Representantes del gobierno de Ecuador propusieron en la ONU prohibir la explotación de las enormes reservas petroleras de su Amazonia para salvar su riquísima biodiversidad, a cambio de una compensación financiera.
Debajo de la Amazonia, una de las selvas tropicales más megadiversas del mundo, se esconden más de 900 millones de barriles de crudo, según expertos.
"En caso de que el mundo esté sinceramente interesado en salvar el planeta, el gobierno decidió vender el petróleo, pero manteniéndolo bajo la tierra", dijo la representante ecuatoriana Lourdes Tiban.
La funcionaria indicó esta semana, en la sexta reunión anual del Foro Permanente sobre Asuntos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, que Ecuador necesitará asistencia financiera a cambio de la decisión de no explotar el petróleo.
El gobierno de Rafael Correa esperará hasta un año para determinar si hubo una respuesta adecuada, agregó Tiban.
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"Llamo a las agencias de la ONU, a los países miembros y a las organizaciones no gubernamentales a considerar nuestra propuesta", dijo.
Este llamado se registra dos meses después de que el Ministerio de Energía ecuatoriano anunció que estaba dispuesto a dejar el petróleo amazónico sin extraer porque no deseaba dañar un área de "extraordinaria biodiversidad".
Pero funcionarios del Ministerio advirtieron que sólo podrían implementar tal decisión si los donantes mundiales aportaban "al menos la mitad de los recursos" que Ecuador perdería por no explotar ese crudo.
"La comunidad internacional deben compensarnos por el inmenso sacrificio que un país pobre como el nuestro podría verse obligado a hacer", dijo el presidente Correa en un mensaje emitido por radio.
El mandatario calculó la compensación en alrededor de 350 millones de dólares anuales. "Ecuador no pide caridad, pero sí pide que la comunidad internacional comparta el sacrificio", agregó.
El gobierno izquierdista de Correa advirtió que los ingresos de petróleo son vitales para el desarrollo social, pues más de la mitad de los 13 millones de habitantes del país sobreviven en una abyecta pobreza.
Ecuador tiene una deuda externa de 15.000 millones de dólares, incluidos créditos a entidades multilaterales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Aunque se manifestaron complacidos con la posición del gobierno, dirigentes de las comunidades indígenas del Parque Nacional Yanusani en la Amazonia ecuatoriana dijeron no estar convencidos en el cumplimiento de la promesa.
"Queremos que destituyan a Carlos", dijo Moi Enomenga, líder de los indígenas waorani, en referencia a Carlos Pareja Yanuzeli, director de la compañía estatal Petroecuador. "Están destruyendo nuestras tierras. No queremos ninguna empresa petrolera en el área."
Pareja Yanuzeli es percibido entre las comunidades nativas ecuatorianas como un firme defensor de las compañías petroleras.
Según los líderes indígenas, algunas de esas firmas, como la española Repsol y la brasileña Petrobras, ya operan en el área.
Las reservas petroleras se ubican en el territorio indígena conocido como Ishapingo-Tiputini-Tambococha (ITT), dentro del Parque Nacional Yasuni, reserva de biosfera así declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Según la Unión para la Conservación Mundial, el Parque Nacional Yasuni alberga 25 especies de animales en riesgo de extinción, entre ellos el tapir, el mayor mamífero americano, y 10 especies de mono. La selva es también rica en aves y flora.
El pueblo waorani, que vive aislado voluntariamente en la zona ITT, es célebre por el uso de larguísimas lanzas. Su vida depende por completo de la supervivencia de la selva.
Defensores de los derechos indígenas en la comunidad científica internacional consideran que el llamado de Correa constituye una oportunidad sin precedentes para trabajar con un gobierno progresista en la salvaguarda de uno de los mayores ecosistemas del planeta.
"Lo que se requiere urgentemente son propuestas viables de la comunidad internacional a Correa", dijo a IPS el científico y ambientalista Matt Finer, de la organización Save America's Forests.
Mark Christian, del programa de Desarrollo Sustentable y Conservación de la Universidad de Maryland, calificó la propuesta de "oportunidad clave" para que el mundo proteja "la asombrosa biodiversidad" del Parque Nacional Yasuni.
La Convención sobre Diversidad Biológica de la ONU, firmada o ratificada por 190 países, impone una significativa reducción de la amenaza que se cierne sobre las especies de flora y fauna para 2010.
Este tratado internacional reconoce los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas sobre varias especies vegetales y animales como vital para salvar la biodiversidad planetaria.
Algunas figuras de la sociedad civil connotadas por su defensa de los pueblos nativos consideran positivas propuestas como la de Correa, aunque advierten sobre el peligro de que se le ponga precio en dinero al derecho de los indígenas a la existencia.
"Llamemos las cosas por su nombre", dijo Brian Keane, director la organización de apoyo a los derechos indígenas Tierra es Vida. "El dinero es dinero, el petróleo es petróleo, la sangre es sangre, el genocidio es genocidio."