El templo de la Asamblea de Dios de la Familia está lleno de fieles. Entre la luz mortecina que llega de las «favelas» que lo rodean, la de esta iglesia es «clarificadora y salvadora», dice una devota que pide la liberación de su espíritu acosado por problemas cotidianos.
"Mi casa se derrumba", declama la mujer entre contorsiones de su cuerpo y sollozos entrecortados. "Sal, sal, sal espíritu del mal", responde el pastor mientras le toca la frente y dos asistentes del templo la sostienen cuando está a punto de desmayarse.
Esta iglesia, fundada por el pastor Edinaldo Silva, se destaca por la masiva concurrencia de empleadas domésticas, conductores de vehículos de transporte, obreros, pintores, albañiles y trabajadores desempleados, un grupo social que el teólogo brasileño Leonardo Boff ubica como "la clase marginal explotada de las periferias de las ciudades".
Esa marginalidad es una de las principales razones, según el teólogo, de la paulatina pérdida de fieles católicos en los últimos 10 años en Brasil.
"Pero yo diría que la principal culpable es la propia Iglesia Católica, por no acercarse a las clases más abandonadas", enfatizó ante IPS de modo crítico.
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"Las comunidades de base (católicas) actúan en los medios más populares (del interior del país), pero cuando esas personas emigran a las grandes ciudades se sienten solas y abandonadas y, como estas iglesias les prometen prosperidad y felicidad inmediata, la adhesión es muy rápida", explicó.
El templo del pastor Edinaldo es uno de los 32 centros religiosos de la llamada corriente neopentecostal que se disputan fieles en apenas cuatro kilómetros de Nueva Metrópolis, un barrio paupérrimo, favela como se les llama en Brasil, de la periferia del municipio de Duque de Caxias, al norte de Río de Janeiro.
Se trata de una fiel representación geográfica del vertiginoso crecimiento de las iglesias evangélicas, especialmente las pentecostales y neopentecostales, en el país que recibirá desde este miércoles al papa Benedicto XVI, en su primera visita a América Latina como jefe de la grey católica.
Aunque todavía Brasil es considerado el país con mayor cantidad de católicos del planeta, al sumar casi 74 por ciento de sus 188 millones de habitantes según el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), los evangélicos representan actualmente 23 por ciento de esta población.
Un crecimiento que el especialista en religiones neopentecostales Ronald Apolinario, de la Universidad Estadual de Río de Janeiro, atribuye a la facilidad de adaptación litúrgica de este tipo de cultos, "que aceptan que el don del Espíritu Santo puede manifestarse por ejemplo a través de la cura, del exorcismo y de la expresión de lenguas extrañas".
La mayoría de los fieles que se acercan cotidianamente al templo del pastor Edinaldo eran originariamente católicos.
"Aunque los católicos ahora tienen este movimiento carismático (que también pone énfasis en lo que considera dones milagrosos) y que es muy bueno, todavía dejan en las personas aquel vacío", señaló a IPS.
¿Encantamiento? ¿Necesidad de apoyo material? Luiz Alberto Gomes, sociólogo y director del Programa de Ciencia y Religión de la Facultad Candido Mendes, atribuye el éxodo de la Iglesia Católica a la "enorme necesidad de reencontrar su identidad perdida" del inmigrante del campo en la gran ciudad, donde perdió sus raíces.
"Tu vas a una iglesia católica un domingo y es una misa anónima. No sabes quién está a tu derecha y a tu izquierda. Apenas hay un momento en que todos se abrazan, pero que todavía es una cosa puramente formal", explicó a IPS el sociólogo.
En cambio, "al igual que en las comunidades de base del campo de las pastorales sociales católicas, donde la gente se conoce, los religiosos en las iglesias neopentecostales reciben en la puerta a las personas que llegan por primera vez y les preguntan por su nombre y sobre su vida. Se interesan personalmente por su historia", agregó.
Apolinario, en cambio, atribuye la atracción que ejercen estas iglesias evangélicas a lo que llama "encantamiento".
"En estas iglesias hay, entre comillas, un reencantamiento, un retorno de lo fantástico, el retorno de lo emocional, de lo inexplicable. Esto es lo que llamo el ethos pentecostal, fundamentalmente en todo lo que tiene que ver con exorcismo y manifestación de lenguas extrañas", indicó.
Una fuerza de la manifestación espiritual a la que el pastor adjudica otro fenómeno que vino de la mano del crecimiento de las iglesias evangélicas de este tipo.
Mientras que los católicos que van a misa semanalmente representan apenas 22 por ciento del total de personas que declaran seguidoras de esa religión, según una investigación del Centro de Estudios Religiosos, 68 por ciento de los miembros de las neopentecostales frecuentan sus templos por lo menos una vez en el mismo lapso.
"Lo que busca la gente que viene a mi iglesia es fervor, una manifestación espiritual más fuerte. El pueblo queda muy impactado con acciones fuertes y estas cosas dentro del pentecontalismo se encuentran", sostuvo ante IPS el pastor Edinaldo.
La liturgia, que comienza con cánticos y loas a Dios, en la Iglesia de la Asamblea de Dios de la Familia alcanza su momento culminante en el exorcismo. Una mujer engrosa su voz con "la manifestación del Demonio", que, según explica después, se apoderó de su cuerpo.
"Esta Iglesia me hace entender el mensaje de Dios, porque habla como yo", comentó a IPS al finalizar la ceremonia Neide Aparecida.
"Lo que tememos es que, al contrario, Benedicto XVI venga a hacer advertencias a la teología, por considerarla muy politizada, muy comprometida con los procesos políticos sociales", advirtió Boff, una de las más destacadas personalidades de la Teología de Liberación, la corriente izquierdista de la Iglesia Católica que impulsa el trabajo preferencial con los pobres.
Esa postura podría consolidar la pérdida de fieles católicos en el país, según Boff, quien abandonó el sacerdocio en 1991 tras sufrir sanciones y restricciones a sus ideas teológicas y ser condenado al silencio por el actual Papa cuando encabezaba como cardenal Joseph Ratzinger la Congregación para la Doctrina de la Fe, cargo que ejerció desde 1981.
"Su preocupación es mantener una Iglesia institucional fuerte. En el fondo, el Vaticano quiere una Iglesia Católica de América Latina dependiente de Europa, que no haga un camino propio, de asumir las culturas y su mensaje de sincretismo", lamentó.