Las jóvenes repúblicas ex soviéticas de Asia central que lucharon por su independencia ahora negocian una integración como estrategia para afrontar las dificultades económicas.
El primer promotor de una Unión de Asia Central fue el presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbaev. Los primeros pasos reales hacia su concreción tienen lugar ahora, pero el asunto se debate desde hace seis años.
El 26 de abril, los presidentes de Kazajstán y Kirguizstán firmaron un acuerdo para crear el Consejo Supremo Internacional entre ambos países. El acontecimiento histórico ocurrió en una visita oficial del presidente kazajo a la capital kirguís, Bishkek.
Políticos de ambos países consideran que es un primer paso hacia la creación de la Unión de Asia Central, que incluiría al menos a cinco ex repúblicas soviéticas: Kazajstán, Kirguizstán, Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán.
Esos países comparten la religión, la cultura y la lengua. Sus principales grupos étnicos, kirguises, kazajos, tayikos y uzbecos, son musulmanes. Además, tienen fronteras y una historia comunes.
Pero todas esas coincidencias no impiden que el camino hacia la unificación esté empedrado.
Uzbekistán constituye el principal problema.
El presidente de ese país, Islam Karimov, encabeza un gobierno muy autoritario, y el acercamiento a los otros más liberales pondría en riesgo su poder. Tashkent logró mantener las fábricas funcionando tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, pero 90 por ciento de sus 27 millones de habitantes son pobres.
Nadie hubiera considerado una unificación con Turkmenistán bajo el régimen de Saparmurat Niyazov (1940-2006), que controló el poder en ese país desde 1985 y fue su presidente desde la independencia en 1991 hasta su muerte, el año pasado. El actual presidente, Kurbanguly Berdymukhamedov, sigue sus pasos y 20 millones de personas viven en un sistema totalitario.
En la década de los 90, Tayikistán sufrió una guerra civil, y en la actualidad la mayor parte de su población de cinco millones de personas es analfabeta y vive según viejas costumbres y tradiciones.
Ese país depende de organizaciones donantes y se unió a la Iniciativa de Alivio de Deuda Multilateral, que permite la cancelación de las obligaciones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La riqueza en recursos naturales y petróleo hizo de Kazajstán, un país de 20 millones de habitantes, uno de los líderes de la región tras el fin de la era soviética.
Mientras, Kirguizstán, alguna vez considerada una isla democrática en la región, no pudo evitar el incruento golpe de Estado del 24 de marzo de 2005 que terminó con el régimen y exigió reformas. En la actualidad, las manifestaciones son moneda corriente en este país de 5,2 millones de habitantes.
La unificación de estas dos naciones política y económicamente disímiles es objeto de controversias.
La sociedad civil kirguís está a favor de una unión con Kazajstán, pero cada vez hay más gente que teme que el país se convierta en una "provincia" del vecino más poderoso y próspero.
Kirguizstán vive una crisis política y económica, tiene más de 2.000 millones de dólares de deuda y el año pasado fue incluido en la lista de los países pobres altamente endeudados por los organismos multilaterales de crédito.
"Habrá cierta dependencia económica, pero no nos convertiríamos en una provincia kazaja. Más vale eso que vivir en este caos", dijo en entrevista con IPS el legislador Murat Juraev.
De todas maneras, él considera que su país ya tiene una situación de dependencia.
El subsecretario de Relaciones Exteriores kirguís, Askat Beshimov, cree que se deben crear mecanismos específicos para el funcionamiento de la unión.
"La fundación de un Soviet Supremo de Kirguizstán y Kazajstán sería un fuerte incentivo para la creación de la Unión de Asia Central y dependerá de la voluntad de los presidentes y de la población", declaró Beshimov a la prensa.
"Kirguizstán sobresale en la región por sus principios democráticos. Existe una verdadera estabilidad en el país, a pesar de las protestas masivas", dijo a la prensa el politólogo Zainidin Kyrmanov.
Respecto de la visita de Nazarbaev a Kirguizstán, Kyrmanov señaló que el presidente kazajo nunca fue un político democrático.
Nazarbaev visitó Kirguizstán tras manifestaciones masivas organizadas por la oposición kirguís entre el 11 y el 19 de abril.
Los manifestantes pedían la renuncia del presidente alegando que Kyrmanbek Bakiev, quien llegó al poder gracias a una revolución popular, no cumplió con sus promesas de campaña ni impulsó las reformas esperadas.
El presidente kazajo expuso a la prensa de Kirguizstán sus ideas sobre la democracia: "Sólo puede existir democracia donde hay estabilidad política y prosperidad económica. Debe construirse paso a paso. No puede surgir en un día".
El sector empresario está muy disconforme por la inestabilidad política. El gobierno trata de atraer inversión extranjera mientras los inversionistas abandonan el país.
Nazarbaev señaló que su país invirtió 19.000 millones de dólares en Georgia. "Si Kirguizstán tuviera estabilidad, la mitad de esa cifra se habría invertido en este país. El requisito más importante de los inversionistas extranjeros es paz y leyes que protejan sus derechos", afirmó.
En los últimos cinco años, Kazajstán invirtió 400 millones de dólares en Kirguizstán y es considerado su principal inversor.
Treinta y tres por ciento de los valores de los bancos de Kirguizstán pertenecen a kazajos y de las 2.000 empresas que funcionan en este país, unas 500 son propiedad de empresarios de ese país.
La unificación interesa a ambos desde el punto de vista económico.
Los políticos tienen claro que la unificación económica conducirá a la política, pero las autoridades kirguises no tienen apuro en discutir el asunto.
"No veo ningún problema en la unión con otro país. La unificación con Kazajstán será un buen acelerador para nuestro desarrollo económico", sostuvo Juraev.
"La unión de nuestras repúblicas no afectará la soberanía de nuestros países", dijo a IPS Umurzak Uzbekov, embajador de Kazajstán en este país. "Los principales objetivos de la unificación de los países de Asia central son formar un espacio económico común, una unión aduanera y tener una moneda única", añadió.
A principios de este año, se fundó el Movimiento Público Internacional con el fin de materializar una "unión euroasiática". Su asamblea constituyente tendrá lugar en Moscú el 6 de junio. El partido de la Comunidad de este país llamó a la sociedad civil y al gobierno a respaldar la unificación.
"Llegó la hora de crear una unión de cinco repúblicas, incluida Rusia, Tayikistán, Kirguizstán, Kazajstán y Belarús. Eso ayudará a fortalecer las fronteras, crear un espacio de unidad económica, reforzar la economía y usar de manera efectiva las vías de comunicación", dijo a IPS el presidente del partido, Arkadiy Gladilov.
Ese partido considera que el proceso de unificación debe ser conducido por Rusia y Kazajstán y pide al parlamento de este país que tome la iniciativa y se vincule con sus pares de las otras repúblicas para sentar las bases legislativas de la unión.
"Estoy a favor de una Unión de Asia Central. Hoy tenemos la de Kazajstán y Kirguizstán. Si nuestros vecinos están listos para iniciar el proceso, pueden acercarse e integrarse al bloque", señaló el presidente Bakiev.