus atrocidades contra los no serbios, pero la propaganda oficial la describía como un grupo misterioso de "valientes" y "audaces" agentes que defendían los intereses de los serbios croatas y bosnios.

Su comandante, Milorad Ulemek, era conocido con el nombre de guerra "Legija" (Legión) porque se desempeñó en la Legión Extranjera francesa antes de las guerras de los 90. La prensa serbia solía describirlo como un héroe.

Pero tal como lo señaló la jueza Mesarovic en su dictamen de tres horas, el objetivo del Clan Zemun no era heroico, sino el de instalar en el país las tinieblas del pasado.

Su intención era "socavar las reformas propuestas por Djindjic, llevando al poder a los partidarios de Milosevic e interrumpiendo la extradición de sospechosos de crímenes de guerra a los tribunales de La Haya".

Djindjic fue el primer jefe de gobierno no comunista de Serbia desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y encabezó el levantamiento popular que derrocó a Milosevic en 2000.

Fue él quien hizo lugar a la extradición de Milosevic al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en 2001, medida muy cuestionada por los nacionalistas serbios. El ex presidente murió en una prisión de ese tribunal en marzo de 2006.

La memoria, o su falta, de los crímenes de guerra contra la población no serbia es uno de los principales obstáculos para la reconciliación nacional, pues mientras un segmento de la población cree que son un invento de los "enemigos de la nación", otro está a favor de investigar y castigar a los responsables.

Pero en lo que respecto al asesinato de Djindjic, la mayoría de la población quería que se hiciera justicia y se alivió de que los magistrados no cedieran a las duras presiones de la prensa "patriótica" y de los nacionalistas.

"Fue una sentencia esperada, normal y lógica. Todas las pruebas que poseía el tribunal fueron confirmadas, a pesar de los numerosos obstáculos que aparecieron estos años", dijo a IPS la activista de derechos humanos Biljana Kovacevic Vuco.

El juicio comenzó en diciembre de 2003 y tuvo muchos altibajos.

El presidente original del tribunal renunció en septiembre debido a las "presiones" recibidas, y la actual, Nata Mesarovic, recibió mensajes de "patriotas" no identificados que le recomendaban no dictar sentencias duras contra Ulemek y Jovanovic.

Mientras, la hermana de Djindjic habría sido acosada por leales a Ulemek, y dos testigos murieron en circunstancias sospechosas.

En 2005, un ex integrante del Clan Zemun detenido en Grecia y extraditado a Serbia accedió a testificar y reveló muchos secretos del funcionamiento de la organización.

"Se trató de un grupo de personas organizadas, con una rígida división de tareas, una jerarquía, etcétera, que participó en importantes actividades criminales que socavaron la seguridad de nuestro país. La actividad más importante fue el asesinato del primer ministro", señaló la jueza Mesarovic.

Otros miembros del clan son juzgados en procesos separados y acusados de más de 30 asesinatos y operaciones de tráfico de cientos de kilogramos de droga.

El presidente serbio, Boris Tadic, quien encabezó el Partido Demócrata tras la muerte de Djindjic, declaró a la prensa que los fallos representan "un punto de inflexión en el sistema de justicia serbio", que debe insistir en "crear un orden legal sólido como condición previa para el futuro europeo del país".

Serbia espera integrarse a la Unión Europea, pero el proceso se estancó con las reformas previas.

Dragoljub Micunovic, uno de los fundadores de la democracia multipartidaria en este país a principios de la década de los 90, declaró a la Radio B92 que "la sentencia pone punto final a un acontecimiento trágico".

"Nuestra sociedad esperó mucho tiempo para ver el último enfrentamiento con el crimen organizado y veo la satisfacción de la sociedad por eso", añadió.

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