El testimonio de Nicolás Hermoza, quien fue jefe del ejército y del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Perú entre 1991 y 1998, acerca cada vez más al ex presidente Alberto Fujimori a la extradición desde Chile a su país por delitos de lesa humanidad.
El general retirado Hermoza cuestiona en su declaración ante la justicia la alegada ignorancia de Fujimori sobre las actividades del grupo paramilitar Colina, planteada por su defensa ante las autoridades judiciales chilenas para rechazar el pedido de extradición.
Fujimori, presidente de Perú de 1990 a 2000, estaba perfectamente enterado de los crímenes extrajudiciales del Colina e, incluso, sabía que los jefes de ese escuadrón de la muerte eran oficiales a los que había felicitado y ascendido de grado por su contribución en la lucha contra la insurgencia izquierdista mediante "operaciones especiales", según la versión del ex jefe militar.
"La presentación de Hermoza, uno de los hombres más poderosos del gobierno de Fujimori, es una pieza fundamental que ha presentado el Estado peruano para acreditar la responsabilidad del ex presidente y sustentar su extradición", señaló a IPS el procurador ad hoc del caso, Carlos Alberto Briceño.
"Es un testimonio consignado en el cuaderno de extradición", apuntó. Hermoza, alojado en una prisión limeña acusado de enriquecimiento ilícito, afirmó ante el juez supremo José Luis Lecaros que Vladimiro Montesinos, entonces asesor de inteligencia del gobierno, le informó que Fujimori estaba al corriente del asesinato de un profesor y de nueve estudiantes de la Universidad La Cantuta, perpetrados el 18 de julio de 1992 por el grupo Colina.
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Esa matanza se produjo tres meses después del autogolpe de Estado encabezado por Fujimori, con la participación protagónica del general Hermoza y de Montesinos.
"Inmediatamente después de lo sucedido en la Universidad La Cantuta, Montesinos me informó que efectivos del ejército habían realizado una operación especial cuyo resultado había excedido las órdenes recibidas", relató Hermoza.
"Montesinos me indicó expresamente que el presidente Fujimori ya tenía conocimiento de los hechos", añadió el ex jefe militar ante la justicia, según lo indicado en el documento al que tuvo acceso IPS.
La declaración de Hermoza ante Lecaros fue realizada en septiembre de 2001, pero su contenido había sido mantenido en reserva para fortalecer un pedido de extradición de Fujimori.
El ex mandatario peruano quedó preso a fines de 2005 en Chile, a donde había llegado tras haber residido por cinco años en Japón a resguardo de la justicia de su país gracias a su doble nacionalidad.
Ahora, ya en libertad vigilada, aguarda que la Corte Suprema de Justicia chilena resuelva sobre el pedido de extradición peruano bajo cargos de crímenes de lesa humanidad, enriquecimiento ilícito y espionaje telefónico durante su gobierno, del que fue destituido por el parlamento en 2000 cuando estaba de paso en Japón.
A partir del golpe cívico-militar del cinco de abril de 1992, cuando Fujimori disuelve el parlamento, Hermoza y Montesinos se convirtieron en los hombres con más poder dentro del régimen.
Incluso Hermoza afirmó que cuando habló con Montesinos, éste identificó a dos de los jefes del grupo paramilitar que intervino en la masacre de La Cantuta.
"Cuando Montesinos me informó de tales hechos mencionó que los autores fueron (Santiago) Martin Rivas, (Carlos) Pichilingüe (Guevara) y otros", narró.
Precisamente, Martin Rivas y Pichilingüe Guevara son dos de los oficiales que aparecen en un memorando fechado el 30 de julio de 1991, rubricado por Fujimori.
En el documento, el ex presidente los felicita a estos dos capitanes entonces miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), por su participación en "operaciones especiales contrasubversivas" y recomienda al Ministerio de Defensa que los ascienda al grado de mayor, pedido que se cumplió.
Poco después del memorando de Fujimori, el 3 de noviembre de 1991, Martin Rivas y Pichilingüe Guevara participaron en la matanza de 15 supuestos miembros del grupo guerrillero maoísta Sendero Luminoso en la zona de Barrios Altos, en el centro de Lima.
Al mes siguiente, el ejército ascendió de grado a los dos oficiales de inteligencia.
El régimen de Fujimori no dijo nada de las dos matanzas cometidas por el grupo Colina ni tampoco se inició investigación para enjuiciar y castigar a los responsables. Los casos se conocieron posteriormente gracias a las publicaciones periodísticas.
Hermoza le dice al juez que, "basado en mi experiencia como militar y como presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas", era imposible que "un grupo de dicha magnitud pudiera actuar sin conocimiento del presidente de la República". Como informó IPS, la defensa de Fujimori ante la justicia chilena atribuyó a miembros del ejército la responsabilidad de los asesinatos de Barrios Altos y de La Cantuta, además de asegurar que habían actuado por decisión propia y sin la autorización del jefe de Estado, quien desconocía los hechos.
También los abogados afirmaron que Fujimori, cuando asumió en 1990 el gobierno elegido democráticamente no estaba al tanto de la naturaleza de las operaciones de inteligencia, porque era una persona que provenía del mundo académico.
Sin embargo, el testimonio de Hermoza desdice esa versión. Fujimori estaba compenetrado con el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), cuyo jefe de facto era Montesinos, su asesor personal.
Es más, el gobierno se ejercía desde las propias instalaciones del SIN.
"Estoy convencido de que Fujimori trataba esos temas (las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta) con la alta dirección del SIN, ya que Fujimori pernoctaba en su sede, por lo tanto estaba íntimamente vinculado con las actividades de dicho organismo ( )", detalló el ex jefe de las Fuerzas Armadas. El procurador Briceño entiende que "la declaración de Hermoza es una prueba sólida contra Fujimori".
"Hermoza era parte de la estructura del poder y, en consecuencia, conocía perfectamente lo que pasaba adentro, y por supuesto, su manifestación echa por tierra la argumentación de la defensa de Fujimori", comentó. Lo indicado por su defensa "es una gran mentira", apuntó.
El militar llegó a decir, refiriéndose al grupo Colina, que, "a pesar de tener conocimiento de que personal de inteligencia (militar) estaba cometiendo actos que violaban los derechos humanos, no traté con el presidente ese tema ya que dicha persona nunca tomó la iniciativa de hacerlo".
"Considero que fue una omisión de mi parte, aunque aclaro que para él (Fujimori), cuando hablaba del trabajo de inteligencia, se refería sólo a la parte positiva de dicho trabajo". Es decir, le interesaba más el resultado, no el costo, señaló a IPS Briceño.
También el procurador encargado de la extradición del ex mandatario, Omar Chehade, sostuvo ante IPS que en su viaje semanas atrás a Santiago de Chile acreditó "in situ que las evidencias de la responsabilidad penal del extraditable son tan claras y contundentes que éste se encontraría cada vez más cerca de Lima". "Y no lo digo como un exceso de triunfalismo", aclaró.
"Entre las evidencias, una de las más decisivas es la virtual acusación del general Hermoza contra Fujimori", adelantó.
"Además, contamos con el memorando de felicitación de Fujimori a los asesinos del grupo paramilitar y con las declaraciones de algunos integrantes de Colina" señalando directamente hacia el ex mandatario", agregó.